Por Tulio Ramírez
Estimados venezolanos, espero
que estas navidades hayan sido diferentes. El milagrito se les cumplió, así que
por favor ya pueden dejar de enviarme cartas todo el año solicitando lo mismo.
Les comento que en estos últimos 17 años no he hecho más que tratar de
complacerlos, pero recuerden que lo que me pedían no era cosa de soplar y hacer
botellas. Ustedes tenían que poner un poquito más de su parte. Lo de “ayúdate,
que yo te ayudaré”, no es solo una cita bíblica o un eslogan publicitario de
ARS. Es la letra chiquita del contrato de peticiones de milagros entre ustedes
y El Viejo, o sea mi padre.
Esto es tan cierto, que en
aquella navidad del 2007, le pusieron un mundo al referéndum aquel y les metí
la mano colocando el lacito al regalo que ustedes mismos se dieron. Aunque el
Grinch lo calificó como “victoria de mier…”, tuvieron la oportunidad de
saborear un dulcito de lechosa sin renegar de mi existencia. Por cierto, no se
me olvida la mala fama de embarcador que me endilgaron por no haberlos
complacido en elecciones anteriores. Esa se las tengo anotada.
Entiendan queridos amigos, El
Viejo me dio la orden de dar felicidad a los niños dejándoles un regalito en el
nacimiento o el arbolito. La petición de hacer ganar elecciones me la
encasquetaron ustedes que son ya mayorcitos. La verdad vaya por delante, de
ningún otro país me han llegado cartas como las de ustedes. Entre pedir que se
vaya el Presidente, que el Magallanes sea el campeón de la temporada o que
Osmel Sousa deje el Miss Venezuela, me han solicitado cada cosa que ni les
cuento.
Para nombrar solo algunas de las
extravagancias que me solicitan: ganar el Kino, lograr la Jefatura de Compras
del Ministerio, que el hijo se convierta en grandes ligas o en Presidente de
Polar, que la suegra se mude, que la vecina le pare bolas, que salga el
trabajito en Ecuador, que acepten la solicitud de asilo político en EUA. Por si
fuera poco, entre las más recientes: baterías para carro, cauchos, perniles,
tintes para el pelo, paquetes de lentejas, ropa interior colombiana, medicinas
para la tensión y whisky de 12. Comentario aparte las de los niños que piden
regalos que cuestan una boloña.
¿Cómo complacerlos a todos?.
Las finanzas celestiales también están en crisis. Los años de bonanza cuando
disponíamos de recursos para comprar por montones de Barbies, carritos de
pilas, velocípedos de plástico, Bebés Queridos, pistolitas de balines, patines
de 4 ruedas, juegos de Monopolio y Pistas de Scalextric, pasaron a mejor vida.
Hoy comprar al por mayor Laptops, Tabletas, Cámaras GoPro, Consolas de
Videojuegos 3D, teléfonos inteligentes y bicicletas ultralivianas de 12
velocidades, es cada vez más difícil. Lo que queda es el antiguo recurso de la
multiplicación de los panes, pero con los dólares. El Viejo se niega, dice que
no imprimirá dinero inorgánico porque es pecado y dispara la inflación.
Nuestra crisis no ha sido
igual a la de ustedes. El dinero que entró fue bien manejado y no hubo un solo
caso de corrupción. Ni siquiera porque estaba uno que vino del infierno en
Comisión de Servicios para sustituir temporalmente a San Martín Caballero, el
encargado de las finanzas, quien se fue de reposo por una intoxicación con
camarones. El problema fue otro, durante el período de las vacas gordas, los
Santos que conformaban el Gabinete Económico no quisieron hacer inversiones por
miedo a crear una burbuja financiera que generara una crisis futura. Esta falta
de visión macroeconómica nos estancó.
Así las cosas, para estas
navidades me permito hacerles una petición. No se asusten, no es nada del otro
mundo, o sea de este. Simplemente les pido que para el próximo año me invoquen
menos y hagan más por ustedes. Vamos a seguir dividiéndonos el trabajo como
siempre lo hemos hecho. Déjenme a mí la tarea de seguir haciendo felices a sus
hijos en Nochebuena; y ustedes dedíquense a hacer de Venezuela el lugar que
alguna vez fue: un país alegre, tolerante, trabajador, solidario y sin
resentimientos. Les aseguro que a mí y a El Viejo, nos encantaría.
Sin más nada que agregar y con
mis más sinceros saludos celestiales y la bendición de El Viejo, se despide de
ustedes deseándoles de corazón una feliz navidad y un próspero año 2016. Su
amigo, El Niño Jesús.
PD: El Espíritu Santo les manda muchos saludos.
28-12-15
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