Lorenzo Figallo Calzadilla, 17/01/2016
Una clave para garantizar la vida del ser humano tiene
como base esencial la implementación de un sistema de protección capaz de
atender las necesidades fundamentales de las personas y sus familiares.
La Seguridad Social en su concepción central implica la
cobertura en áreas relacionadas con la salud, nutrición, educación, pensiones,
recreación, empleo, vivienda. Se trata de un tejido profundo cuya
responsabilidad estructural se inscribe en la política social de los gobiernos.
Su base se encuentra consagrada en la Constitución Nacional de
los países, forma parte de la Declaración Universal de los Derechos Humanos e igualmente
es eje de los convenios y acuerdos de la Organización Internacional del
Trabajo.
La “revolución en el gobierno” como autodenomina la
cúpula dirigente del socialismo XXI al modelo que pretende imponer, manifestó
recientemente haber construido un millón de viviendas para beneficiar a la
población venezolana. La vivienda es un centro vital en función del desarrollo
psicológico, social, económico, cultural, ambiental del ser humano. Un techo
seguro permite organizar con serenidad y afecto el hogar.
Dada la seriedad del tema es importante desagregar la
cifra presentada en sus diferentes componentes. No es suficiente con indicar
números absolutos, es necesario señalar cómo se organizan esas cantidades en el
ámbito social. La meta debe desglosarse en: nombre de los conjuntos
residenciales construidos, número de unidades habitacionales (edificios,
apartamentos, casas)y en cuáles estados, regiones o localidades del país están
ubicados. De igual forma, es imprescindible describir cómo se invirtieron los
recursos, montos financieros empleados, talento humano dedicado a la actividad,
materiales utilizados, licitaciones: compañías participantes, seleccionadas y
sus respectivos representantes. Lo cuantitativo y cualitativo debe ser
explicado en detalle, por rubro. Todo esto le daría transparencia y
credibilidad a la gestión ante la comunidad nacional.
En ese momento deja de ser una cifra abstracta general
para la propaganda política y la realidad concreta se presenta en su verdadera
dimensión. Exponer a la sociedad clasificando según categorías de análisis lo ejecutado
es respetar a la ciudadanía y a su vez un deber ético de gobierno. He allí
entonces una auténtica memoria y cuenta.
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