Por Víctor Salmerón
De pronto el discurso del
gobierno acepta que el país sufre una crisis profunda y emite un decreto de emergencia económica aderezado
por el directorio del Banco Central de Venezuela, que tras un año de
atraso, difunde cifras que registran la magnitud de la ola que empobrece a la
población: la mayor inflación desde 1950 acompaña a una recesión donde la
producción cae por un tobogán que aparenta no tener fin.
El pasado 13 de enero, dos días
antes de que el decreto de emergencia permitiera vislumbrar cómo el gabinete
económico pretende contener el incesante incremento de los precios, la
metástasis de la escasez y la recesión, el Consejo de Economía Nacional emitió
un comunicado planteando acciones urgentes para detener el deterioro.
Efraín Velásquez, presidente
del Consejo, Ph.D en Economía en Northwestern University, analiza los
diferentes aspectos de la propuesta, el impacto que puede tener el decreto de
emergencia y la gravedad de esta crisis que, todo indica, al menos se
prolongará por lo que resta de 2016.
En comunicado que emitió el
Consejo de Economía Nacional indica: “Para aumentar la oferta interna de bienes
y servicios, se hace indispensable la mejoría en la asignación de divisas para
el financiamiento de importaciones. Ello implica un nivel de reservas
internacionales líquidas acorde con las necesidades del ambiente económico”.
¿Cómo aumentar las reservas en efectivo cuando existe un elevado riesgo país
que obliga a pagar una altísima tasa de interés para obtener financiamiento, el
declive de los precios del petróleo, un gobierno que no ahorró durante los
altos precios del barril y unas barras de oro depositadas en el BCV que
representan más de dos tercios de las reservas?
Las reservas líquidas cerraron el año pasado en 1.500 millones de dólares y actualmente están en tan solo 800 millones. Es fundamental establecer una estrategia para incrementarlas porque es la única manera como Venezuela puede mantener la actividad económica en un ambiente de relativa estabilidad y hacer que el impacto sobre el bienestar de los ciudadanos no sea tan importante.
Eso implica endeudamiento,
acudir a organismos multilaterales, créditos de exportación y cualquier otro
mecanismo que sea posible y apoye esa estrategia. Venezuela no ha hecho el
mejor trabajo en cuanto a la presencia en los mercados internacionales. La
última emisión que hizo fue en 2008 y los mercados no tienen información
oficial, lo cual hace que ese proceso de endeudamiento en sus comienzos sea
lento.
El camino más expedito es
cambiar parte del oro a efectivo o utilizarlo como garantía para obtener
financiamiento. ¿Esto no incrementaría el nerviosismo del mercado que
interpretaría que el gobierno está terminando de raspar la olla?
Lo más importante es comprender que es fundamental que las autoridades presenten una visión de futuro que genere confianza, una estrategia formal, técnica, consistente para enfrentar un escenario mundial caracterizado por un descenso relevante en el precio de las materias primas y de los mercados financieros. En la medida en que la estrategia sea consistente los efectos de la percepción internacional serán menos importantes.
¿En esta circunstancia qué
implica un plan que permita obtener financiamiento en el mercado internacional
en mejores condiciones?
El tema central es adoptar una política fiscal prudente, reducir el déficit doméstico. Eso tendría que venir acompañado con un comportamiento del Banco Central donde los agregados monetarios mantengan una dinámica consistente con esta estrategia, algo que adicionalmente llevaría a tasas de interés un poco más altas. Esto haría que la dinámica inflacionaria pierda fuerza y que la volatilidad del mercado cambiario se reduzca.
En ese contexto, con un plan
creíble para la comunidad nacional e internacional, las posibilidades de
obtener financiamiento externo son más amplias. Debemos tener presente que los
mercados, en términos generales, se mueven por las percepciones.
¿No es posible esperar un
mayor financiamiento por parte de China?
Las autoridades han estado viendo el tema del financiamiento externo atado a acciones específicas y mirando a China como el prestamista de última instancia, algo que no ha sucedido y creo que los chinos no se ven en el rol de otorgar financiamiento para el fortalecimiento de las reservas internacionales.
Cuando habla de organismos
multilaterales, ¿plantea acudir al Fondo Monetario Internacional?
