Trino Márquez 22 de junio de 2016
@trinomarquezc
José
Luis Rodríguez Zapatero, mediador propuesto por Nicolás Maduro para facilitar
el acercamiento entre el Gobierno y la oposición, intervino en el Consejo
Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), el lunes 20 de
junio, sin referirse con un mínimo de solidez a los graves problemas políticos,
económicos y sociales que existen en Venezuela, todos provocados por la
aplicación del absurdo modelo del socialismo del siglo XXI, y sin mencionar el
referendo revocatorio, mecanismo constitucional previsto en la Constitución
para sustituir al Presidente de la República por la vía electoral.
Rodríguez Zapatero hizo mutis por el foro
porque, dijo, no le gusta el revocatorio. Como apuntó Henrique Capriles, la
clave del asunto no reside en lo que le
guste o le disguste al exjefe del Gobierno español, sino en lo que señala la
Carta Magna. Si un comisionado va mediar
en un hipotético conflicto en España, poco importará que esté de acuerdo o en
desacuerdo con que el régimen de ese país sea una monarquía constitucional, con
la figura del Rey como jefe de Estado. A lo mejor el modelo podría parecerle un
anacronismo. Sin embargo, en nada contribuiría este emisario a resolver el
conflicto cuestionando de entrada la naturaleza del régimen. Rodríguez
Zapatero, y los otros mediadores de la Unasur –Leonel Fernández y Martín
Torrijos- deberían saber que el referendo revocatorio fue impuesto por Hugo
Chávez durante los debates de la Asamblea Nacional Constituyente en 1999, como
parte de su filosofía acerca de la nueva
democracia, inspirada en las formulaciones de Toni Negri. La nueva democracia
debía trascender la democracia formal, representativa, burguesa. La soberanía
reside en el pueblo, verdadero soberano y protagonista de los procesos
sociales. Es al pueblo a quien corresponde colocar y revocar a los mandatarios
electos por el voto popular.
El presidencialismo tan acentuado de la
Constitución del 99, en la que se fija el período presidencial en seis años
-otro capricho del Comandante-, fue atenuado con la introducción del
revocatorio. Con el fin de no circunscribirlo sólo al Presidente, se extendió a
los otros gobernantes ejecutivos electos también a través del sufragio
universal: gobernadores y alcaldes. Ocurre, sin embargo, que los períodos de
los mandatarios regionales son de cuatro años, lapso muy corto para aplicarles
el revocatorio, mecanismo engorroso que toma mucho tiempo activarlo. Por esa razón es que no se instrumenta contra
esos funcionarios.
Mientras a Rodríguez Zapatero, siguiendo las
directrices de Maduro, no le gusta el revocatorio y lo considera un adorno de
mal gusto, al pueblo sí que le gusta, y bastante. La reafirmación de la
voluntad revocatoria del 1% del Registro Electoral Permanente (REP) ha sido un
testimonio conmovedor de la voluntad y confianza inquebrantable de la gente en
su protagonismo para resolver por la vía pacífica y electoral la gigantesca
crisis que sacude al país. El Gobierno nacional, las rectoras oficialistas del
CNE, los gobernadores y alcaldes del PSUV, los grupos paramilitares del
chavismo, formaron una alianza diabólica con el fin de quebrar la decisión de
la gente. Aplicaron métodos hamponiles, algunos grotescos, como dejar sin
máquinas de verificación los municipios y parroquias más poblados y donde los
opositores son mayoría, y colocar
captahuellas en zonas poco habitadas o controladas por el oficialismo.
El comportamiento gansteril se ha traducido en presiones, amenazas, chantajes,
extorsiones sobre los empleados públicos, pensionados, becados, contratistas del Estado. Todos los
mecanismos mafiosos han sido activados con el propósito de impedir que la
verificación de firmas fuera exitosa. Pero, no lo lograron: la gente pudo
soportar las largas colas provocadas por la operación morrocoy y el saboteo
ordenados por el CNE, los cortes de luz, las vías obstaculizadas, las bombas
lacrimógenas y todas las incomodidades y abusos cometidos por la Guardia
Nacional y los grupos tarifados. La decisión popular se impuso. Este round se
ganó.
De ninguno de esos abusos, encarados con
firmeza y claridad por la MUD, ha tomado debida nota el señor Rodríguez
Zapatero. Debería agarrar lápiz y papel y hacerlo. El proceso apenas comienza.
Su acompañamiento será importante para que el proceso culmine sin mayores
contratiempos. La gente le dijo Sí al revocatorio. Impedirlo podría resultar
demasiado costoso.
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