Por Maritza Izaguirre
Presenciar en una pantalla de
televisión la intervención del señor presidente de la República ante la
Asamblea Nacional, me trajo a la memoria lo importante que para mi generación
como funcionaria pública representaba la ocasión, en la cual la intervención
del Jefe de Estado significaba un momento de especial preocupación, puesto que
su palabra recogía un año de esfuerzo de toda una administración. El mensaje
debía expresar claramente lo logros y dificultades en el año transcurrido y
expresar claramente los cambios necesarios para superar los problemas
identificados, el mensaje a su vez, enunciaba los lineamientos que orientarían
las políticas públicas en lo nacional y en lo internacional.
El mensaje era coordinado por
la Secretaría de la Presidencia con el apoyo técnico de la Oficina Central de
Coordinación y Planificación, la cual era responsable por reunir y resumir los
planteamientos planteados a nivel ministerial y sus organismos adscritos. Ello
implicaba un trabajo que se iniciaba a final de año, en los cuales, cada
oficina de planificación sectorial giraba las instrucciones y directivas para
la recolección de la información, en especial todos los cuadros y gráficos
necesarios par actualizar las serie estadísticas que se publicaban año tras año
en el anexo del mensaje, y que facilitaba el seguimiento público de los logros
y dificultades encontrados en el año de la Cuenta, a su vez publicados en las
Memoria y Cuentas de los despachos involucrados en el ejercicio de ese año.
A finales de diciembre ya
estarían disponibles las versiones iniciales, lo que implicaba, por ejemplo en
materia de Cuentas Nacionales, contar con las cifras emanadas del Banco
Central y publicadas en el mensaje anual del presidente de la Institución, los
enunciados de la Presidencia de la República recogidos en el mensaje de fin de
año, así como las declaraciones del resto del aparato administrativo, elementos
claves para la elaboración del Mensaje, el cual constaba de dos secciones, la
primera que recogía el texto que sería leído por el ciudadano presidente, y en
cuya elaboración participaba estrechamente, y una segunda parte que recogía los
informes sectoriales y lo temas que a juicio de la Presidencia deberían ser
destacados, ya que explicaban lo sucedido en la gestión administrativa del
Poder Ejecutivo.
Nuestra responsabilidad como
oficina de coordinación consistía en asegurar la consistencia de los
textos y datos, evitar errores y omisiones, era un trabajo meticuloso y
delicado, que en los años iniciales de nuestra democracia representativa,
al no existir los adelantos tecnológicos del presente, exigían horas y horas de
trabajo al frente de una maquina de escribir, secretarias especializadas en
transcribir cuadros, correcciones minuciosas que obligaban muchas veces a
repetir, copias al carbón, que luego de montadas deberían ser corregidas hasta
lograr una versión definitiva para su impresión, nuestro orgullo, que el
Mensaje estuviese impreso y a la orden de la Presidencia horas antes de
su presentación al Congreso.
Hay miles de anécdotas, la
impresión en la Imprenta Nacional, que contaba con equipos operados
en forma manual, lo que exigía acompañar el proceso hasta el final,
acompañando a los operarios, a fin de asegurarnos de que todo marchaba
bien, que se incorporasen al texto del discurso las últimas sugerencias o
correcciones de estilo, nuestra responsabilidad asegurarnos que en la madrugada
un motorizado llevase a Miraflores el primer ejemplar.
La mística y compromiso
de cientos de funcionarios permitía cumplir con una tarea clave en el ejercicio
de una democracia representativa al obedecer el precepto constitucional de
presentar en fecha fija ante el Poder Legislativo el Mensaje Anual del
Presidente de la República.
Vaya nuestro reconocimiento a
los cientos de funcionarios involucrados en esa tarea, que colocaba a
disposición del país, la información básica necesaria para evaluar la gestión
de la administración. Una mención especial a nuestros maestros, los Jefes de
los primeros años de Cordiplan, los doctores: Manuel Pérez Guerrero, Enrique
Tejera París y Héctor Hurtado quienes nos estimularon para cumplir con
nuestra obligación de ejecutar lo prescrito en cuanto al derecho a la
información sobre la obra realizada en el año de la cuenta.
19-01-16
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico