Leonardo Fernández 28 de diciembre de 2015
Los
venezolanos hemos pasado años difíciles, especialmente este que culmina ha sido
un año duro para nuestro país, con una inflación galopante que destruye nuestra
capacidad adquisitiva, la violencia aumentando diariamente, y una escasez que
convierte en un reto encontrar productos esenciales. Ante esa realidad los
ciudadanos manifestaron su voluntad de que el 2016 sea el año del cambio,
mediante su voto.
El
deseo de un próspero año nuevo, parece difícil ante las perspectivas creadas
por las nefastas políticas económicas del gobierno, pero por primera vez en
muchos años tenemos una perspectiva de cambio. En 2016 se inicia el camino de
la recuperación de la vida democrática e institucional de Venezuela, con una
Asamblea Nacional que cumpla sus funciones como poder público independiente.
Es
cierto que las reformas más perentorias dependen de la voluntad política del
presidente Maduro, pero un nuevo parlamento puede iniciar una proceso
legislativo que corrija parte de los desequilibrios institucionales y
económicos que aquejan nuestro país. Además la mayoría calificada que obtuvo la
Unidad debe ejercer su función contralora, para perseguir desde ese poder la
desenfrenada corrupción que reina en el gobierno.
Este
primer paso para un cambio hacia la modernidad y el progreso será lo que marque
el año venidero, ha terminado el ciclo autocrático de un gobierno que estaba
acostumbrado a hacer su voluntad sin ningún tipo de control por parte de los
otros poderes, cómplices de las tropelías cometidas desde el ejecutivo. Ahora
los ministros y el presidente estarán obligados a responder ante el
representante más genuino de la Nación como es la Asamblea Nacional.
Lamentablemente
parece que en el gobierno se hacen de oídos sordos frente al mensaje enviado
por los ciudadanos, e insisten en continuar con las mismas políticas que nos
llevaron al desastre, no pueden ser soluciones lógicas las medidas que causaron
la crisis. El físico Albert Einstein dijo: “loco es aquel que haciendo siempre
lo mismo, espera resultados distintos”, ese parece ser el caso del presidente
de la República.
Pero
por encima de la testarudez de quienes ejercen el poder, está la voluntad
soberana de nuestro pueblo, le tocará a los 112 diputados de la mayoría
democrática comenzar a legislar en función de lo que el pueblo eligió. El 2016
será el año donde se inicien las transformaciones para restaurar la democracia
auténtica y la prosperidad en nuestra patria.
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