Por Edward Rodríguez
Sin duda la conjugación del
nombre del símbolo de la Navidad “capitalista” sin la palabra Santa, y la
antítesis de la alegría como es el personaje verde y misterioso al que no le
gusta la felicidad decembrina, cobra un sentido especial para los venezolanos
al unir estas dos palabras; Nicolás Grinch.
Este diciembre, que aún no
termina, puede traernos sorpresas como ha ocurrido en los últimos años: los
famosos Dakazos, jugueterías, supermercados y todo lo que significara
bajar los precios, regalar la mercancía y candado a los comercios, pudiera
tener una versión nueva antes del 31.
Nicolás Grinch en seis años
ha llevado al país a una quiebra absoluta, sólo que ya aprendimos, en carne
propia, que arruinar una nación no se logra de la noche a la mañana, por el contrario,
lleva tiempo y dedicación, y vaya que en Venezuela le han puesto un camión de
ganas y trabajo para hacerlo en tiempo récord.
En el 2013 por citar un
ejemplo económico, la inflacion fue de 53%, pero cinco años después es de más
de 700 mil por ciento; si a producción de crudo se refiere, tenemos que de dos
millones 500 mil pasamos a un millón 200 mil; también tenemos la emigración más
alta en 19 años y la cual se acentuó en los últimos seis años. Cifras van y
vienen, pero ninguna baja de los cuatro millones de venezolanos que salieron
huyendo del país en busca de un mejor porvenir.
Las universidades casi
desiertas aguantando la pela, alumnos y docentes dejando aulas desiertas, los
hospitales sin insumos, las estadísticas de enfermedades ya erradicadas
en siglos pasados vuelven a la palestra, los militares cada vez más
subordinados.
La calle apagada, pero como
dicen por allí “la república va por dentro”, ya ni los bolívares
alcanzan pese que le quitaron ocho ceros, y lo más asombroso: los dólares tampoco
alcanzan para vivir, algo inimaginable. Un pan de jamón que cuesta 12
dólares en Miami, en Venezuela está 7 dólares “por ahora”, de tamaño
pequeño y sin mucho jamón; si de las hallacas se trata, el precio también
es internacional.
Este es más o menos el
resumen del Nicolás Grinch que está en Venezuela y que ahora de manera
inconstitucional espera proclamarse como Presidente por seis años más,
pregonando el socialismo.
El 10 de enero de
2019 posiblemente veremos una coronación, una juramentación con la
presencia de los concejales, gobernadores, gabinete, milicia, misioneros e
invitados especiales turcos, cubanos, iraníes, chinos y rusos así como también
sus entrañables y chulos “amigos” Evo, los beneficiados de las isla caribeñas y
el infaltable Daniel Ortega.
Ni con el pasado ni con el
futuro
Leía en estos días una
entrevista que le hizo el diario El País de España a Slavoj Zizek, filósofo
esloveno muy controversial; donde decía que él no defiende el viejo comunismo,
sino un nuevo comunismo globalista, hablaba de los nuevos retos como son
la ecología y renovar el estado de bienestar, entre otros puntos. Lo paradójico
es que en Venezuela no están con el pasado, ni con el futuro.
Zizek advirtió durante
años que Hugo Chávez acabaría mal, porque “no veía lo nuevo”, sólo era “un
Fidel con dinero, no resolvía los problemas, echaba dinero a los problemas”.
Quizás valdría la pena preguntarle qué opinión le merece del sucesor de Hugo.
Al final el Grinch terminó
entendiendo y queriendo la Navidad, no sé si Nicolás lo llegará a hacer algún
dia.
18-12-18
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