Miguel Méndez Rodulfo 21 de enero de 2016
El
decreto de Emergencia Económica del gobierno, que se justifica bajo la premisa
de la caída de los ingresos petroleros y de una supuesta guerra económica, es
un esperpento jurídico en sí mismo y su aprobación por parte de la asamblea
implicaría la claudicación de este poder en favor del ejecutivo Nacional. En la
práctica este fulano decreto esconde una habilitante camuflajeada y ya sabemos
que en estos 17 años, que ahora en febrero cumplirá el chavismo en el poder, ha
habido 5 de ellas. Tres habilitantes tuvo el finado comandante y dos Nicolás,
sin que al país le hayan servido para nada más que para arruinar la economía,
elevar la inflación y hacer más crítica la escasez. No es que en Venezuela haya
una guerra económica, es que el gobierno le ha declarado la guerra a la
economía; además esta crisis pronunciada, con su secuela inflacionaria y de
escasez, se arrastra desde 2013, un año antes de que cayeran los precios
petroleros Así que aún con precios del barril petrolero a US$ 100 ya estaba
instalada la crisis económica en el país.
De
manera que no es verdad, como dice el artículo 1 del citado decreto que hay una
“situación excepcional, extraordinaria y coyuntural por la que atraviesa la
economía nacional”. La crisis no es excepcional, ni coyuntural, es regular y
estructural, así como crónica. El artículo 2, numeral 2 expresa que hay que
“asignar recursos extraordinarios a proyectos, previstos o no en la Ley de
Presupuestos”, bueno el gobierno nunca ha respetado al presupuesto y se ha
manejado con uno paralelo (Fonden, misiones, el colchón del difunto). El
artículo 2.4 habla de dispensar a los órganos del Estado de los trámites de la
ley de contrataciones públicas. Lo cierto es que desde 1999 ningún ente público
licita y todo es a dedo, bajo la excusa recurrente de la emergencia; ahora
pretenden seguir con lo mismo. El artículo 2.7 establece: “Dispensar de los
trámites cambiarios de Cencoex y BCV a órganos del sector público y privado
para garantizar las importaciones de bienes indispensables para el
abastecimiento nacional” En vez de haber simplificado la maraña de permisería
que han creado en estos años para el otorgamiento de dólares, ahora pretenden
saltarla obviando los pocos controles que habían establecido. El artículo 2.8
reza: “Requerir a empresas del sector público y privado, incentivar sus niveles
de producción” ¿Cómo van a obligar a una empresa privada a producir a pérdida?
No hay repuestos, maquinaria moderna, personal calificado, materia prima,
servicio confiable de electricidad, de agua ni de transporte. No hay tinta,
etiquetas, envases ni cajas.
El
artículo 2.9 otorga al ejecutivo Nacional facultades para “requerir a las
personas naturales, jurídicas, propietarias o poseedoras, los medios de
transporte, canales de distribución, centros de acopio, bienes muebles y
mercancías, entre otros, que resulten necesarios para garantizar el
abastecimiento oportuno de alimentos de todos los venezolanos así como también
a otros bienes de primera necesidad”. Bueno esto consagra el intervencionismo
estatal, la inseguridad jurídica y pone en entredicho el derecho de propiedad.
El artículo 4 establece de facto un corralito financiero, algo que les faltaba
hacer y que ahora piden la anuencia de la asamblea para consumarlo. Lo que el
gobierno pretende es anular la agenda legislativa del parlamento e imponer su
propio esquema, tal como ocurría antes. Esta pretensión es inadmisible y no se
debe aceptar. La bancada opositora debe argumentar sus razones para rechazar
este bodrio y debe enfocarse en la ley de amnistía, la de propiedad de la
vivienda, la ley de producción, etc. El régimen en tanto, ya con la anuencia de
la Sala Constitucional del TSJ, buscará revestir a decreto de una legalidad de
la que carece. No hay que caer en la agenda del gobierno ni en su trampa, pero
tampoco confrontar. Dejemos que se cocinen en su propio caldo que falta poco
para que salgamos de esto.
Caracas
21/01/2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico