Por Alberto Barrera Tyszka
Combatiente Nicolás, camarada
Diosdado, compañerito Jorge… sin rencor ahora les digo que la vaina terminó. De
pana. Bájenle dos, dejen ya la pataleta. No le hace bien a nadie, mucho menos a
ustedes mismos y a su partido. Están dando un espectáculo que bien podría
llamarse “Los desenchufados histéricos”. Es una puesta en escena que se acerca
demasiado a una secuencia de gritos y de pastelazo, a un homenaje a Los
Tres Chiflados. Yo creo que todos, dentro y fuera del país, esperábamos
otra reacción. Deténganse un momento. Respiren hondo. También debe haber
dignidad en las derrotas.
Chávez supo convertir algunos
fracasos en victorias. Pero jamás hizo lo que ustedes están haciendo. Esto de
aparecer públicamente castigando a los votantes, esto de tratar de chantajear
descaradamente al pueblo, es algo imperdonable. Están negociando con la
soberanía de cada ciudadano. Están proponiendo una nueva y grosera forma de
servidumbre. Han convertido la revolución en una experiencia humillante. ¿Y en
serio creen que, de esta manera, tendrán éxito? ¿En serio piensan que golpeando
y amenazando a la gente conseguirán más amor y más lealtad?
Ahora resulta que todo lo que
anunciaron que haría la oposición, en el caso de perder las elecciones, lo
están haciendo ustedes. Tanto que Nicolás exigió respetar los resultados y, sin
ningún pudor, ahora está hablando de un “golpe electoral”. Se trata de uno de
los absurdos más descomunales de todos estos años. Con un par de palabras
pretende descalificar todo el proceso de las elecciones, quiere convertir el
ejercicio de la voluntad popular en un acto de traición a la patria. Tanto que
Jorge Rodríguez defendió al CNE. Tanto que, con su natural talento para la
sorna, se burló de aquellos que cuestionaban el sistema electoral venezolano,
para terminar ahora desacreditando lo ocurrido el 6-D y tratando de
deslegitimar una diferencia de ¡casi 2 millones de votos! ¿Miente el CNE? ¿Tibisay
Lucena es una infiltrada de Álvaro Uribe? ¿Cómo puede aparecer ahora Rodríguez
afirmando que esto “es cualquier cosa menos una democracia”? Tanto que Diosdado
Cabello defendió la honorabilidad de la Asamblea Nacional, tanto que aseguró
que había que respetar la conciencia del pueblo y que ellos ganarían por paliza
y, sin embargo, hoy ya no recuerda nada y solo quiere hablar y promover el
“parlamento comunal”. Ya no saben qué fantasía ofrecer para proteger sus
intereses particulares. Perdieron por paliza y entonces, de manera instantánea,
ahora la democracia les parece una farsa.
De nuevo: respiren hondo.
Cuenten hasta diez. Piensen un poquito.
Así no se puede. Están
equivocándose de manera estrepitosa y, encima, lo peor, creen que nadie se da
cuenta. No están poniendo la torta con disimulo y con discreción. Con
elegancia. Para nada. Todo lo contrario. Desde Alaska, se les ve el bojote.
Cada día resultan más patéticos, más vulgares. Como no aceptan que el pueblo no
votó por ustedes, han terminado creando un pueblo de ficción, que no necesita
elegir representantes porque es un pueblo rojo rojito, un espejismo mediático
que no apareció en las urnas el pasado 6 de diciembre.
Lanzan acusaciones sin
demostrar nada, gritan, denuncian, chillan… Ahora la democracia les duele. No
quieren perder sus privilegios. No quieren que nadie investigue su gestión.
Están desesperados y se les nota. Están haciendo lo peor que podían hacer:
inventar un pueblo. Tratar de ganar con la televisión y con la radio lo que no
pudieron ganar con los votos. Están creando un pueblo de mentira que pueda
justificar su irrespeto a la decisión del pueblo real, a los ciudadanos de este
país.
Pero todos los estamos viendo.
Les va a costar engañarnos. Combatiente Nicolás, camarada Diosdado, compañerito
Jorge… Si quieren buscar culpables, vayan y siéntense frente a un espejo. En
silencio. Calladitos. Y dejen quieto a quien está quieto. Dejen tranquilo al
pueblo. La mayoría de los venezolanos, este diciembre, queremos comer dulce de
lechosa en paz.
20-12-15
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico