Por Arnaldo Esté
La crisis general obligará a
buscar el entendimiento.
No es muy original el gobierno
en eso del duelo y lamerse las heridas. Pero años de concebir el poder como
patrimonio eterno y omnímodo le han hecho la caída sorprendente y dolorosa. No
terminan de comprender la cosa.
Es tan así que han convocado a
todo lo convocable para buscar, más que soluciones, consuelo. Se refugian en
ambientes sacramentales, eclesiásticos de reafirmación de fidelidad y petición
de milagros al santo fenecido. No hay acto sin la imagen. Pero más allá de
autocríticas funcionales y superficiales, afloran divisiones antes retenidas.
Esas discusiones y consultas,
por más asamblearias e manejadas que se hagan, no impedirán que emerja la
gravísima situación. Los complejos problemas que no harán sino agravarse para
el próximo año.
Señor gobierno, estamos
jodidos, ¡bien jodidos! Tan así que no es hora de buscar culpables. Es hora de
buscar soluciones y poco ayudan manejos y marramuncias.
Alimentación, medicinas,
servicios, inflación, deudas y todo eso con el petróleo pasando de moda, es el
temario obligado.
Esa crisis general y, sobre
todo, esas manifestaciones más angustiantes obligarán al acuerdo. Tarde o temprano
tendrán que sentarse a hablar y a llegar a acuerdos.
La gente hambreada no le
echará la culpa a la Asamblea, a la que tal vez perciban como remota y
compleja. Es al gobierno al que culparán, es a un presidente, de poder cada vez
más menguado, a quien demandarán.
No es cosa de tomar el camino
de las retaliaciones. Ya los opositores lo han dicho con la disposición de
hacer de la Asamblea Nacional un ambiente de discusión política eficiente y
democrática.
Eso que han hecho con la
tal defensora o con el nombramientoborder line de los
magistrados, es de pobre imaginación y baja política. Siembra un estilo de
confrontación que nada ayuda. Más aún teniendo en cuenta que será esta crisis
general, este tsunamique viene el que terminará por arroparlos.
No hay reales y yo, desde mi
pobre entendimiento de esas cosas, no sé de dónde podrán salir. Pero los que sí
saben están haciendo propuestas y hay que discutirlas. Sean del gobierno (cada
vez más escasos), de la oposición o de cualquier otro campo.
Su apertura al diálogo y al
entendimiento podrá tardar y ahora aparece difícil al oír y ver un lenguaje que
continúa siendo de insultos, amenazas, clisés…
Pero tendrá que llegar. Es
mejor, entonces, que se inicie ahora y tal vez como regalo de fin de año. Sé
que es mucho pedir que una guacharaca tenga la agilidad de una golondrina, pero
el gobierno sigue siendo gobierno y seguirá siendo el responsable.
Estoy bien seguro de que a la
larga habrá que ponerse a trabajar y producir. Que habrá que dejar atrás el
populismo y el rentismo con el que ese populismo se ha sustentado desde hace
décadas. Que las elecciones recientes han demostrado que las limosnas siempre
caen en un saco que crece con ellas.
19-12-15
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