Jesús Chuo Torrealba 24
de enero de 2016
Ayer
sábado 23 de Enero los demócratas venezolanos (es decir: la inmensa mayoría del
pueblo) conmemoró el derrocamiento de la penúltima dictadura que sufrió nuestro
país. Y lo hicimos como debe ser: En asambleas populares que promovieron
el encuentro de los victoriosos diputados de la Unidad con el también
victorioso pueblo que los llevó, a punta de votos, hasta sus curules.
23 DE
ENERO DE ASAMBLEA Y CALLE
El
perfil de estos eventos que se realizaron ayer en Caracas y en varias otras
ciudades del país retratan lo que es ya el trabajo de la Nueva Mayoría
Democrática: Trabajo intenso de nuestros diputados, construyendo desde el
ámbito parlamentario soluciones concretas al drama económico y social que azota
a todo el país y especialmente a los más pobres, y activismo partidista y
ciudadano en las calles, solidarizándonos directamente con el pueblo que es
víctima del hambre y del crimen. Y en ambos escenarios de lucha la Nueva
Mayoría Democrática debe adelantar, simultáneamente con la búsqueda de mejoras
económicas y sociales para la población, la búsqueda del cambio político
urgente, pues sólo así el poder dejará de ser parte del problema y empezará a
ser parte efectiva de la solución.
17
AÑOS CONTRA 17 DÍAS
Desmantelada
no por “la oposición” sino por el país la maniobra del gobierno con el llamado
“decreto de emergencia económica”, que en vez de resolver la crisis sólo
buscaba endosar falazmente “la culpa” de la misma a la nueva AN. Algo insólito,
por lo torpe y poco creíble: ¡Un gobierno que tiene 17 años destruyendo la
economía e incubando la crisis, quiere ahora hacerle creer al país que el
responsable de la crisis es una Asamblea Nacional que el viernes 22 de enero,
cuando rechazó el decreto tramposo, está cumpliendo apenas 17 días
funcionando! ¡17 años contra 17 días! Ahora la minoría gobiernera, aturdida,
sin reflejos, actuando de error en error, sin liderazgo y sin brújula, solo
atina a decir: “¿Bueno, digan entonces dónde están las propuestas de la
oposición?”.
MADURO:
MUCHO AYUDA EL QUE NO ESTORBA…
A la
minoría gobiernera le respondemos con claridad: Proponer al país medidas
concretas Y VIABLES para solventar la crisis es una RESPONSABILIDAD del
gobierno. Si el Ejecutivo no quiere asumirla entonces que renuncie:
¡Mucho ayuda el que no estorba! Si Maduro y los escombros de su
gobierno no saben qué hacer, no pueden hacerlo o no quieren pagar el costo
político de proponer y adoptar las medidas que requiere con urgencia el país,
entonces que dé un paso al costado, y que permita (tanto a la Nueva Mayoría
Democrática como a los sectores del oficialismo que no quieran inmolarse junto
a la ineficiencia y corrupción madurista) construir en forma consensuada una
solución constitucional, electoral, democrática y pacífica, que destranque el
escenario político y genere el clima de estabilidad y gobernabilidad que es
INDISPENSABLE para detener la caída de la economía e iniciar la mejora
sostenible de las condiciones de vida de la población.
VENEZUELA
NECESITA NO UN “PAQUETE” SINO UN COMPROMISO
Pero
si ciertamente no es responsabilidad de la oposición anunciar “medidas” o
“recetarios”, si es un deber de la Nueva Mayoría Democrática que en breve será
poder señalar al país cuál es la orientación estratégica necesaria no sólo para
vencer la crisis, sino además para convertirla en oportunidad. También en
ese sentido somos claros: Ningún actor político o social tiene el poder,
la capacidad o los recursos para enfrentar y resolver la crisis por si solo.
Es tan amplia y profunda la crisis generada por 17 años de destrucción
del aparato productivo venezolano, por 17 años de ineficiencia “ideológica”,
por 17 años de saqueo y corrupción, que ningún actor puede, en solitario,
resolver el entuerto y reconstruir lo destruido. El gobierno, en su
inmadura soberbia sectaria, pretendió imponerle al país una receta, su receta,
contenida en el fallido decreto de emergencia que no consultó con nadie.
Nosotros planteamos hacer lo que ya se inició en la Asamblea Nacional:
Consultar a todos los actores sociales, gremiales, académicos,
científicos y políticos , a todas los movimientos sociales auténticos, a los
trabajadores, a los empleadores, a los emprendedores, a los jubilados y
pensionados, a los estudiantes, a todos, y construir no sólo un “recetario”,
sino un compromiso.
LA
FUERZA ES LA UNIÓN
En
efecto: Así como en 1958 la Venezuela Unida logró primero el derrocamiento de
la dictadura a través de la Junta Patriótica y luego décadas de estabilidad y
crecimiento gracias a la cultura de entendimiento y acuerdo expresada en el Pacto
de Punto Fijo, en 2016 la Venezuela Unida necesita impulsar una salida política
constitucional a la crisis, si es consensuada mejor, y simultáneamente
construir un pacto que garantice al país la estabilidad política necesaria para
el crecimiento económico, a su vez indispensable para financiar la inclusión y
el desarrollo social.
CINCO
OBJETIVOS DE UN PACTO VENEZOLANISTA
Ese
Pacto de la Venezuela Unida puede tener cinco objetivos muy claros: PAN,
porque hoy el hambre es el principal enemigo a derrotar; TRABAJO, porque es la
única manera sostenible, autónoma y decente de lograr el pan; SEGURIDAD, porque
seguridad ciudadana frente al hampa, seguridad jurídica para las empresas, y
seguridad de las personas en el acceso a las medicinas son elementos
indispensables para garantizar la vida y la productividad; DEMOCRACIA, porque
sin poderes autónomos que se regulen mutuamente los corruptos seguirán como en
estos 17 años saqueando las riquezas del país y abusando del poder; y LIBERTAD,
porque esa es la vocación histórica del pueblo venezolano.
EL
NUEVO PUERTA A PUERTA…
Esa es
la estrategia. La táctica es sencilla, pero poderosa y eficiente:
Desde la Asamblea Nacional, ser caja de resonancia de la Venezuela que
lucha, denunciando ineficiencias y corruptelas y construyendo soluciones;
desde la calle, retomando el puerta a puerta, el casa por casa, el cara a
cara con el pueblo, esta vez no para buscar votos sino para acompañar al pueblo
en su lucha para defenderse de la crisis, realizando en barrios y
urbanizaciones jornadas médico-asistenciales, buscando medicinas y llevándolas
a donde son requeridas con urgencia, y haciendo en los sectores más pobres
ollas comunes, sancochos populares, organizados por el liderazgo comunitario y
financiados por la solidaridad de todo el barrio, para que por lo menos ese día
cada habitante del sector tenga por lo menos una comida caliente, un plato humeante
que además de valor nutricional tendrá el valor agregado de la solidaridad
activa y el aprendizaje concreto de la importancia de la organización popular.
LUCHA
SOCIAL Y CAMBIO POLÍTICO, UNA MISMA ESTRATEGIA
Y todo
esto está íntimamente relacionado con la búsqueda del cambio político
porque precisamente organización popular, movilización solidaria y unión
estrecha de la base social y el activismo democrático son las claves para
lograr eso que el 6D ya vimos que además de necesario es posible: El cambio
de verdad, pacífico y contundente. ¡Palante!
MUD
@UnidadVenezuela
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