Pedro Eduardo Leal
“Aquí va a haber un sacudón,
sí, de parte del pueblo que tanta hambre está pasando, Maduro cree que somos
tarados los 30 millones de venezolanos”, nos adelantó, a modo de profecía,
Pompeyo Márquez desde septiembre de 2014, mes en que los niveles de
escasez no eran ni la sombra de los que hoy imperan.
El país, por el contrario,
tenía expectativa por la promesa empeñada por el jefe de Estado, Nicolás Maduro
Moros, de sacudir la economía, para lo que entonces dio un primer paso: cambiar
el gabinete.
Ese viernes, llegamos a su
residencia en Cumbres de Curumo, a la 8:30 am, como me había indicado Yajaira,
su esposa. Estaba el otrora líder guerrillero terminando de desayunar. Acto seguido,
su enfermera giró la silla de rueda y comenzamos la entrevista en la que
describió el auge de los saqueos que hoy atraviesa el país.
Márquez, uno de los testigos
de la historia contemporánea de Venezuela, aseguró de entrada que el heredero
de Chávez en el poder no tiene ninguna capacidad para tomar las correcciones
que el país desde entonces clama con urgencia. Es su acérrimo cuestionador por
considerar que lo único que ha hecho desde que llegó al poder es burlarse de
sus conciudadanos.
Este hombre con postgrado en
ser oposición: enfrentó al gobierno de Marcos Pérez Jiménez desde la
clandestinidad, y años más tarde, establecida la democracia, emprendió la lucha
contra Rómulo Betancourt y Raúl Leoni; advirtió que era necesario que la
alternativa democrática, a quien define como “compañeros de lucha”, uniera al
país para poder capitalizar en sus filas a ese 80% que sostuvo siguen
descontentos con el mandatario que habla con pajaritos
“La oposición no lo está
haciendo totalmente bien, y es que no terminan de unificarse. Parece que no
terminan de entender que no se trata de salvar a un partido ni a un dirigente
político, sino a Venezuela. El país está al borde del abismo, tenemos que
evitar que termine de caer. Hay necesidad, voluntad y sentimiento de cambio, es
el momento de aprovecharlo, por eso a mis compañeros les digo: Al país hay que
unificarlo, la unidad es la clave”, puntualizó con proecupación.
Durante toda la conversación
nunca descartó que se produzca en Venezuela un gran estallido social, focalizándose
en la hiperinflación que sonaba aquel septiembre como un fenómeno mucho más
lejano de como hoy podemos verlo. “Los procesos sociales no pueden ser
contenido con leyes ni con nada. Cuando un pueblo se decide a cambiar no lo
para nada ni nadie. Salió de Pérez Jiménez con 10 años de dictadura…”, dijo.
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