Omar Barboza Gutiérrez 20 de diciembre de 2015
A
partir del año 2006 un grupo de venezolanos convencidos de la inviabilidad e
inconveniencia para el país del llamado Socialismo del Siglo XXI, y de sus
pretensiones de imponer un modelo autoritario contrario a la vocación
libertaria y democrática del pueblo venezolano, iniciamos una cruzada en dos
principales direcciones: en primer lugar, en la necesaria unidad de la sociedad
democrática para tener la capacidad de impedir la imposición de ese modelo; y
en segundo lugar, utilizar la vía democrática, la del voto ciudadano, para
lograr el triunfo preservando la paz y la posibilidad de unir a los venezolanos
en la lucha por un mejor futuro para todos. El pasado 6 de diciembre se
demostró lo acertado del camino escogido, y que la victoria siempre premia a la
constancia cuando está acompañada de la razón.
A
partir de que el pueblo sintió las consecuencias negativas del intento de
imponer un modelo contra natura al modo de ser del venezolano, y a lo que
espera de su democracia, la necesidad del cambio político, económico y social,
se convirtió en un clamor nacional y se concretó en el triunfo contundente de
quienes planteamos la necesidad de una nueva Venezuela muy distinta a la que
representa Nicolás Maduro y los que lo acompañan en los diferentes poderes del
Estado.
El
oficialismo en la pasada campaña parlamentaria, leyendo muy mal el sentir del
pueblo buscó conseguir su apoyo sin rectificar, utilizando la amenaza como
argumento para imponer su modelo, sin tomar en cuenta que los ciudadanos en su
gran mayoría estaban cansados de tanta inconsecuencia y humillaciones, que
además actuaron conscientes de que en esta oportunidad lo que estaba en juego
era el futuro de Venezuela, amenazado por la posibilidad de que triunfe el
continuismo. Por eso, la campaña del miedo dirigida por el gobierno nacional
fue derrotada por un pueblo consciente de su responsabilidad con su país y
preocupado por el futuro de las nuevas generaciones.
Mientas
eso pasaba del lado oficial, la unidad democrática propuso un cambio para
rescatar la esperanza de una mejor Venezuela. No hay dudas de que la esperanza
derrotó al miedo en la pasada campaña electoral.
Hoy
nos toca, a los electos propuestos por la unidad democrática, trabajar sin
descanso para convertir esa esperanza en realidad. Tenemos una responsabilidad
histórica inmensa. No le podemos fallar a la confianza que el pueblo venezolano
depositó en nosotros. Debemos actuar con humildad para administrar el triunfo,
y con firmeza para cumplir con el mandato de cambio que hemos recibido.
Cuando
se aproxima la navidad y estamos por celebrar el año nuevo, debemos hacer
propicia la oportunidad para agradecer el apoyo y ratificar nuestro compromiso
trascendental con el pueblo que nos eligió de no defraudarlo, aún cuando para
ello pongamos en riesgo lo que sea necesario para construir un mejor futuro en
paz, con desarrollo y oportunidades para todos, sin renunciar nunca a la
libertad de pensamiento que es la diferencia fundamental entre el hombre libre
y los otros seres.
Nuestro
adversario ya no es el actual gobierno que está de paso; nuestros adversarios
reales son los mismos del pueblo venezolano, como son: la escasez, el alto
costo de la vida, la inseguridad ciudadana y la corrupción. Por eso nuestra
gestión debe estar orientada a combatir esos males, que hoy más que nunca están
presentes y amenazan la calidad de vida de todos ciudadanos. El control del
gasto público, el apoyo a la producción nacional, la protección de los más
necesitados, son instrumentos fundamentales para avanzar hacia el progreso con
justicia social.
Le
exigimos al gobierno nacional que oiga la voz del pueblo claramente expresada,
y rectifique el rumbo de sus políticas públicas rechazadas por los electores.
No estamos motivados por una intención de revancha, sino por la reivindicación
de los derechos de todos los ciudadanos; por lo que un eventual Referendo
Revocatorio, depende de la capacidad del Presidente Maduro para reconocer sus
errores, y no de un propósito de venganza política de nuestra parte.
Ahora
nos corresponde pasar de ser la Unidad de la oposición a convertirnos en la
Unidad Nacional para el Cambio.
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