Por Maritza Izaguirre
Como resultado de las
elecciones parlamentarias logramos la integración de una Asamblea que refleja
la voluntad mayoritaria de los venezolanos que votan por el cambio, deseando
que sus integrantes discutan con celeridad el conjunto de medidas que permitan
rectificar la aplicación de un modelo que ha conducido al descenso acelerado de
la actividad productiva; caracterizado por desabastecimiento, escasez,
inflación, pérdida del poder adquisitivo del salario real, inseguridad y
deterioro de las condiciones y calidad de vida de la población, entre otros.
Lo anterior exige la discusión
entre los representantes, en dicha Asamblea y el Ejecutivo, del diseño de un
programa que facilite la adopción a corto plazo de un programa destinado a
frenar el deterioro acelerado en las condiciones de vida de los millones de
votantes que expresaron su angustia mediante el voto directo y secreto.
A corto y mediano plazo, el
problema se complica por la caída de los precios del petróleo, que incide tanto
en los ingresos fiscales como en el presupuesto de divisas y afecta la
disponibilidad de recursos para el financiamiento de las importaciones y la
cancelación de las obligaciones internacionales, tanto del sector público como
del privado. Lo que incluye las divisas necesarias para el pago de empréstitos
contraídos en ejercicios anteriores aún pendientes y que traban las relaciones
comerciales, impiden la adquisición de los insumos y partes tan necesarios para
impulsar la producción de bienes y servicios requeridos para satisfacer la
demanda nacional.
A lo anterior hay que añadir
que el programa obligará a revisar los compromisos asociados al gasto corriente
y de inversión expresados en el presupuesto nacional, puesto que las
previsiones en materia de inflación y financiamiento fiscal son inviables ante
la fuerte recesión. De allí que para enfrentar la aceleración en los precios se
tendrá que ajustar el presupuesto nacional y diseñar los programas
compensatorios, dado los obligados recortes en subsidios y otros gastos.
Por lo tanto, los acuerdos
exigirán el compromiso de todos, ante el conjunto de medidas destinadas a
recuperar los equilibrios macroeconómicos, cuidando que las cargas del mismo se
repartan en forma equilibrada y, lo más importante, que su contenido sea
asumido responsablemente por los poderes públicos.
Nuestro futuro depende de un
acuerdo que permita la ejecución en el corto plazo de un programa consensuado
entre todos, que facilite la recuperación de la vida económica y social de una
población que expresó claramente la necesidad del cambio y su respeto a los
mecanismos establecidos en la Constitución.
Felices Pascuas.
22-12-15
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico