Por Víctor Amaya
El niño Jesús nunca pudo
regalarle a Hugo Chávez su regalo por convicción. La colección de juguetes con
figuras de la Independencia venezolana, cuyo objetivo era enfrentarse a la
hegemonía cultural "imperialista" de Superman, tan solo pudo llegar a
mostrar unos pocos ejemplares.
Era marzo de 2009 cuando Hugo
Chávez recibió en sus manos el prototipo de una figura de plástico de Francisco
de Miranda tan criolla como importada: tenía manufactura china. Joyce Parra,
entonces de 26 años, estuvo en el set de un Aló Presidente para
mostrar la figura diseada por su padre, Angel Parra, un pintor de 58 años en
ese momento.
"Haciendo eco al llamado
que usted realizó donde hacía incapié en suplantar, eliminar esos héroes falsos
como Batman y Robin que están en el chip de nuevos niños. Nosotros tenemos
nuestros propios superhéroes", decía la mujer ante un Presidente que pedía
acabar con "el Ken y la Barbie". "Es una idea maravillosa",
le contestaba el mandatario agregando que "es un esfuerzo loable en la
lucha cultural, es la batalla contra Superman, contra Batman, contra
Robin, contra todo eso que envenena nuestra mente y desde niños nos pone a
admirar al imperio; porque todos son símbolos imperiales. Dígame El Fantasma,
el mismo Tarzán, símbolos imperiales donde nos ponen a nosotros como la Mona
Chita o el chimpancé, o los salvajes, pues".
El catálogo propuesto por los
Parra constaba con los bocetos de muñecos de Simón Bolívar, Antonio José de
Sucre, el Cacique Guaicaipuro, Pedro Camejo "Negro Primero",
Manuelita Sáenz, Luisa Cáceres de Arismendi, y la Cacique Urquía, además del
Miranda que ya era mostrado listo para replicar y vender. Los héroes
independentistas venían con su uniforme militar pero sin superpoderes, y con
una movilidad limitada lo cual planteaba la duda entre si eran figuras de
acción para niños -al modo GI Joe- o figuras de colección solamente.
Tres días después de
ese Aló Presidente del 9 de marzo de 2009, los Parra afirmaban a la
agencia AP que necesitaban "desesperadamente de financiamiento para
producir la línea completa de al menos 20 muñecos que tienen
previsto, y esperan por la ayuda de Chávez". Joyce Parra, quien se
emocionó cuando vio al de Barinas alabando el proyecto, se esperó a sentar que
el mandatario financiara los juguetes para que tuviera distribución gratuita.
"La idea no es convertirnos en ricos. Lo que queremos hacer es hacerles
llegar a los niños, cuyos padres no pueden comprar, tales juguetes”, afirmó
entonces.
Pero tal financiamiento nunca
llegó. Los Miranda que se fabricaron -y algunos se vendieron- tenían en el
blister plástico la indicación de ser fabricados por “Creaciones del Mutante
C.A.”. La compañía fue creada en 2006 y en el Registro Nacional de Contratistas dejó
de estar habilitada para tener negocios con el Estado en octubre de 2008, luego
tan solo un año inscrita para tales efectos durante el cual se dedicó a
elaborar material POP a la Alcaldía Metropolitana de Caracas gobernada entonces
por Juan Barreto.
Pero los Parra se quedaron
esperando y los bocetos nunca fueron convertidos en muñecos. Así, los
"superhéroes de la independencia" quedaron en el mismo baúl de los
recuerdos de otras iniciativas de juguetes "bolivarianos" hechos
públicos de manera circunstancial y para campañas publicitarias. Por
ejemplo, cuando fue lanzado el satélite Simón Bolívar, el Venesat-1, un modelo
de cartón armable fue encartado en diarios de circulación nacional. Consistía
en piezas reclrtadas para que niños y adultos tuvieran el satélite Simón
Bolívar a escala. Hugo Chávez llegó a mostrar uno en televisión, pero no tuvo
continuidad ni materiales más durables. También de cartón fue un modelo a
escala del tanquero petrolero "Negra Matea" que festejaba al buque
que "neutralizó" el paro petolero de 2002. Era un barco que no podía
mojarse.
Además, en 2010 se aprobó la
Ley para la prohibición de videojuegos bélicos y juguetes bélicos, calificados
como "aquellos objetos o instrumentos que por su forma, imitan cualquier
clase de arma (...) así como aquéllos que, aun sin promover una situación de
guerra, establecen un medio de juego que estimula la agresividad o la violencia".
La norma, si se cumplía a
cabalidad, prohibiría la producción, importación y venta de figuras de la
independencia, vestidos de uniformes militares y algunos portadores de armas
como sables, pistolas y fusiles, so pena de 3 a 5 años de cárcel para los responsables.
El juguete que nunca dejó de
hacerse y que se vendió por miles y miles fue el cosabido muñeco parlante de
Chávez, que llegó a estar en tiendas y en buhoneros desde antes de la navidad
de 2005. El muñeco de 30 centímetros de alto, también fabricado en China, porta
la tradicional boina roja en su cabeza de goma y repite consignas
revolucionarias al pulsar un botón en la espalda. A Chávez nunca le molestó,
aunque -al parecer- su financiamiento no fue gubernamental.
24-12-15
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