Por Claudio Nazoa
Esto le ocurre hoy a
cualquiera en Venezuela, pero, digamos (Dios me salve el lugar), aun si yo
fuera un chavistacomunista, ¿cómo consigo efectivo si en el cajero del banco no
hay dinero y por taquilla dan 5.000 bolívares, de los cuales 3.000 son para
pagar el estacionamiento porque no tienen punto de venta?
Digamos que soy
chavistacomunista (Dios vuelva a salvarme el lugar) y necesito insulina,
antibióticos, anticancerígenos, hipertensivos… Y si en el mejor de los casos
tengo la enorme cantidad de dinero que cuestan, ¿en qué farmacia los consigo y
con qué cancelo si el punto casi siempre falla?
Digamos que necesito aceite
para mi automóvil. ¡Ni pagando hay! Y si quiero arepa, ¿de dónde saco la
harina? Si se daña o me roban la batería, ¿con qué cancelo el taxi que debo
tomar para buscarla por toda la ciudad?
Digamos que soy millonario y
en la carretera me provoca una empanada y un jugo, ¿con qué efectivo pago?
Digamos que soy loco y se me
ocurre ir a Mérida por tierra, ¿quién me garantiza que después de Barinitas
habrá gasolina? Gasolina que al parecer no hay porque, según ellos mismos, se
la robaron toda en Pdvsa.
Y si por mala suerte me varo,
¿con qué pago la grúa? Y si estalla un caucho, ¿dónde lo compro? En Venezuela
no hay.
Digamos que desesperado de
tanto pelar bola todo el día y todos los días, quiero emborracharme. ¿Cómo
compro una botella de lo que sea al elevado precio que tiene si no hay efectivo
ni punto?
Y si quiero viajar al
exterior, ¿cómo obtengo una humillante hoja de prórroga inexistente o renuevo
mi pasaporte?
Y si quiero pasear de noche,
¿cómo veo si no hay luz? En Venezuela, el alumbrado público está encendido de
día y apagado de noche.
Mi admirada amiga Alicia Álamo
me escribió una amable carta diciendo que yo estaba muy serio. Es verdad. A
veces, como hoy, trato de contar algo divertido pero me voy arrechando a medida
que el artículo avanza.
Quería escribir algo que en su
momento creí gracioso. Sin embargo, al hacerlo, me enfurecí: mi hija Valentina
me llamó del colegio. Quería comerse un cambur (uno). La niña no tenía dinero
porque en casa no hay efectivo.
La solución fue insólita: por
WhatsApp me envió el número de cuenta del dueño de la cantina. Luego de varios
intentos infructuosos (se cayó Internet, se fue la luz, colapsó la página del
banco) logré hacer la transferencia… ¡por un cambur!
¿Será que a estos……… no les da
vergüenza tener a un país en esta situación?
¡Elrccdsm!
04-12-17
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