por Asdrúbal Oliveros y
Carlos M. Álvarez
Blog de Asdrúbal Oliveros
1. Una relación con
beneficios para las dos naciones. El matrimonio comercial entre China y
Venezuela comenzó en febrero del año 2007. Hoy lleva mas de ocho años y cada
vez está más fuerte. La relación entre ambas naciones nace por la necesidad del
Gobierno venezolano “antiimperialista” de diversificar su economía dependiente
de Estados Unidos y por la búsqueda de una corriente política más cercana al
“Socialismo del siglo XXI”.
El vínculo comercial entre
China y Venezuela representa ventajas para ambas partes, tanto desde el punto
de vista económico como político. Y es que, de no ser así, no tendría sentido
alguno que con el pasar de los años el compromiso de deuda haya crecido hasta
alcanzar el monto de 20.041 millones de dólares proyectado a cierre de 2015. En
otras palabras: si calculamos el monto que debe pagar Venezuela a cierre de
cada año, desde que comenzaron los préstamos, nos encontramos con que han
estado creciendo hasta alcanzar un promedio de 16.631 millones de dólares
durante los últimos cinco años.
Para Venezuela, China
representa un aliado de tendencia socialista que está dispuesto a seguir dando
créditos a la Nación bajo condiciones menos estrictas que las que exigirían
grandes multilaterales como el Fondo Monetario internacional (FMI). Lo que
implica que el Gobierno tiene mayor libertad para la utilización de los fondos
sin comprometer su política de expansión del gasto público como motor de
crecimiento y apoyo social. Además, en Venezuela existe una demanda de bienes
muy superior a la oferta, lo que hace necesario la importación de productos para
compensar este diferencial. Entonces, China es el candidato ideal para lograr
cerrar la brecha. Por esta razón es que vemos cada vez mas productos chinos en
los mercados, desde carros hasta viviendas construidas por empresas orientales.
Por último, para el país es mucho mas económico endeudarse con China que hacer
una emisión de deuda soberana o de la filial petrolera PDVSA, dado que el
perfil país genera unas tasas a pagar altísimas.
China, a su vez, ve en su
aliado sudamericano a un país al cual puede enviar excedente de efectivo con la
garantía de pago que se ha mantenido constante a lo largo de los años.
Venezuela ha estado enviando barriles de petróleo a la segunda economía con
mayor demanda de ese producto natural. Uno de cada ocho barriles de petróleo
que se demandan en el mundo corresponde a China. Otro factor ventajoso es que
China puede exportar productos a un país necesitado de bienes terminados para
sustentar la escasez, generando así mayores incentivos para la producción
nacional asiática. Adicionalmente, con el respaldo de que los contratos
firmados por ambos países, es una garantía atractiva para el empresario que
busca exportar su mercancía.
2. Una deuda en crecimiento
sostenido. Desde 2007, Venezuela ha recibido préstamos de los chinos por
un total de US$51.621 millones. Salvo el Fondo de Gran Volumen y Largo Plazo
por US$ 20.000 millones, firmado en septiembre de 2010, el resto de los fondos
han sido la creación de los Tramos A, B por US$ 4.000 millones cada uno y el
Tramo C por US$ 5.000 millones. Ahora bien, cuando se habla de estos tramos, es
importante tener en cuenta que estos no son más que fondos con destinos
acordados entre las partes, con un vencimiento estipulado dentro de las
negociaciones.
Cuando se habla de la
renovación de los Tramos A y B (en los años 2011-2012 y nuevamente en los años
2014-2015), lo que se establece es que el vencimiento para el pago total de la
deuda ha pasado y, por tanto, dichos fondos debieron cerrarse. Sin embargo,
dadas las ventajas y necesidades de ambas naciones, se ha procedido al
desembolso por parte de China del mismo monto y bajo las mismas condiciones
estipuladas al momento de la firma del primer acuerdo, excluyendo el Tramo B
que en abril de 2015 se acordó un incremento a US$ 5.000 millones, junto a un
plazo mayor.
Frente
a este panorama, lejos de pensar que la deuda ha estado disminuyendo, más bien
es entendido que Venezuela cada vez depende de China en mayor proporción. Y la
forma de afrontarlo ha sido comprometiendo parte de su producción de petróleo
para cumplir con los pagos contraídos. En 2008 Venezuela sólo enviaba 0,8% de
la producción diaria de barriles de petróleo a China. En 2015 se estima que la
cantidad de barriles enviados a China alcance 13,6% de la producción. En
términos de número de barriles, tendríamos que en 2008 se enviaban 26,4 k/bd
mientras que en 2015 estimamos que el número esté alrededor de los 390,0 k/bd.
3. El riesgo para Venezuela. Si
bien es cierto que en gran medida Venezuela se ha visto favorecida por los
convenios realizados con el Estado chino, también hay que analizar los riesgos
asociados. Actualmente, la capacidad de generar ingresos en divisas en
Venezuela está altamente ligada a los precios del petróleo y, a su vez, los
precios del commodity están atados al crecimiento de la economía
china. Si añadimos a esta ecuación la capacidad de financiamiento del Estado venezolano,
nos encontramos con que depende prácticamente en su totalidad de la posibilidad
que tenga China de generar ingresos suficientes para disponer de ellos y
realizar esos préstamos que en el país siempre esperamos.
Es decir que, tanto del lado
de los ingresos como del lado del endeudamiento, Venezuela depende en buena
medida del desarrollo de la economía de un solo país: China. Por tanto, estamos
frente a una situación de alto riesgo y, en caso de que China deje de crecer,
nos veremos en una situación comprometedora. Incluso, peor a las que ya
sufrimos.
11-08-15
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