Dentro de los organismos multilaterales, el FMI aparece como el prestamista real de última instancia. Cuando existen brechas de financiamiento tan importantes esa es la última variable que vas a tener que considerar y tomar en cuenta de manera seria.
¿Cuántos dólares necesita
Venezuela para cubrir el déficit de divisas?
Con el precio de la cesta petrolera venezolana en un promedio de 45 dólares el barril este año, que hoy luce un precio alto pero hay que considerar que lo que se espera es que el barril se recupere en el segundo semestre, estamos hablando de 23 mil millones de dólares.
Y si el precio sigue igual los
vuelve a necesitar nuevamente en 2017. Es decir, estamos en un punto donde
el tema del financiamiento es estructural y hay que evaluar si el diseño
de la estrategia económica va acorde con esa realidad.
¿El gobierno no podría
plantearse un recorte aún más profundo de las importaciones, la venta de
activos como Citgo y no pagar la deuda externa por la que hay que cancelar
9.500 millones de dólares este año?
Hay diferentes mecanismos para enfrentar este escenario y eso determina los impactos económicos y sociales. Venezuela tiene una estructura económica donde las materias primas importadas representan 28% dentro de la estructura de costos del sector industrial. Eso implica que si reduces más las importaciones, incluyendo las materias primas, la oferta será menor y como la política fiscal sigue siendo expansiva se profundizará el desbalance respecto a la demanda y por ende la inflación sería mayor y el desabastecimiento más recurrente.
¿Es posible vender Citgo para
enfrentar esta brecha financiera? La respuesta es sí, pero es un activo que se
puede utilizar una sola vez. El default es otra opción, pero que cierra el
financiamiento para el próximo año. Entonces, no se trata de tomar decisiones
que van cerrando las opciones, sino definir un plan que nos haga viable el
bienestar a futuro.
Efraín Velásquez, fotografiado
por Andrés Kerese.
El gobierno emitió un decreto de emergencia económica que será discutido por
la Asamblea Nacional para su aprobación. El decreto, en
resumen, implica evadir el control presupuestario por parte de la Asamblea, le
otorga al Ejecutivo la facultad de intervenir empresas, activos y propiedad
privada a fin de garantizar el abastecimiento de productos básicos y, además,
otorgaría al gobierno el poder de restringir las operaciones en bolívares. ¿Qué
opina de esta visión?
La visión que expresa ese decreto no aborda los problemas fundamentales de la economía venezolana. Es un decreto que se refiere a temas internos y el tema fundamental para incrementar la oferta es el financiamiento externo. Tampoco enfrenta la necesidad de una reducción progresiva del déficit fiscal. Como ninguna de estas dos cosas está explícitamente enfrentada en el decreto, las características generales del ambiente económico, signado por recesión, alta inflación y problemas de abastecimiento, se mantendrían. Este decreto no enfrenta los problemas de la economía.
El 30 de diciembre, el
presidente Nicolás Maduro promulgó la Ley del Régimen Cambiario donde se indica
que el Cencoex no autorizará divisas “para satisfacer una prestación ya
extinguida” salvo que se trate de casos que el mismo Cencoex considere de “interés
nacional”. Esto apunta a que no habrá dólares para que el sector privado pague
la deuda que tiene con proveedores en el exterior y que en el caso de la
industria de alimentos, por ejemplo, es de 1.500 millones. ¿Esto no va a
agravar los problemas de oferta?
Los problemas de oferta están atados a esta deuda. Actualmente, las importaciones de materias primas son prepagadas. Una de las cosas fundamentales de la estrategia de financiamiento externo es que hay que buscar una solución para las deudas acumuladas con proveedores internacionales porque es una de las maneras de mejorar la oferta interna, disminuir la inflación y disminuir el desabastecimiento.
Los problemas de oferta están atados a esta deuda. Actualmente, las importaciones de materias primas son prepagadas. Una de las cosas fundamentales de la estrategia de financiamiento externo es que hay que buscar una solución para las deudas acumuladas con proveedores internacionales porque es una de las maneras de mejorar la oferta interna, disminuir la inflación y disminuir el desabastecimiento.
¿Para un nuevo ministro de
finanzas cuál es la única manera de resolver esto en un escenario de reservas internacionales
y flujo de exportaciones petroleras limitadas? Emitiendo deuda.
El comunicado del Consejo
señala: “Para reducir del desbalance entre la oferta y la demanda de bienes y
servicios, se requiere disminuir el estímulo de demanda que genera el gasto
público interno financiado a través del Banco Central”. Es decir prohibir que
el BCV siga fabricando billetes para que el gobierno gaste. De acuerdo con la
visión de algunos economistas el gobierno puede prescindir del BCV si devalúa
porque obtendría más bolívares por cada dólar. ¿Basta esta medida para acabar
con la presión inflacionaria?
Al evaluar el tema fiscal hay que abordar el financiamiento, pero lo fundamental es el nivel de gasto del gobierno que aumentó desde 24% del PIB en los años 90 a 33% del PIB en la primera década de los años 2000 y a un promedio de 45% en la década actual.
Esto se traduce en que la
magnitud del gasto público es tal que la economía no puede soportarlo. Cuando
hablamos de gasto público hablamos de demanda, entonces tenemos a una población
con bolívares en el bolsillo que sale a comprar cosas que no encuentra porque
la oferta no crece en un entorno, donde por ejemplo, no le asignan suficientes
dólares a las empresas para la adquisición de materia prima. Cuando la demanda crece
más rápido que la oferta el propio dinamismo del sistema económico trata de
resolver ese desbalance a través de la inflación, que es la manera en que
disminuye la capacidad de compra. Es un ajuste perverso.
Entonces, el tema de la
devaluación elimina el financiamiento monetario pero no elimina el impacto
monetario que es el que está determinando el crecimiento de la demanda, porque
al devaluar el Banco Central le va a dar los bolívares a Pdvsa como venta de
exportaciones petroleras.
¿Y esto no sería menos
inflacionario que el esquema actual en el que el Banco Central crea bolívares
para comprarle bonos a empresas públicas, principalmente a Pdvsa?
El tema de la devaluación genera más inflación al principio y menos inflación después. Es mejor la devaluación que el financiamiento, pero el punto fundamental es que la política fiscal es expansiva.
¿De cuánto es la brecha actual
entre los ingresos y el gasto del gobierno en bolívares?
En Venezuela el promedio era de 10% del PIB, en estas circunstancias está por encima.
¿Su idea central es que más
allá de devaluar o no el problema fundamental es que el gasto del gobierno es
muy elevado?
El punto central es que hay que establecer una coordinación entre la política fiscal y monetaria. La política fiscal tiene que ser más restrictiva y la política monetaria también.
La visión de miembros del
gabinete económico es que disminuir el gasto público en las actuales
circunstancias aumentaría la recesión y amplificaría los problemas.
El análisis parcial dice que la actividad económica va a caer por la reducción del gasto público, pero lo que hay que considerar es que se pueden abrir espacios para que el sector privado compense este descenso del gasto. Toda la estrategia económica de hoy pretende que el gobierno haga todo, que el gobierno genera crecimiento, que el gobierno resuelve todos los problemas.
¿En el escenario actual el
gasto desbordado del gobierno sólo aumenta el malestar de la economía?
Así es, lo que está ocurriendo es que estamos en un escenario donde la política fiscal, el gasto del gobierno, ya no genera crecimiento, únicamente produce más inflación y más desabastecimiento.
El comunicado del Consejo
indica que es necesario ir hacia una estrategia que contemple un “esquema de
incentivos para la participación privada en el proceso de crecimiento
económico”. ¿Eso no implica desmontar el control de cambio, el control de
precios, crear unas instituciones confiables… En fin, unas tareas que lucen muy
alejadas de lo que se plantea el gobierno de Nicolás Maduro?
Eso es lo que la sociedad debería estar pensando. Esos son los temas que no solo Venezuela sino cualquier país que trate de definir una estrategia económica que redunde en bienestar de sus ciudadanos tiene que tomar en cuenta. El centro de la estabilidad macroeconómica depende del diseño de la política económica pero la sostenibilidad del crecimiento y el bienestar provienen de la inversión privada y para que haya una participación más activa del sector privado hay que crear las condiciones.
En materia cambiaria el
ministro Jesús Faría ha dicho que hay que ir a una simplificación. Me imagino
que se trata de solo tener un tipo de cambio oficial pero mantener el control
de cambio; de hecho, el Presidente hizo una reforma a la Ley de Ilícitos
Cambiarios que aumenta las penas para quienes fijen precio de acuerdo al dólar
paralelo. ¿Cuál sería el resultado de aplicar este esquema en caso de que se
adopte?
