Por Gregorio Salazar
No creemos que a ninguna
fuerza política le estaría permitido hacer un acto de campaña electoral a las
puertas mismas del Panteón Nacional, a escasos cincuenta metros de los
manoseados huesos del Padre de la Patria. Debe estar declarada zona de
seguridad o ser coto privado de las fuerzas mesiánicas que ocupan Venezuela.
Lo primero no lo tengo claro,
pero de lo segundo sí tengo la absoluta seguridad. De otra forma la candidata a
alcaldesa del municipio Libertador, Erika Farías, no hubiera podido instalarse
allí con toda la parafernalia mecánica, técnica y tecnológica como lo hizo el
pasado martes frente al Altar de la Patria.
Era un despliegue impresionante:
dos graderías metálicas móviles con capacidad para unas quinientas personas
cada una; dos gigantescas tarimas, una de las cuales era ocupada por un grupo
musical de por lo menos 15 integrantes; dos enormes pantallas
electrónicas a todo color que repetían incesantemente que todo eso lo hacía la
candidata “Por amor a Caracas”, algo que en absoluto mostró su compañero de
partido en el cargo. Hay que adicionar el despliegue de cámaras de
televisión, equipos de sonido, decenas de parales de iluminación distribuidos
estratégicamente en el semicírculo de la plazoleta, donde se daba cita gente
debidamente convocada y enfranelada por el comando de campaña de la aspirante
roja-rojísima.
Eso, a pepa de ojo, cuesta
decenas de millones de bolívares, lo que de entrada me mueve ingenuamente a
hacerle a la abanderada y al PSUV la misma pregunta que la vieja canción
caraqueña le hacía a La Chica del 17:
“¿De dónde saca pa´tanto como destaca?”.
A lo mejor se dirá que de alguna rifa o una cena pagada generosamente por los
comensales contribuyentes, al estilo de las campañas electorales gringas. En
ese caso habría que preguntar de dónde sacó la comida que les ofreció, porque
eso en este país no lo hay, como no lo sea para las fuerzas mesiánicas y sus
arreados copartidarios.
Del primero que me acordé fue
del batallador profesor Samán, quien hace su campaña para el mismo cargo que
Erika repartiendo unos recuadritos de papel con su imagen impresa en una sola
tinta donde se parece más al ayatolá Jomeini que a él mismo. Si alguien se
orientara por esa estampilla electoral y tratara de ubicarlo en el tarjetón
municipal se llevaría la ingrata sorpresa de que, siendo candidato, ni siquiera
tuvo derecho a colocar su nombre en la boleta, pese a que lo apoyan los
revolucionarios PCV y PPT.
Después me acordé de esa voz
denunciadora de la corrupción y del rumbo abiertamente antidemocrático de la
revolución que es Nicmer Evans, que ni recuadrito de papel tiene y, además, en
la solitaria tarjeta de Nuvipa, organización que lo apoya, invirtieron
nombre y apellido. Así debe competir con las siete tarjetas muy bien ubicadas
de la candidata Farías.
Siguiendo el mismo contraste,
me acordé del colega Manuel Isidro “Chiro” Molina, quien fieramente batalla a
toda hora por las redes para promocionar su candidatura lanzada por UPP89 y
que, a diferencia de las muchas unidades vehiculares con las que cuenta Erika,
deja las suelas de los zapatos para llegar hasta las zonas populares.
Y lo mismo puede decirse de
Oscar Arnal, de Copei, a quien hay que reconocerle el mérito de que jamás se ha
rendido, lo mismo que a la concejal Maribel Castillo, de Avanzada Progresista,
luchadora y conocedora a fondo de la ciudad que aspira administrar.
El despilfarro obsceno, el
dispendio pornográfico de las candidaturas del PSUV en general y la de Farías
en particular no es, a fin de a cuentas, nada que sorprenda porque ya en su
famosa carta a Maduro el ex ministro Giordani confesó que en el año 2012
“llevamos la economía al extremo por el objetivo esencial de ganar las elecciones
presidenciales”. Es decir, reventaron la economía en un costosísimo y falsario
circo proselitista que han venido repitiendo en cada certamen electoral. Y
volverán a hacerlo cuantas veces crean necesario para seguir reinando
sobre este mantel de cenizas en que han convertido a Venezuela. Es lo que les
dicta su demencia ideológica y la obsesión por el poder perpetuo.
Uno no puede mantenerse
impasible, de brazos cruzados, quedarse en casa ante semejante tragedia
nacional. Contra quienes indolentemente destruyen al país y ponen cada día más
en riesgo la vida de los venezolanos más vulnerables, los ciudadanos no podemos
dejar de ejercer nuestros derechos políticos y el arma más efectiva que
tenemos: el voto. Se necesita expresarnos en contra de la barbarie, se necesita
votar y, contra viento y marea y a conciencia, a votar iremos.
03-12-17
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