Algo a lo que nos tiene acostumbrado el
PSUV, es a mostrar un libreto más conciliador, bondadoso y amplio en campañas
electorales. En momentos ajenos a los comicios, no vacilan en apretar las
tuercas del autoritarismo y desprecio a los Derechos Humanos; las persecuciones
a disidentes y periodistas son cotidianas, pero al momento de arrancar una
contienda electoral, milagrosamente el amor se apodera del partido
“revolucionario”. En campañas anteriores observamos a un Chávez vestido de azul
y llamando a la conciliación, y con el amor como principal propulsor de su
campaña.
Por otra parte, las medidas otorgadas a
emblemáticos presos políticos como Ceballos y Baduel, no son producto de un
cambio de visión que hiciera comprender al gobierno la injusticia de privar de
libertad a los adversarios, sino de un cálculo político en un escenario de
electoral. Nuevamente apuestan a la falta de memoria del venezolano para
presentarse como magnánimos al devolver a sus hogares a hombres que ellos
mismos sometieron a prisión.
Este intento de cambiar la imagen del
gobierno no se circunscribe solo al tema de los presos políticos, es irónico
ver a un partido con líderes homofóbicos como Pedro Carreño, hablar a favor de
la diversidad sexual y rechazar la discriminación contra la comunidad LGBT,
cuando en el discurso tradicional de la tolda roja, el irrespeto este grupo ha
sido la regla.
No es casualidad que luego de 16 años
donde la seguridad estuvo en segundo plano entre las prioridades del gobierno,
ahora lancen la OLP (Operación de Liberación del Pueblo), para arrebatar a las
bandas criminales territorios que controlan dentro del país. La OLP es una
medida necesaria, pero que se ejecuta de manera aislada y no dentro de una
política coordinada de seguridad que resuelva el problema de fondo. El hecho de
liberar territorios dentro del país indica que el Estado, al menos por omisión,
permitió que el crimen organizado se adueñara de espacios e impusiera su Ley.
Ahora, con unas elecciones en puerta responden con esta acción aparentemente
positiva pero insuficiente.
El gobierno espera que sus acciones
recientes borren de la memoria de los ciudadanos la verdadera naturaleza de un
régimen autoritario e incapaz. Es deber de los dirigentes recordar lo que
durante 16 años ha sido el comportamiento de este régimen, y los venezolanos
debemos tomar conciencia y no dejarnos persuadir por acciones que luego de
pasado el escollo de diciembre van a ser revertidas.
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