Lo fundamental en el tema cambiario es resolver el problema del bajo nivel de las reservas internacionales líquidas, a fin de que quienes soliciten divisas puedan obtenerlas. En el escenario actual con liquidez de reservas muy limitadas puedes poner uno, dos o tres tipos de cambio pero el sistema no va a tener liquidez para operar como ocurrió con el Simadi.
Lo primero es establecer una
estrategia de financiamiento externo que le de liquidez a las reservas
internacionales, luego considerar el tema fiscal, la reducción del déficit
doméstico de manera importante y coordinar eso con la política monetaria del
Banco Central. Una vez que esto esté resuelto podríamos hablar de una nueva
estructura del sistema cambiario que sea estable y redunde en beneficio del
sistema económico.
¿Cuál es su propuesta en
cuanto a cuál debe ser la estructura del sistema cambiario?
La estructura depende del horizonte de tiempo del que estemos hablando. A largo plazo el objetivo tendría que ser un sistema de cambio único flotante con intervención del Banco Central. En el corto plazo creo que deberíamos ir a un sistema dual, con un tipo de cambio oficial y un tipo de cambio libre administrado por el Banco Central.
Pasar de una sola vez a la
eliminación del control de cambio es lo que hicimos en 1989, hoy los impactos
económicos y sociales serían muy importantes. Por eso me inclinaría por un
proceso gradual. No obstante, hay que tener presente que cuando se entra en
procesos graduales los grupos de interés pueden bloquear algunas de las
decisiones y hacer que la gradualidad se haga muy lenta. Para evitar eso habría
que estar preparado.
La reforma a la Ley del BCV
allanó el camino para que el Banco Central financie al Gobierno. Esto cuadra
con la idea del ministro Luis Salas de que la emisión de dinero es una causa
menor en la inflación a la cual define como “una operación de transferencia de
los ingresos y de la riqueza social desde unos sectores de la población hacia
otros por la vía del aumento de los precios”. ¿Qué opina de esta visión?
La experiencia histórica, lo que hemos visto en Venezuela y está muy claro haciendo seguimiento mensual durante 2015, es que los agregados monetarios tiene impactos sobre la actividad económica y sobre las variables de inflación y tipo de cambio. El motivo fundamental por el cual estamos enfrentando serias dificultades es el desorden fiscal y monetario que las autoridades han llevado adelante, sobre todo después de 2010 cuando se hizo la reforma a la Ley del Banco Central que abrió las puertas al financiamiento monetario. En 2010, el Consejo presentó una posición pública anticipando lo que podría ocurrir y resultó muy cercana a lo que hemos vivido.
Las estadísticas que publicó
el Banco Central indican que en el tercer trimestre de 2015 la inflación
acumuló un salto de 39,9% versus 13,4% en el mismo lapso de 2014. Colegas suyos
hablan de que en 2016 el país puede caer en una hiperinflación. ¿Está de
acuerdo?
La inflación se ha acelerado porque el desbalance entre la oferta y la demanda es mayor. En cuanto a la hiperinflación, ¿es posible que eso ocurra en una economía? La respuesta es sí. ¿Es posible que eso ocurra en Venezuela en 2016? Mi respuesta es no.
El comunicado del Consejo
también habla de Política Petrolera. Dice que es necesaria la “apertura de
espacios para la inversión petrolera nacional e internacional. Ello iniciará el
proceso de crecimiento económico sostenible debido a sus relevantes relaciones
intersectoriales”. ¿Actualmente no hay espacios?
El sector con mayores relaciones intersectoriales es el petrolero, cuando se invierte un dólar en petróleo se convierte en casi dos dólares en la economía, por ejemplo, la mitad de la construcción son las obras civiles para el área petrolera, la industria metalmecánica está montada para venderle a Pdvsa, comercio, manufactura, todo se relaciona al sector petrolero. Entonces es una herramienta clave para el crecimiento.
Las empresas petroleras están
esperando que se abran oportunidades de inversión, no es un tema de reformas
legales. Otro aspecto es que un anuncio de una nueva visión petrolera cambiaría
la percepción, se crearía un ambiente de negocios positivo y esto impacta en el
corto plazo.
18-01-16
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