Por Piero Trepiccione
No pocas veces las voces
opositoras han subestimado la capacidad política de Nicolás Maduro Moros.
Desde que fuera designado públicamente y en cadena nacional por el ex
presidente Hugo Chávez como su sucesor en la presidencia de la
República, son innumerables las veces en las cuales el liderazgo ha calculado
mal sus estrategias para confrontarlo políticamente.
Aunque Maduro no ha gozado en
ningún momento de la popularidad de su predecesor y mentor, ha sabido ir
sorteando una a una, las grandes dificultades por las que ha ido atravesando
desde que fuera electo en abril de 2013. Pocos imaginaban en la Venezuela de
2013 que Maduro pudiera concluir su mandato presidencial en 2018.
Prácticamente estamos
concluyendo 2017 y nos topamos con algo impensable hace pocos meses: Maduro
aspirará la reelección presidencial. Sí, estratégicamente ha puesto a
su vicepresidente ejecutivo y hombre de confianza, Tareck El Aissami, a
hacer el anuncio público para no quedarse atrás en la carrera presidencial.
Aunque todas las encuestas lo colocan en una posición extremadamente delicada
frente a la opinión pública nacional, que lo juzga responsable -por amplia
mayoría- de las calamidades económicas actuales, en el seno del Psuv,
mantiene una posición envidiable.
Para los chavistas, Maduro
tiene cerca del noventa por ciento de aceptación a su candidatura. Ni Diosdado,
ni Elías Jaua ni cualquier otro líder chavista le hacen sombra en este momento.
Ha sido increíble cómo, a pesar de las adversidades, ha logrado mantener
al chavismo en forma monolítica tal como lo hizo Chávez en el pasado
reciente, a pesar de no contar con el “efecto teflón” que le permitiría evadir
las responsabilidades.
Sin embargo, Maduro, aun
cuando ha sido astuto en lo político, en lo administrativo-público-gestión, ha
cometido innumerables errores que nos han llevado al
proceso hiperinflacionario actual y a la precariedad de la
cotidianeidad de millones de venezolanos que cada día se complican más para
conseguir su sustento básico. Toda una bomba de tiempo que más allá de lo
político pudiera tener graves consecuencias para su mandato y su eventual
candidatura.
No obstante, en medio de esta
nueva tratativa de diálogo en República Dominicana, pudieran surgir
fórmulas de cambio para la aplicación de las políticas públicas, especialmente
las económicas, que le permitan al país un desahogo financiero. Veremos si
Maduro emula su comportamiento pragmático en el campo político y lo lleva a
la economía. Su candidatura, y el proyecto político que representa, están
en una prueba de fuego de amplio espectro…
Foto: Prensa Presidencial.
02-12-17
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