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miércoles, 12 de agosto de 2015

¿Sacudón dos? Por @mlopezmaya


Por Margarita López Maya



El fracaso del proyecto chavista ha hecho retornar nuestros peores fantasmas. Indicadores de retroceso del PIB, inflación, escasez, caída de salarios reales, baja de reservas internacionales, empobrecimiento abrupto, recrean el escenario sobre el cual tuvieron lugar los eventos del Caracazo de 1989.

La sordera y prepotencia de la clase gobernante también recuerda esos tiempos. La arbitrariedad con que Lusinchi ejerció el poder, la corrupción que se visibilizó de mil maneras, la ostentación con que Pérez celebró su segunda toma de posesión. El mentiroso “mejor refinanciamiento del mundo” de Lusinchi, que resultó en una moratoria de la deuda en diciembre de 1988. La masacre de El Amparo presentada como un “enfrentamiento armado” con guerrilleros colombianos. Esos eventos son muy parecidos a algunos actuales.


Las declaraciones sobre los supuestos éxitos de la OLP y la economía, los ostentosos modos de vida y viajes de Maduro, sus familiares y demás altos funcionarios, producen, como entonces, una indignación moral que alimenta la protesta.

Conatos de saqueo brotan por doquier. En infructuosas colas de muchas horas estalla la violencia por leche, pañales, medicinas. El Gobierno, como en el pasado, culpa a otros, esta vez a bachaqueros, a la derecha. Encuestas, por su parte, señalan un agudo descontento con el gobierno de Maduro, llegando hasta pedir su renuncia.

¿Es esta una nueva versión del Sacudón? Entre las diferencias está el estado de alerta y la rapidez con que actúan los cuerpos de seguridad, aplicando una represión focalizada con la que impiden que, como aquella vez, la revuelta se salga de madre, con vastas cruentas consecuencias. Otra diferencia es el control del Gobierno sobre los medios de comunicación, que impide a la mayoría enterarse. El relativo abastecimiento de Caracas con relación al interior también ha frenado, por ahora, que la capital se erija en epicentro.

Pero causas y hechos expresan una situación análoga a 1989, y reflejan como entonces un repudio masivo a una clase política que fracasó en crear el país viable, justo y digno que prometió. Toca ahora buscar una salida política que sea más madura y sensata que la de 1998, cuando la mayoría nos fuimos detrás de un hombre a caballo.

10-08-2015




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