Leonardo Fernández 07 de marzo de 2017
El
pasado 3 de marzo el partido Un Nuevo Tiempo cumplió 10 años de existencia, en
medio de la crisis que atraviesa Venezuela. Es un deber para quienes hacemos
vida dentro del partido reafirmar el compromiso que tenemos para construir un
país moderno, justo y democrático.
La
Democracia Social, que es el conjunto de ideas, principios y valores que
engloban nuestro pensamiento, enfrenta grandes retos en estos tiempos. Desde
los propios de un partido democrático en Venezuela, hasta los que enfrenta la
socialdemocracia y el progresismo en la actualidad global.
El
progresismo mundial debe replantearse las estrategias para afrontar la oleada
del populismo, que toma fuerza y amenaza con destruir los cimientos de la
democracia tal y como la conocemos. Estas fuerzas de diversa procedencia, van
desde la izquierda radical (que sufrimos en Venezuela), hasta el renacer de la
ultraderecha nacionalista, xenófoba y racista que representan líderes como
Marine Le Pen, en Francia; y cuya figura más llamativa es Donald Trump.
Ante
el auge del populismo en el mundo, que pretende imponer un regreso a las
estrategias de rechazo al libre comercio, confrontación interna, asedio a las
instituciones democráticas como: la libertad de expresión, el parlamento, los
tribunales independientes y demás libertades civiles. La Democracia Social debe
redefinir sus propuestas y adaptarlos a la realidad de la posmodernidad.
Es por
ello que nuestros valores deben seguir promulgando la justicia social, donde la
prioridad del Estado sean las personas más vulnerables y teniendo la equidad
(igualdad de oportunidades) y la movilidad social como centro de nuestra
ideología. Para garantizar la justicia social, es indispensable a la vez
promover los derechos individuales, como la propiedad privada, el libre
comercio y emprendimiento.
A
todas estos retos, debe dar respuesta asertiva nuestro partido y todos los que
en el mundo militan en el progresismo, presentar ante la sociedad una propuesta
atractiva a las mayorías alejada tanto de los radicalismos marxistas negadores
de los derechos individuales, como de las ideas que dan más importancia a las
necesidades del mercado, que a los ciudadanos.
Un
Nuevo Tiempo debe reafirmarse como el partido capaz de encargarse de esa tarea
titánica de construir una alternativa atractiva para los venezolanos, donde no
solo se asenté un diagnóstico de los males del país, sino que dibuje el futuro
que todos soñamos de modernidad, democracia y prosperidad.
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