Julio César Arreaza 23 de diciembre de 2018
El 10
de enero de 2019 es una fecha potente cargada de significado y con efectos
trascendentales para el país, es el final de un período presidencial y no
tendremos presidente electo, porque no se realizaron las elecciones
correspondientes a su tiempo, con garantías. La mamarrachada del 20-M, fue una
consulta gobiernera de yo contra yo, extemporánea y desconocida internamente e
internacionalmente por burdamente fraudulenta. Quién se autoerigió como ganador es un colosal
perdedor que es objeto de contundente rechazo mundial.
Volviendo
al 10-E, insistimos que esta fecha cargada de contenido, en una dictadura como
la que enfrentamos, no tiene valor en sí misma si los demócratas no hacemos
cosas previamente para que suceda la gran aspiración de las mayorías, que es el
cambio político nacional. No cabe esperar pasivamente la fecha para luego ver
qué hacer, esto constituiría una equivocación. Desde ya corresponde actuar e ir
ejecutando acciones conforme a una hoja de ruta consensuada, paso a paso, para
que el cambio político se logre. Resulta urgente operacionalizar las acciones
acordadas. Las cosas no sucederán si no actuamos resueltamente.
Nuestra
principal falla reside en la ejecución de la estrategia. Tenemos que prever y
abortar la concreción de insistentes rumores, que ojalá sean infundados, tales
como éste: “Se habla de un acuerdo con el régimen negociado por diputados de AD
y UNT garantizando control de la AN presidida por Guaidó para que Maduro sea
reconocido por la AN y en agosto se harían elecciones generales. En los dos
primeros meses del año se nombraría CNE. ANC y TSJ quedan intactos”. Ya
conocemos de sobra el hamponato gobernante que fue capaz de suspender el
referéndum revocatorio y sacó de la copa de un sombrero mafioso la asamblea
nacional constituyente, inconstitucional e ilegítima en su origen y desempeño.
Estamos combatiendo a un régimen forajido que ha usurpado al pueblo su poder
originario. Se enterrará más hondo la institucionalidad en el mes de enero si
no ocurre la transición que convoque a elecciones.
Los
demócratas del mundo no reconocerán a Maduro, sin la participación pulquérrima
de la soberanía popular mediante elecciones limpias.
Miramos
complacidos el avance del proceso ante la Corte Penal Internacional, allí se
procesa el primer caso del continente americano donde se le han presentado
crímenes de lesa humanidad en el territorio de Venezuela desde el 12 de febrero
de 2014, y el genocidio de un pueblo transido de hambre y sin acceso a un
sistema de salud porque no existe. Incoan también la acción la República
Argentina, Canadá, la República de Colombia, la República de Chile, la
República del Paraguay y la República del Perú.
¡No
más prisioneros políticos, torturados, asesinados ni exiliados!
Julio
César Arreaza
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico