Mariano Obarrio 18 de diciembre de 2018
En
medio de una tensa situación política en la región, Argentina, Brasil y
Colombia endurecieron su postura contra el régimen venezolano que lidera
Nicolás Maduro. La Corporación Andina de Fomento (CAF) aprobó el viernes último
un préstamo de 500 millones de dólares para Venezuela, pero los gobiernos de
Argentina, Brasil y Colombia y con fuerte presión de los Estados Unidos lo
rechazaron.
Según
pudo saber LA NACIÓN de altas fuentes oficiales, el rechazo argentino
implica un gesto de aislamiento a Caracas justo antes de que Maduro reasuma su
nuevo mandato, lo que ocurrirá el 10 de enero próximo. Pero Maduro tuvo a su
favor al presidente ejecutivo de la CAF, Luis Carranza Ugarte.
El
presidente de Venezuela ganó esa reelección en los comicios del 20 de mayo
último, que no fueron reconocidos por gran parte de la comunidad internacional,
la Argentina incluida. Es posible que muchos de esos países retiren sus
embajadores.
“Seguramente
esto complicará más la relación con Venezuela que ya está muy mal”, aseguraron
a LA NACIÓN en la Cancillería, en línea con la Casa Rosada. El encargado de
transmitir el voto negativo de la Argentina fue Felix Martín Soto,
subsecretario de Relaciones Financieras Internacionales del Ministerio de
Hacienda que dirige Nicolás Dujovne.
El
conflicto diplomático podría escalar al punto de que la Argentina deba retirar
o llamar en consultas al encargado de negocios en Venezuela, Eduardo Porretti.
“Argentina
no reconoce a Maduro que asume ahora y podría ocurrir que se convoque a
Porreti”, admiten algunas fuentes de la Casa Rosada. En Cancillería son más
prudentes. “No está en los planes por ahora”, señalaron.
Una
relación mala, que empeora
Sin
embargo, reconocen que la relación está en un pésimo nivel. “Mal. Nula
relación. Hemos dicho públicamente en reiteradísimas ocasiones que Venezuela es
una dictadura e instado a través de muchos documentos propios y dentro de Grupo
de Lima a que dejen de perseguir y matar”, dijo un allegado al canciller Jorge
Faurie.
La
negociación fue densa y en el Gobierno admitieron una fuerte presión de los
Estados Unidos para conseguir votos negativos en la CAF contra Venezuela. En
realidad, Caracas necesitaba ese préstamo de 500 millones de dólares para pagar
las deudas anteriores, en una operación de “round-tripping”, que de otro modo
no podía cumplir y no quedar en default con el organismo andino.
Pero
la CAF podría quedar muy expuesta si Venezuela en el futuro no puede cumplir y,
por la mala situación económica, se estima que entrará en default.
En la
Argentina hubo un endurecimiento respecto del año último. En 2017, el gobierno
de Macri se había abstenido al votar un préstamo de 400 millones dólares
dirigido a Venezuela, lo cual sirvió para que se aprobara la ayuda a Maduro.
“Argentina
se abstuvo y la operación se aprobó. Lo hicimos porque necesitábamos muchísimo
el financiamiento de la CAF. Este año CAF a la Argentina le aprobó 1300
millones de dólares, un récord”, dicen en la Casa Rosada. Pero tras el fuerte
alineamiento de Macri con Estados Unidos, la cumbre del G-20 y el acuerdo con
el FMI por 57.000 millones de dólares, la postura argentina cambió.
“El
año pasado necesitábamos ese apoyo de la CAF. No le gustó a los Estados Unidos,
pero con otro contexto pudimos votar en contra e ir en contra de la operación”,
señaló un alto funcionario.
Votos
secretos
Si
bien la CAF oficializó la aprobación del crédito, Soto reclamó por nota formal
la composición de votos positivos y negativos y el organismo andino nunca lo
informó oficialmente desde el viernes. Sobre 19 votos, el Gobierno había
contabilizado 10 negativos y 9 positivos. “Carranza andaba buscando
abstenciones y las debe haber logrado, por lo cual inclinó la balanza, pero no lo
sabemos, no fuimos informados”, señalaron en Balcarce 50.
Brasil
y Colombia mantuvieron la postura argentina. Bolivia y Venezuela fueron los
impulsores del voto positivo. Fuera de ello, no saben más nada en la Casa
Rosada.
El
voto negativo de la Argentina se fundamentaba en que la coyuntura de Venezuela
no ofrece “un panorama claro de cómo se afrontarán sus futuros compromisos con
la CAF”, que existe un “significativo riesgo de no pago, dada la situación
financiera del país” y la incertidumbre “del impacto que esta operación tendría
sobre la calificación crediticia de la CAF”.
También
invocó “la falta de claridad del uso de los fondos” por lo cual, dice,
“concluimos que no es conveniente acompañar esta operación, por lo cual
emitimos nuestro voto Negativo”.
Este
voto negativo se había negociado en muchas reuniones que Dujovne y Soto
mantuvieron en Washington y en otras preparatorias del G-20 para tratar la
situación del régimen de Maduro. De muchas había participado el ex ministro de
Finanzas y ex presidente del Banco Central Luis Caputo.
“Estados
Unidos nos llamaba todos los días a ver cuál era nuestra posición, llamaba a
todos los países. Nosotros le dijimos que votamos en contra”, dijo un
funcionario cercano al jefe del Gabinete, Marcos Peña.
Por
otra parte, la Argentina sostenía que el préstamo era ilegal porque iría
dirigido al Banco Central de Venezuela y necesita la aprobación de la Asamblea
Nacional, el Poder Legislativo que fue sancionado por Maduro y no pudo
aprobarlo.
Pero
el peruano Carranza, titular de la CAF, esgrimió que Caracas tiene una ley
especial por la cual su Banco Central puede tomar deuda y se comprometió con
Maduro pese a que el gobierno de Perú habría votado en contra junto a Paraguay,
Ecuador y España.
“A
partir del 10 de enero, cuando asuma Maduro, la Argentina no reconoce la
legitimidad de las autoridades electas. Sería un contrasentido autorizarle un
préstamo a un país con un gobierno ilegítimo”, dijo un funcionario de la Casa
Rosada con poder diplomático.
En el
Gobierno dicen que, si entre los países que se abstienen y permiten la
aprobación del préstamo hay algunos miembros del Grupo de Lima o votan en la
OEA sanciones a Venezuela, se pondría en peligro a la CAF y la estabilidad de
la región.
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