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viernes, 1 de diciembre de 2017

UNA ESQUIVA UNIDAD, por JOEL RODRÍGUEZ RAMOS



JOEL RODRÍGUEZ RAMOS 30 de noviembre de 2017

Produce rabia, dolor, impotencia, desconcierto lo que estamos viviendo los venezolanos. Mientras peor es el régimen, más poder acumula y aparentemente con apoyo popular. Y no es apoyo popular lo que lo sostiene, es una actitud inescrupulosa y escandalosa por su perversidad. La oposición parece incapaz de vencer siendo mayoría. Este último fin de semana he visto y leído todo tipo de comentario sobre el régimen que en cualquier lugar del planeta produciría su caída. He recordado la renuncia de Richard Nixon en USA, en 1974. Nixon cayó por mucho menos de lo que acá vivimos hoy. De La Rúa en Argentina, se vio obligado a renunciar también por mucho menos de lo que acá sucede. Zelaya en Honduras, era tal la inmoralidad de su régimen que lo sacaron del país sin juicio y en pijamas terminando destituido por el Poder Legislativo. Y sin ir tan lejos, CAP fue destituido por una mínima ayuda concedida a la presidenta Violeta Chamorro de Nicaragua, cuyos recursos salieron de una partida secreta que por razones de seguridad manejaba el Presidente de la república.

Hoy pasa de todo en Venezuela. El gobierno ampara actos de corrupción, de violaciones legales, de montajes de estructuras paralelas a las previstas en la Constitución Nacional y orgías degradantes y los sectores democráticos terminamos aceptándolas sin rubor alguno. Enerva el espíritu ver, por ejemplo, al candidato a la gobernación del estado Zulia, declarar que él está dispuesto a juramentarse ante la ANC y ante quien sea. Me imagino que todos los candidatos a alcaldes de oposición están dispuestos a lo mismo, después que hemos dicho, por activa y por pasiva y hasta en un hermoso plebiscito que la ANC no existe, es írrita, inconstitucional, fraudulenta, inválida. Qué siente nuestra gente al presenciar tales espectáculos: desazón, tristeza, amargura que ni el mejor tratamiento puede evitar. Pero además, nos vemos terriblemente desunidos. Pareciera que no hay conciencia de que la lucha a librarse exige un gran esfuerzo de unidad y desprendimiento, ambas cosas. Desprendimiento total de ambiciones subalternas y personalistas. Un gran ejemplo de desprendimiento nos dio Ramón Guillermo Aveledo cuando ocupó la Secretaría Ejecutiva de la MUD. Su norte fue siempre la cohesión opositora y el justo equilibrio en los pareceres de cada integrante de la coalición. Por ahí leí un artículo según el cual había que inventar una nueva oposición. Me pareció injusto ese artículo con Ramón Guillermo Aveledo, quien siempre demostró tener muy claro lo que se debe hacer y la naturaleza del monstruo satánico que nos gobierna. Por eso alguna vez le dije “vuelve Aveledo”.

Me da lo mismo, absolutamente lo mismo, que el candidato opositor y próximo presidente de Venezuela sea Ledezma, Ramos Allup, Capriles, María Corina, Leopoldo López o cualquiera otro serio y de convicciones democráticas que surja, sólo les pediría conversar entre ellos, entenderse con sinceridad absoluta, construir una sola voz, un solo programa, una sola meta. Es hora de los grandes sacrificios.

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