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lunes, 21 de diciembre de 2015

Asumamos el reto, por @ferinconccs



Fredy Rincón Noriega 20 de diciembre de 2015
@ferinconccs

La contundente victoria alcanzada por la sociedad democrática venezolana el pasado 6 de diciembre, ya tiene un lugar destacado en nuestras luchas civilistas y republicanas. Fue una  memorable jornada. Superó todas las expectativas. La participación alcanzó cifra record. La opción vencedora trepó cifras más allá de lo esperado. Millones de ciudadanos se volcaron a las urnas con el fin de expresar su descontento a un modelo obsoleto y fracasado. Montones de electores, cansados de humillantes colas, alto costo de la vida,  escasez, inseguridad y corrupción acudieron a la cita comicial para darle un rotundo respaldo a la opción que ofreció rectificación y cambio. El resultado no dejó duda. La magnífica victoria arrojó 112 diputados, es decir, 2/3 partes de sus miembros. Suficientes curules para garantizar la mayoría calificada. Una victoria arrolladora


Se premió con creces la constancia y la perseverancia del liderazgo opositor. Se favoreció sin reserva a quienes desde hace tiempo vienen transitando un camino pacifico, constitucional y alejado de todo aventurerismo. Se le dio un fuerte respaldo a los promotores del dialogo y la reconciliación nacional. Se premió a los que nunca cedieron a la impaciencia. Vencieron los que con inteligencia y aplomo superaron chantajes, presiones y todo tipo de laboratorios bien pagados para enlodar a las principales figuras de la unidad democrática. A los que supieron sobreponerse a las calumnias lanzadas desde trincheras opositoras y esquivaron dardos envenenados como la infame acusación de tener negocios con el gobierno a cambio de llevarnos mansamente a unas elecciones donde el CNE tenía asegurada la victoria a favor del régimen. Triunfaron los que colocaron a Venezuela por encima de intereses particulares y partidistas. Ganó la unidad. Ganó muy bien la MUD.  Y, fuera de toda mezquindad, es justicia y gallardía reconocerlo.

Los que se equivocaron dentro del campo opositor, hasta este momento, no han tenido la entereza y el valor de reconocer su error. Allá ellos. Pero el amplio arco iris de la unidad seguirá trabajando para anexar nuevas voluntades. Continuará sumando descontento oficialista. Todavía hay gente con reserva que no da el paso definitivo. En algunos casos, los frena el miedo. En otros, el mensaje de la MUD no termina de convencerlos. Habrá que revisar el discurso para mejorarlo y adecuarlo a las nuevas circunstancias. Es preciso mantener y acentuar el contacto directo con los votantes. El compromiso con los electores no puede ser defraudado.

En este sentido, el país verá con buenos ojos las iniciativas que fortalezcan la comunicación entre el parlamento y las demandas de la sociedad. Aplaudirá que el Poder Legislativo rescate sus facultades constitucionales. Apoyará sin reserva que los parlamentarios opinen con autonomía y responsabilidad. Celebrará que en los debates por venir prevalezcan  las ideas por encima del insulto. Se rescate la sindéresis y la normalidad. Regrese el lenguaje civil y civilizado. Se legisle pensando en la gente y para la gente. Reine la tolerancia y el sentido común. Se actúe con recato, ponderación y sin exclusión de ningún tipo.

Si alguna aspiración de cambio queda clara en estas recientes elecciones, es el rescate de la función contralora del parlamento, relegada a la nada por la obsecuencia de la mayoría oficialista. La fuerza del cambio tiene el compromiso de corregir esta anomalía. Es promesa electoral de los ganadores. Una tarea prioritaria que debe ser ejercida, sin venganzas ni retaliaciones y en la que solo debe privar el interés del país y la defensa integral de su patrimonio. Es una labor apremiante, difícil y llena de dificultades. Cumplir con eficiencia esta tarea será vital para detener la irresponsabilidad con la que han manejado hasta ahora las finanzas públicas. Es urgente ponerle coto a la voracidad con la que han saqueado el erario nacional.

Tengo confianza que estas tareas serán cumplidas con éxito. No guardo duda sobre la capacidad y competencia de los asambleístas electos en las planchas de la MUD. El numeroso grupo de parlamentarios sabrá responder a las exigencias del momento. Es un nutrido grupo de luchadores políticos que se ha fraguado al calor de duras confrontaciones. Tienen una indiscutible legitimidad. Se fajaron cuerpo a cuerpo con un adversario inescrupuloso. Vencieron el ventajismo y el descarado abuso electoral. Aplastaron  la campaña multimillonaria. Salieron airosos ante el apabullante control mediático oficialista.   Ahora les toca vivir una nueva etapa. Tienen el reto de demostrar que son mejores. Que pueden administrar con honestidad y pulcritud el presupuesto de la Asamblea Nacional. Que sabrán seleccionar con base en méritos y competencia los cargos de confianza. Aunque no será tarea fácil, confío que la selección de la nueva directiva y los presidentes de comisiones se resolverán dentro del espíritu unitario que hasta ahora ha prevalecido. Es el momento de saber emplear madurez y energía juvenil. Llegó la hora de apelar a la experiencia. Es preciso recurrir a las figuras que tienen dominio de las ideas políticas. Que la hayan estudiado en profundidad. Se avecinan debates ideológicos. Será preciso demostrar que estamos mejor equipados en esa materia. Es el momento de combinar habilidad parlamentaria con valor personal. Es el escenario para que se luzca la oratoria y un manejo apropiado del lenguaje. Como estoy seguro que elegimos a los mejores, la tarea encomendada también será cumplida con notable éxito. Manos a la obra.

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