Por Fátima Dos Santos
Según información no oficial
divulgada esta primera semana de enero de 2016, la inflación en 2015 puede
haber estado alrededor de 270% en Venezuela. (La última cifra de inflación
publicada por el Banco Central de Venezuela corresponde a septiembre de
2015, luego de más de un año sin publicar y según una reciente modificación
de la Ley del BCV, la publicación de indicadores económicos como éste ya no es
obligatoria). Aunque es difícil de pronosticar, expertos en economía vaticinan
una inflación de entre 500% y 800% para el año 2016.
Con el último aumento salarial
de octubre de 2015, el salario mínimo se ubica en Bs. 9.649, más un bono
alimentación mensual de Bs. 6.750, lo cual suma 16.399 Bs. La opacidad de
la cifras oficiales hace difícil saber qué tan alto es el costo de la vida en
Venezuela, pero el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación
Venezolana de Maestros lo ubica en 121.853,63 Bs para diciembre de 2015. El
Cendas ha señalado que se requieren 12,6 salarios mínimos para sustentar la
vida de una familia de 5 miembros (ver goo.gl/lJFn5v ).
Según un artículo publicado en El Mundo Economía y Negocios en 2013, que cita
como fuente al BCV (goo.gl/GgPeyK) un
72,14% de los empleados formales ganan hasta dos salarios mínimos. Con un
promedio de dos trabajadores por hogar, el ingreso total del hogar es una
tercera parte de lo necesario para cubrir el costo de la vida.
Sin duda, las familias más
afectadas son las de menos poder adquisitivo, pero sería erróneo pensar que un
mayor ingreso nos permite ser inmunes a la crisis. Si usted tiene un sueldo
relativamente alto y aun así se siente afectado, puede que le interese saber
cómo manejan esta situación otras familias de clase media.
Justamente, en los últimos
días de noviembre de 2015 realizamos una encuesta entre 115 personas de clase
media para explorar qué recursos materiales y emocionales utilizan para
enfrentar la crisis económica. A continuación, algunos de los resultados.
Impacto de la crisis
El promedio de ingreso
familiar de esta muestra se ubicó en 43.583 Bs (sin contar ticket
alimentación), lo cual es más de cuatro salarios mínimos. A pesar de ello, 97%
de los entrevistados considera que la situación económica actual es “mala” o
“muy mala”, 83% indica que su estilo de vida ha cambiado “mucho” o “bastante”
en los últimos dos años y 85% indica que su situación económica ha empeorado
“algo” o “mucho” respecto a hace un año.
76% señaló que la escasez es
un problema que le afecta personalmente, y 74% se ve afectado por la inflación. 100%
considera que la crisis ha afectado “bastante” o “mucho” su tranquilidad
mental. 97% ha visto afectado su tiempo libre, 92% su dinámica familiar, 91% su
desempeño laboral y 76% su vida de pareja.
Conclusión: La crisis
económica afecta a la clase media, tanto por la escasez como por la inflación,
y los impacta a nivel personal, de pareja y familiar.
Conductas para enfrentar la
crisis
Las estrategias fundamentales
de la clase media para conseguir los productos son visitar varios lugares
(79%), intercambiar productos (77%), sustituir productos (76%) y que todos los
familiares busquen insumos (76%). Hacer colas (64%) es relativamente menor. 34%
dice comprarle a bachaqueros, y 16% indica que revende productos.
Completar un mercado tomaba un
promedio de 8,45 horas hace dos años, mientras que ahora tarda 17,4 horas en
promedio.
Para resolver la inflación y
rendir el dinero, 85% consumen los productos con menor frecuencia, 69% se ha
cambiado a alternativas más económicas y 58% busca lugares más baratos, especialmente
mercados callejeros (54%) o mercados municipales (38%). 18% ha comenzado a
comprar en PDVAL y 22% en Mercal.
Si se trata de aumentar los
ingresos, 60% tiene empleos eventuales o mata tigres, 28% ha tenido que
conseguir un segundo empleo y 26% ha exigido un aumento de salario. Es grave
que 36% dice que ha tenido que vender bienes. Apenas un 16% reporta que no ha
hecho nada.
Conclusión: Enfrentarse a
la escasez consume mucho tiempo, energía y recursos, y la clase media echa mano
a una variedad de estrategias. Para enfrentar la inflación se consume menos, se
sustituyen productos o se busca en lugares más baratos. Para producir más
ingresos lo más común es matar tigres o conseguir un segundo empleo, pero no se
descarta tener que vender parte del patrimonio.
Cambios en el consumo
Se han sacrificado algunos
rubros de productos alimentarios: 82% de los encuestados han disminuido o
eliminado el consumo de enlatados, 85% ha reducido o eliminado la charcutería,
73% los granos y 57% la carne.
En cuanto a otras categorías
de productos, las más afectadas son electrodoméstico (73% ha eliminado la
compra de estos productos), computadoras y equipos electrónicos (69%),
celulares y tablets (69%). También han reducido o eliminado la compra de
productos básicos como zapatos y carteras (95% reducido + eliminado) y ropa
(94%). Un 36% ha sacrificado los seguros de vehículos y un 32% de los
entrevistados ha reducido o eliminado sus seguros personales. En
contraposición, un 72% ha mantenido su paquete de TV por cable.
74% dejó de dar regalos, 73%
dejó de comer fuera de casa en el día a día, 70% ya no sale de vacaciones, 67%
ha dejado de ir al cine y 66% ya no come fuera para celebrar eventos
especiales.
En el hogar hay reservas
considerables de productos básicos: en promedio, están cubiertas 3,7 semanas de
productos regulados de la cesta básica; 3,9 semanas de productos no perecederos
no regulados; 4,5 semanas de productos de cuidado para el hogar; 4,6 de higiene
femenina; 4,9 semanas de medicinas para enfermedades crónicas y 5,1 semanas de
productos de cuidado personal.
El 48% de los entrevistados ha
dejado de tomar algún medicamento por no conseguirlo, y un 62% reporta que
algún familiar ha dejado de tomar medicamentos.
El 48% de los entrevistados ha
dejado de tomar algún medicamento por no conseguirlo, y un 62% reporta que
algún familiar ha dejado de tomar medicamentos.
Conclusión: Reducir
gastos no esenciales es una estrategia fundamental para rendir el presupuesto,
con lo cual el estilo de vida de la clase media se ve severamente afectado. Muy
inteligentemente, han invertido dinero y energía en crear reservas de productos
básicos que les permitan enfrentar los baches de distribución y el aumento de
precios. Aunque esto logra demorar el impacto, puede llegar a sentirse, por
ejemplo en lo relativo a medicamentos.
Respuesta emocional ante la
crisis
Las emociones desatadas por la
crisis son negativas, y hay bastante diferencia entre la experiencia de los
hombres y de las mujeres. En las mujeres predomina la impotencia (94% vs un 76%
en los hombres), el desánimo (70% vs 49% en los hombres), el nerviosismo (54%
vs 27% en los hombres) y la desesperación (52% vs 32% en los hombres). En los
entrevistados masculinos es relativamente más frecuente observar la rabia (87%)
y el desafío (43%).
Son muchas las respuestas
producidas para enfrentar emocionalmente la crisis: tratar de calmarse (60%),
conversar para buscar soluciones (59%) y quejarse (58%) son las más frecuentes.
51% dice sentirse cada vez más nervioso, 47% trata de distraerse y también 47%
siente que se deprime. 42% bromea, 23% se aísla. Sólo 16% menciona que crea
redes para intercambio de información y 8% indicó que intenta formar redes para
pasar a acciones políticas.
Esto indica un manejo bastante
individual y reactivo de la crisis, que puede estar acompañado de una sensación
de indefensión e incapacidad de lidiar con ella.
Por el contrario, parece haber
empeño en enfrentar el estrés derivado de la crisis: 38% ha comenzado a hacer
ejercicios y 26% ha empezado a meditar. Preocupa que el 13% de las mujeres
reporta haber comenzado a tomar tranquilizantes y 14% de los hombres, bebidas
alcohólicas. Un 22% de las mujeres y un 32% de los hombres no ha comenzado a
realizar ninguna actividad para lidiar con el estrés producido por la crisis.
Las perspectivas para el
futuro son malas: al realizar la encuesta (finales de noviembre de 2015), 72%
creía que la situación económica empeoraría algo o mucho. 78% ha pensado en
irse del país, el 95% de los casos reportan que algún familiar lo ha
considerado.
Conclusión: Lo adverso de
la situación genera reacciones emocionales negativas: impotencia, rabia,
desánimo, nerviosismo, desesperación, rabia. Muchas conductas ayudan a hacer
catarsis (hablar, quejarse, bromear), pero hay pocas conductas organizadas para
enfrentar el problema. En lo que sí se está realizando un trabajo importante es
en intentar lidiar con el estrés, y hacer ejercicio y meditar son las
estrategias más frecuentes y positivas que se han incorporado. A pesar de esto,
la perspectiva para el futuro es negativa.
La crisis económica no deja
incólume a la clase media que, por el contrario, se ve severamente afectada,
tanto en un sentido material como emocional.
Indudablemente cuentan con mayores
recursos que personas con un nivel económico más bajo, pero están sacrificando
comodidades y hasta necesidades esenciales (como seguros o ropa) para poder
cubrir las necesidades básicas de alimentación y salud.
Las estrategias más usadas
para lidiar con la crisis son la reducción en el consumo, la sustitución de
productos, la búsqueda de ofertas y la obtención de ingresos adicionales. Se
hacen esfuerzos por mantener controlado el estrés, lo cual es muy saludable.
Sin embargo, la mayoría de las estrategias son individuales y reactivas, y se
observa muy poca movilización para generar cualquier tipo de solución
colectiva.
El clima político ha cambiado
radicalmente desde diciembre, y eso puede generar cambios en las perspectivas
económicas individuales, pero para los últimos días de noviembre, cuando se
realizó la investigación, la impotencia era el signo dominante.
19-01-16
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico