Luis Manuel Esculpi 04 de septiembre de 2018
@lmesculpi
El
argumento principal que han venido empleando permanentemente para justificar el
desastre en materia económica pareciera ahora ocupar un lugar secundario,
aunque por supuesto no lo abandonan, siempre emplean un elemento externo para
evadir su propia responsabilidad.
Anunciaron
” precios acordados” en veinticinco productos de la cesta básica, luego
anunciaron ” precios justos” de dos de ellos y después ajustaron nuevamente
ocho de esos productos. Igualmente regularon ocho de higiene y limpieza. Lo
cierto es que esos ajustes se ubicaron a tono con la bárbara hiperinflación que
estamos sufriendo como consecuencia de la desastrosa política económica y la
imposición de un modelo que ha demostrado su fracaso hasta la saciedad.
Al
establecer esos precios reconocieron tácitamente que el manido argumento de la
“guerra económica”, no era otra cosa que un invento para justificar su
incompetencia e ineptitud, los anuncios parciales, sus constantes
contradicciones e incoherencias no pronostican resultados distintos a los ya
conocidos. Según el economista Asdrubal Oliveros una semana después del
discurso de Maduro, se alcanzó una cifra inédita de inflación del 50%. El
principal problema que confrontamos no lo atacan las medidas recientes, entre
tanto se mantiene la constante devaluación de la moneda y la escasez reaparece,
los huevos y la carne no se consiguen, el pollo solo en algunas cavas que lo
venden en la calle, para mencionar algunos productos de la cesta básica. No
podríamos esperar otros resultados, de ser cierta la afirmación de Maduro, de
que el mismo elaboró el plan.
En materia
salarial aún estamos a la espera de la edición de la Gaceta oficial donde
supuestamente se publicarán los detalles sobre este tema, manteniéndose en
tensa expectativa tanto a trabajadores como a empresarios.
La
falta de mantenimiento e inversión colapsan los servicios públicos, lo que
constituye una rutina para el interior de la República -en especial en el
estado Zulia- ya se ha comenzado a manifestar en la capital, la pasada semana
hubo apagones dos días consecutivos en Caracas ocasionando un caos en la
ciudad, con la paralización del metro y la escasez de unidades de transporte
público. Como para todo tienen un pretexto ya el ministro no le atribuye los
apagones a las iguanas, al supuesto sabotaje le ha inventado otra denominación,
dado la incredulidad de sus explicaciones; ahora las llama “fallas inducidas”,
como si el cambio de denominación le diera credibilidad a sus versiones.
El
éxodo masivo de venezolanos de los sectores populares hacia los países del sur,
constituyen una evidencia palpable del fracaso de uno de los propósitos más
proclamados del denominado “socialismo del siglo XXI”, como lo fue el de la
lucha contra la pobreza.
El
desaliento, la incertidumbre y el desasosiego caracteriza la actual situación,
no tan solo por la convicción existente en la mayoría, de la incapacidad del
gobierno para hacerle frente a la gravedad de la crisis; a ello hay que
añadirle el lamentable estado de las fuerzas opositoras; para hacer aún más
crítico el panorama.
Trabajar
en la constitución de una alternativa unitaria de lucha para alcanzar el cambio
político, es hoy por hoy una tarea inaplazable, superando los obstáculos y
escollos que ahora no la han hecho posible, ante el estruendoso fracaso
gubernamental y los espantosos padecimientos que sufre la mayoría constituye
compromiso necesario con la historia, el de conformar una plataforma que pueda
asumir la conducción del proceso, no existe justificación alguna para no
acometer decididamente esa transcendente labor. En esa dirección no hay
esfuerzo perdido, a pesar de las dificultades hay que insistir, La
perseverancia es una de las claves para poder alcanzar la victoria que nos
permita salir del atolladero y abrir nuevos cauces a un nuevo proyecto de país,
que rescate la confianza y permita despejar el futuro.
Luis
Manuel Esculpi
@lmesculpi
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico