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domingo, 17 de julio de 2016

¡Ser un cristiano a mitad de camino es una derrota!, por @Pontifex_es



Papa Francisco 16 de julio de 2016

Del Santo Evangelio según San Mateo 12,14-21

Mi Espíritu estará sobre Él: "En aquel tiempo, los fariseos salieron y se confabularon para buscar la forma de acabar con él. Jesús, el "Servidor del Señor". Al enterarse de esto, Jesús se alejó de allí. Muchos lo siguieron, y los curó a todos. Pero él les ordenó severamente que no lo dieran a conocer, para que se cumpliera lo anunciado por el profeta Isaías: «Este es mi servidor, a quien elegí, mi muy querido, en quien tengo puesta mi predilección. Derramaré mi Espíritu sobre él y anunciará la justicia a las naciones. No discutirá ni gritará, y nadie oirá su voz en las plazas. No quebrará la caña doblada y no apagará la mecha humeante, hasta que haga triunfar la justicia; y las naciones pondrán la esperanza en su Nombre»" Palabra del Señor

Reflexión del Papa Francisco


Es triste el pastor que abre la puerta de la Iglesia y se queda allí a esperar. Es triste el cristiano que no siente dentro, en su corazón, la necesidad de ir a contar a los demás que el Señor es bueno. ¡Pero cuánta perversión hay en el corazón de aquellos que se creen justos, como estos escribas, estos fariseos! Ellos no quieren ensuciarse las manos con los pecadores. Recordemos aquello, lo que pensaban: «si éste fuera profeta, sabría que ésta es una pecadora». El desprecio. Usaban a la gente y luego la despreciaban.

Ser un pastor a mitad de camino es una derrota. Un pastor debe tener el corazón de Dios, ir hasta el límite porque no quiere que nadie se pierda.

El verdadero pastor, el verdadero cristiano tiene este celo dentro: que nadie se pierda. Y por esto no tienen miedo de ensuciarse las manos. No tienen miedo. Va a donde debe ir. Arriesga su vida, arriesga su fama, se arriesga a perder su comodidad, su estatus, también a perder en la carrera eclesiástica, pero es buen pastor.

También los cristianos deben ser así. Es tan fácil condenar a los otros, como hacían estos - los publicanos, los pecadores - es tan fácil, pero no es cristiano, no es de hijos de Dios. El Hijo de Dios va al límite, da la vida, como la dio Jesús por los otros. No puede estar tranquilo, cuidando de sí mismo: su comodidad, su fama, su tranquilidad. Recuerden esto: ¡pastores a mitad de camino no, jamás! ¡Cristianos a mitad de camino, jamás! Es lo que ha hecho Jesús.

[...] Estos escribas, fariseos, no lo sabían, no sabían qué era cargar sobre las espaldas la oveja, con aquella ternura, y llevarla de nuevo con las otras a su lugar. Esta gente no sabe qué es la alegría. El cristiano y el pastor a mitad de camino quizás conoce la diversión, la tranquilidad, una cierta paz, ¿pero la alegría? ¿Aquella alegría que hay en el Paraíso, aquella alegría que viene de Dios, aquella alegría que viene precisamente del corazón de padre que va a salvar?

No tener miedo de que se hable mal de nosotros por ir a encontrarnos con hermanos y hermanas que están alejados del Señor. Pidamos esta gracia para cada uno de nosotros y por nuestra Madre, la Santa Iglesia.(Homilía en Santa Marta, 07 de noviembre de 2014)

Diálogo con Jesús

Señor mío, continuamente te doy gracias porque siempre estás allí ayudándome en los problemas y en los peligros. Permaneces fiel, aunque yo vaya dando tumbos por el camino del amor, tu amor. Tú quieres que yo dé mucho fruto, pero para eso debo vivir unido a Ti, a tu Palabra que es semilla que alimenta mi corazón. Infunde en mí un espíritu nuevo que me haga entender lo que debo cambiar. Dame de tu fuerza, de tu coraje, de tu amor y de tu perdón. Necesito a diario esas cuatro cosas en mi vida para tener la dirección correcta y orientar de mejor manera todas mis acciones. Recorre el interior de mi alma y arranca de mí todo aquello que no sirve, todos aquellos muros egoístas que he dejado que crezcan en mi corazón y me estorban para vivir con seguridad y alegría. Quiero hacer de mi vida una vida de servicio, obrar bien por los míos y por mi prójimo, desvivirme por ellos como Tú lo hiciste por mí, que mi vida entera sea impulsada por tu amor. Al final de mis días eso es lo que contará, no mi prestigio, riqueza, poder o belleza, sino vivir de acuerdo a tu propuesta de amor, para así, responder con sabiduría al llamado que me has hecho. Ayúdame a construir mi vida sobre tu amor, que nada me separe de Ti. Por mucho que camine sobre valles oscuros, Tú me llevarás de tu mano sanadora. Confío en Ti, confío en tu amor, confío en que me ayudas y me regalas tu bendición en todos los momentos de mi vida. Te amo. Amén

Propósito para hoy:

Hoy voy a reflexionar en cómo puedo vivir más entregado al servicio, y cómo puedo hacer para comprender y amar a las personas ingratas con mayor misericordia

Reflexionemos juntos esta frase:

"Todos estamos llamados a la amistad con Jesús. No tengan miedo al amor del Señor". (Papa Francisco)

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