Miguel Méndez Rodulfo 07 de mayo de 2019
El
país que emerja luego de la inminente debacle el régimen chavista, será uno que
por encima de cualquier cosa procurará orden y progreso. Ya es insoportable
para la psiquis nacional el desorden, el vandalismo, la destrucción sistemática
de las infraestructuras, la desorganización, la mala intención con que se
gobierna, la impericia e ignorancia manifiesta, el militarismo y la corrupción.
La gente quiere dejar atrás la zozobra en que vivimos, la incertidumbre que nos
lo rodea, la desesperanza, la falta de estabilidad política, el
intervencionismo del Estado, la ausencia de rumbo así como de planes y la
carencia de capacidad en la administración pública. En suma la sociedad
venezolana querrá transformar las dudas en certeza, la improvisación en
previsión, la ineficiencia por el funcionamiento. Pero no solamente en esto
cambiarán los ciudadanos. A partir de la nueva gobernabilidad que se inicia con
la Presidencia de Transición, la sociedad civil no tolerará la corrupción. Será
alérgica a ella. La rechazará de plano y en forma contundente.
Aunque
este será un signo propio de una Nación que sabe que ya no cuenta con el
rentismo petrolero y que el nuevo Estado se sostendrá con impuestos cobrados a
los ciudadanos, la lucha anticorrupción es un tema global y particularmente un
combate frontal en América Latina, no a partir de Odebrecht, sino que esta
confrontación comenzó hace muchas décadas con la defenestración de Collor de
Melo en Brasil, de Fujimori en Perú, el juicio y encarcelación del Presidente
Martinelli en Panamá, y la prisión del Presidente Pérez Molina y de su
Vicepresidenta Baldetti, en Guatemala; sin embargo la Operación Lavajato, por
la implicación de la constructora brasileña en muchos países de Latinoamérica,
ha marcado un antes y un después en la guerra contra este flagelo. Por los
sumideros de la corrupción se escurre el dinero necesario para construir
escuelas, hospitales, acueductos, cloacas, plantas de tratamiento, vialidad
agrícola, electricidad en zonas rurales, etc. Podríamos decir que este cáncer
ataca fundamentalmente a la sociedad limitándola en poder cumplir sus deberes
para con los desposeídos. De allí lo grave de dejarla que campee a sus anchas.
Por poner sólo un ejemplo en Europa del Este la República Checa es un país pujante
que otorga a sus ciudadanos buenos servicios públicos y éstos tienen alta
calidad de vida. Esto es así gracias a la herencia de gobierno ético que dejó
como legado Václav Havel; sin embargo, Rumania y Ucrania, son naciones que no
terminan de arrancar hacia el desarrollo porque el peso de la corrupción les
impide tomar vuelo.
En el
entramado de la corrupción los actores no solamente son los empresarios
inmorales que se prestan al juego, ni los politiqueros que creen
equivocadamente que ser políticos implica tener acceso a la riqueza, sino que
hay una especie taimada, que medra alrededor de los partidos políticos y de los
organismos empresariales cuya especialidad es la de ser “comisionistas”,
intermediarios o agentes que urden las más insólitas argucias para ocultar el
robo de los dineros públicos. Los políticos y empresarios han de tener cuidado
con estos personajes, casi siempre muy simpáticos, guachamarones, dialogantes,
que invitan a comer y tomar, e incluso ofrecen ayuda financiera “a cambio de
nada”, ya que sus ocultos propósitos son inducir al peculado y tratar de no
dejar huella de sus desfalcos.
El
tema es que, como dijimos antes, en el mundo y en nuestro continente hay una
decisión de combatir la corrupción y las investigaciones que se revelan sobre
los movimientos de capital de los grandes ladrones chavistas, indican que hoy
día existe una sofisticada tecnología para descubrir los fraudes y hacerle
seguimiento a la ruta del dinero. Parecen hoy vanos los intentos de lavar
fortunas mal habidas en paraísos fiscales y constituir cadenas de empresas
mampara. Todo esto se averigua, se le hace seguimiento y se castiga. De todas
maneras la sociedad civil, desconfiada por tantos años de engaño, tendrá su
mirada puesta sobre el nuevo gobierno. ¡Tracaleros cambiad de oficio!
Miguel Méndez Rodulfo
Caracas 7 de mayo de 2019
Anónimo:
“si los pillos supieran el valor de ser honestos, fueran honestos por pillos”
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