Por
Asdrúbal Oliveros
El
subsidio a la gasolina es un tema que recurrente en cualquier discusión sobre
qué hacer para solventar la crisis económica. Sin embargo, en reiteradas
ocasiones este tema ha pasado a segundo plano y ni siquiera se ha diseñado un
plan para la eliminación o reducción del subsidio.
En la
Memoria y Cuenta presentada por el presidente Nicolás Maduro ante la Asamblea
Nacional, el mandatario señaló que “llegó la hora de hacerlo”, ya que “se ha
debatido y gran parte del pueblo ha estado de acuerdo. El año pasado no se
hizo. Venezuela tiene que entrar en un nuevo sistema de cobro de sus
hidrocarburos”. Por otro lado, Eulogio del Pino, Ministro de Petróleo y
Minería, señaló: “Yo no creo que haya alguien en este país que no esté de
acuerdo que ese es uno de los factores más desequilibrantes de nuestra
economía”. Al parecer, tanto el Presidente de la República como el Ministro
están de acuerdo en sincerar los precios de la gasolina.
¿Cuánto
nos ha costado?
Uno de
los bienes con mayor subsidio en Venezuela es la gasolina. Desde hace años ha
sido uno de las subvenciones más regresivas. En 2013 el costo de producir la
gasolina de 95 octanos, según los informes de PDVSA, estaba cerca de los 13.407
millones de bolívares. Ya en 2014 este costo se había incrementado a
43.381 millones, tomando como costo promedio por litro un valor entre 2,4
y 2,7 bolívares establecido por el expresidente de PDVSA, Rafael Ramírez.
En
2015, según el actual Ministro de Minería y Petrolero, Eulogio del Pino, el
costo de producir la gasolina se encuentra aproximadamente en 1,87 por litro. Y
con esta cifra el costo total de producir gasolina el año pasado se situó en
30.252 millones de bolívares. Esto implica que el precio al que se vendió/vende
la gasolina es 19 veces menor al precio que debería venderse para cubrir los
costos: sólo cubre el 5,2% del costo.
En
resumen: en Venezuela la gasolina se está vendiendo a pérdida por un margen sin
ningún tipo de racionalidad económica ni contable.
Sin
embargo, consideramos que lo más alarmante en la actual crisis económica no son
los costos de producción, sino los ingresos que se dejan de percibir al vender
la gasolina a un precio por debajo de los internacionales. En otras palabras:
el costo de oportunidad de “regalar” la gasolina.
Según
nuestros estimados y la información disponible de PDVSA, en 2013 el costo de
oportunidad del subsidio de la gasolina se ubicó en 12.059 millones de dólares.
En 2014 fue de US$ 10.542 millones y en 2015 de US$ 6.678 millones.
Dicho en otras palabras, durante los últimos 3 años mantener este subsidio
le ha costado al gobierno aproximadamente 29.279 millones de dólares.
Esta
cifra es cercana al total de deuda externa (PDVSA más gobierno central)
cancelada en el mismo período: US$ 30.407 millones.
Se
podría concluir, entonces, que de haber sincerado los precios de la gasolina en
2013 el peso de la deuda externa en los últimos años no hubiera sido tan
“arduo”. Ésta es apenas una de las tantas comparaciones que se podrían hacer
con el costo de oportunidad de mantener la gasolina barata.
2016:
oportunidad de oro
De
mantener el actual precio de la gasolina, en 2016 el costo de oportunidad del
subsidio se ubicaría en 3.535 millones de dólares. Esta disminución en
comparación con las de los años anteriores, no se debe a que los venezolanos
vamos a utilizar menos gasolina ni a que PDVSA será más eficiente disminuyendo
sus costos, sino a que el precio de la gasolina en el mercado internacional
está disminuyendo.
Esta
disminución en los precios internacionales demuestra que, a medida que se siga
postergando la reducción del subsidio o su eliminación, los ingresos
adicionales derivados de la venta de gasolina a un precio internacional van a
ser menores. Aunado a esto, la actual crisis económica y la continua caída en
los precios del petróleo le da la “excusa perfecta” al gobierno/PDVSA para
reducir el subsidio.
Por
tanto, dado el entorno internacional y los desequilibrios internos, se tiene
una oportunidad de oro para reducir el subsidio que tanto le ha costado al
Gobierno mantener en los últimos años.
¿Entonces
cuál es el objetivo de mantener el subsidio?
Si los
costos son tan altos y cada día que pasa los ingresos por sincerar los precios
de la gasolina son menores, ¿por qué mantener un subsidio que, además de ser
regresivo, pareciera ser ineficiente?
La
respuesta del Gobierno ha sido la ideología detrás de esta subvención: la idea
de que el petróleo genera grandes riquezas lleva implícito que es de todos los
venezolanos, por lo que se espera que la gasolina sea lo más barata posible.
No hay
que olvidar que existen grupos de poder que se ven directamente beneficiados
con el actual esquema (por factores como el contrabando de gasolina) que ponen
resistencia a cualquier modificación de la subvención.
Sin
embargo, este discurso pareciera agotarse. Especialmente cuando ni siquiera hay
repuestos para que los transportes públicos funcionen. En momentos de crisis,
es necesario que se ejecuten medidas que impacten las bases estructurales de la
economía y que busquen reducir las distorsiones de manera importante.
No
obstante, opinamos que el ajuste en el precio de la gasolina no es una de las
prioridades del Gobierno, puesto que antes de meterse con la gasolina tienen
que solventar el tema cambiario y el control de precios.
En
este punto es importante destacar que Luis Salas, el nuevo Vicepresidente del
área económica, es de la idea que aumentar el precio de la gasolina es una
“estrategia de la derecha” para perjudicar al Gobierno. Por tanto, él ha sido
una de las figuras del madurismo que más resistencia ha puesto.
Los
posibles escenarios
Estimamos
tres posibles escenarios que podrían darse en torno al incremento del precio de
la gasolina:
Primer
escenario: en éste, el incremento del precio sería cercano a los precios
internacionales (VEF 26,6/lts en 2016), de tal forma se cubriría el costo
contable y la industria petrolera gozaría de unos ingresos anuales adicionales
de 2,4% del PIB.
Segundo escenario: en este escenario el Gobierno no sería tan ambicioso. Aumentaría el precio de la gasolina a 1,87 bolívares por litro. Es decir: al costo de producción. Así no se generan ganancias, pero tampoco pérdidas. Los ingresos anuales adicionales que produciría este incremento serían apenas de 0,3% del PIB.
Tercer escenario: un aumento más tímido, donde el precio por litro de gasolina se ubicaría en 1,3 bolívares y el incremento sólo cubriría el 70,0% del costo de producción, por lo cual el subsidio seguiría presente, pero mucho menor que el actual.
De
estos tres escenarios, consideramos que es más probable que se concrete el
tercero, ya que el Gobierno podría estar reacio a la eliminación total de un
subsidio que representa una bandera política para el gabinete. Además, mantener
el subsidio sirve como parte de la consigna de que el petróleo es de todos los
venezolanos.
En la
teoría económica, los subsidios se justifican por la existencia de fallas de
mercado que desincentivan la inversión en actividades que tienen un retorno
social importante. El subsidio a la gasolina ha demostrado ser ineficiente,
pues sólo incentiva al incremento en el consumo interno de gasolina y a
actividades ilegales como el contrabando.
Si el
Gobierno quiere solventar la crisis tiene que sincerar la economía. Eso
significa disminuir los subsidios ineficientes, tener disciplina fiscal,
ejecutar medidas estructurales con efectores reales, entre otros.
21-01-16
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