Por Observatorio Venezolano de
la Violencia
El Observatorio Venezolano de
la Violencia (OVV) publicó su último informe de 2015 donde revela que para
final de año tendremos en el país 27.875 muertes violentas, para una tasa de 90
fallecidos por cada 100 mil habitantes.
Para el estudio
participaron investigadores de las siete universidades nacionales,
públicas y privadas, que conforman el OVV.
“La situación de falta de
información se ha convertido en una política de Estado que ciertamente no
afecta únicamente a este aspecto de la vida social. Las universidades
nacionales hemos levantado nuestra voz de protesta pues el Gobierno Nacional
dejó de dar también cifras de pobreza, de inflación, escasez, contagio por
enfermedades de trasmisión vectorial y de toda condición indicadora de las
reales condiciones de vida de la población venezolana y que pudieran reflejar
el fracaso gubernamental en su solución o control”, señala.
El texto refleja que
la tasa pudiera colocar a Venezuela como el país más violento de
América, luego de conocer las cifras de Honduras y El Salvador, pues Honduras,
que el año pasado se encontraba en ese primer lugar, ha tenido un descenso
importante en el número de homicidios; sin embargo El Salvador ha sufrido un
incremento importante, que lo pudiera colocar con una tasa igual o superior a
la de Venezuela.
Salvo Venezuela y El Salvador, la
tendencia de toda la región ha sido a la estabilidad o disminución en el
número de homicidios. Brasil mantiene estable su tasa aunque varía en la
distribución territorial la violencia, disminuyendo en el sur e incrementándose
en el nordeste. Colombia ha tenido unas reducciones sostenidas por una década y
con una disminución histórica en las ciudades importantes del país. México
disminuye los homicidios, luego de unos años de incremento a partir de 2008, y
mantiene grandes diferencias territoriales, con ciudades muy seguras al sur y
muy peligrosas al norte.
Esas variaciones nos permiten
estimar que para fines del año 2015 se habrán cometido en América Latina y
el Caribe un total de 145.000 homicidios, de los cuales Venezuela aporta el 19%.
Es decir, que uno de cada cinco homicidios que se cometen en la región lo
padece un venezolano. O dicho de otro modo, de cada diez víctimas de homicidios
de la región, dos son venezolanos, tres son brasileños, uno es colombiano y
otro mexicano; y los tres restantes se dividen entre todos los demás 40 países
y unidades político-territoriales del subcontinente que registra la UNODC.
Discusión
El incremento de la violencia
en el año 2015 ha acompañado el deterioro general de las condiciones de vida de
la población venezolana: el empobrecimiento, la escasez, la inflación, el
deterioro de las condiciones laborales de los trabajadores y asalariados, la
disminución de la disponibilidad y variedad de alimentos y medicamentos, la
debilidad creciente de los servicios de salud y educación, el incremento del
miedo y la pérdida del espacio público.
La violencia se ha
incrementado en el país por ausencia y exceso de Estado. Por ausencia de la
protección de las personas y del castigo de los delincuentes; en exceso por el incremento
de controles y regulaciones que han llevado al incremento de los abusos de los
encargados de su aplicación y al surgimiento de mercados y conductas
paralegales o ilegales.
Durante estos años el OVV
ha procurado ofrecer cifras realistas aunque conservadoras de la situación de
violencia e inseguridad en el país. Esas estimaciones luego han sido
confirmadas por los datos o encuestas oficiales, las cuales en varias
oportunidades han resultado ser peores que nuestros cálculos. Ése es el caso de
las cifras correspondientes al año 2012 que el OVV en su momento calculó como
de 21.630 y una tasa de 73 por cada 100mil/h. El filtraje de los resultados de
la Encuesta de Victimización y Percepción de Convivencia Ciudadana del año
2013, que el gobierno nacional realizó y censuró estrictamente, arrojó como
resultado una cifra mayor de 22.782 víctimas y una tasa de 77,5 por cada 100
mil/h. , muy superior a la ofrecida por el OVV en su momento.
Hay seis factores que desde el
OVV estimamos explican el incremento de la violencia en Venezuela en el año
2015.
El primero factor es una mayor
presencia del delito organizado. Si bien la organización del crimen puede, en
un momento dado, hacer disminuir la violencia para favorecer sus negocios, ése
no es el caso de Venezuela, donde las mafias y bandas criminales han
seguido utilizando la violencia como herramienta para sustentar el
incremento del control territorial y las actividades del tráfico de drogas,
secuestro y extorsión de comerciantes y empresarios.
En segundo lugar, se ha
observado un mayor deterioro de los cuerpos de seguridad del Estado. Los
funcionarios continúan siendo víctimas de la violencia, cada semana mueren
varios policías, sea en cumplimiento de sus funciones o como víctimas privadas,
y a pesar del sacrificio de muchos policías honestos, los funcionarios no
sienten que cuentan con el apoyo de sus superiores o de la sociedad, y
perciben, además, que el futuro de sus ascensos y promociones están cada vez
más politizados y dependen menos de su desempeño profesional. Estos factores,
aunado al importante deterioro salarial que vive la sociedad, ha llevado a la
renuncia o la pasividad de muchos funcionarios.
En tercer lugar, hemos
observado un incremento de las respuestas privadas a la seguridad y la
justicia. En Venezuela ha ocurrido un proceso de privatización de la
seguridad, pues ante el abandono de la protección de las personas por el
Estado, los individuos, comunidades o empresas, asumen las labores de seguridad
privadamente: se arman, contratan vigilantes y guardaespaldas. Y ante la
ausencia de castigo a los criminales, se procede a ejercerla por cuenta propia,
y esto aplica tanto a los ciudadanos, que ejecutan linchamientos o contratan
sicarios, como a los propios funcionarios policiales o militares, quienes han
respondido con las ejecuciones extrajudiciales.
En cuarto lugar, hemos
observado una militarización represiva de la seguridad, tanto en sus posiciones
de mando como en el tipo de acción emprendida. Luego de años de un discurso
oficial que condenaba la acción represiva de la policía y la calificaba como
propia de los gobiernos de derecha, se procedió a la realización de los mismos
operativos policiales y militares que tanto criticó y de la manera más
aparatosa e ineficiente. Las consecuencias de las llamadas OLP no apuntan hacia
una disminución de la violencia en la sociedad, sino, al contrario, hacia su
incremento.
En quinto lugar, observamos
que el empobrecimiento de la sociedad, acompañado de la impunidad
generalizada, ha significado un estímulo a diversas formas de delito, no
necesariamente violentos, pero que abonan el terreno de los
comportamientos transgresores de la norma social y la ley que luego serán
causa de violencia. En el Observatorio Venezolano de Violencia no creemos que
la pobreza sea causa del delito o la violencia, pero el empobrecimiento rápido
y sostenido, cuando ocurre en un contexto donde la ley se ha convertido en una
sugerencia y el castigo no existe, se convierte en un factor criminógeno
diferente.
Finalmente, consideramos que la
destrucción institucional que continúa padeciendo el país es el factor
explicativo más relevante del incremento sostenido de la violencia y el delito.
La institucionalidad de la sociedad, en tanto vida social basada en la
confianza y regida por normas y leyes, se diluye cada vez más ante la
arbitrariedad del poder y el predominio de las relaciones sociales basados en
el uso de la fuerza y las armas.
Todos estos factores no son
nuevos en el país y se puede argumentar que existen también en otros países de
la región, sin embargo, la magnitud del deterioro que han alcanzado en
Venezuela en estos años es tan grande, que quizá sea lo que explique por qué
una sociedad que fue modelo de progreso social y convivencia pacífica, al
finalizar el año 2015 sufra de las más altas tasas de criminalidad del mundo.
Nota de prensa
28-12-15
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