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viernes, 24 de junio de 2016

UN GOLPE MAL DADO (Entre Cielo y Tierra), por @susanamorffe



Por Susana Morffe, 23/06/2016

Atropellados por las fuerzas policiales van los profesionales del periodismo a ejercer su actividad por esas calles cargadas de confrontación y destrucción, al menos los que han logrado permanecer cumpliendo jornada laboral en las empresas de la comunicación que siguen  vigentes. Los daños han sido irreversibles, tanto humano como de índole productiva para cumplir con el sagrado deber de informar.

Se recuerda de nuevo este mes una fecha significativa en el ámbito nacional. El Día del  Periodista y del periodismo en Venezuela con la creación del Coreo del Caroní. Son dos eventos importantes y relacionadas con la situación que, exponencialmente, marca la historia de Venezuela en los últimos tiempos, específicamente por al acoso, persecución y violencia contra los medios de comunicación social del país y sus trabajadores.

No tenemos nada que celebrar, sino más bien denunciar la desaparición total de diarios de circulación nacional y regional, tras años de labor ininterrumpida, por carencia de papel, principal materia prima de los rotativos. Casos como los del diario Tal Cual, El Carabobeño, La Mañana, por citar unos pocos de una larga lista de informativos que han tenido que cerrar sus puertas en algunos casos, vender ante las amenazas o en circunstancias diferentes, sobrevivir con el seguro soporte de las redes sociales, y finalmente, salir del país ante la persecución del régimen  a dueños y periodistas con posiciones adversas.

En Venezuela ante tal situación no podemos hablar de democracia y mucho menos de libertad de prensa, puesto que los principales “motores” que ayudan a sostener un estado de derecho “normal” son sus medios de comunicación, con libertad para opinar, disentir y señalar casos de corrupción y arbitrariedades dictatoriales, asuntos que son redundantes en el caso de Venezuela. Son los golpes que durante largos años ha dado el régimen.

Los medios de comunicación social en Venezuela están secuestrados y encadenados en su legítimo derecho de  expresar, de manera escrita y verbal, los abusos de un régimen negado a establecer diálogo y fomentar el libre intercambio de ideas, amén de sus viciadas y mal dadas actuaciones. Por estas y otras implicaciones los periodistas venezolanos saldrán en marcha el 3 de mayo.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CDIH) en su último  informe del año 2015, ha  identificado que en  “Venezuela no se registra un clima de tolerancia en el cual se favoreciera la activa participación e intercambio de ideas de los diversos sectores de la sociedad, y que los actos de violencia en contra de periodistas y medios de comunicación en relación con su trabajo, así como las declaraciones descalificatorias de altos funcionarios públicos, configuran un escenario restrictivo”.

No existe seguridad jurídica en el país para la vida de los medios de comunicación y recientemente la Comisión del Poder Popular y Medios de Comunicación Social de la Asamblea Nacional, aprobó el informe sobre la visita realizada a la sede del Complejo Editorial Alfredo Maneiro,  dueño del monopolio de la importación de papel, donde se comprobó que el suministro de imprenta es utilizado para proselitismo político del régimen, dejando  a la deriva a los periódicos, como El Correo del Caroní El Carabobeño, Los Andes o Que Pasa y El Nacional.

Un tanto más sucede con los medios audiovisuales y para ello,  fue aprobada en el parlamento, en primera discusión, la reforma de la Ley de Comunicaciones, la cual estará enfocada en el tema del otorgamiento de concesiones a los canales de televisión, las cuales "se han convertido en el yugo de los dueños de medios de comunicación para que tengan una línea editorial complaciente con el Estado".

Al reconocer las actuaciones del tribunal supremo venezolano, sobre el trabajo de la Asamblea Nacional, en su actividad de legislar instrumentos necesarios para el bien común, no tenemos otra opción que poner en duda su acatamiento por el conflicto existente entre estos poderes, agregado el Ejecutivo,  lo cual no da respuesta al mandato que hizo el pueblo soberano el pasado mes de diciembre de 2015.

El deterioro de Venezuela se aprecia con las múltiples “caídas” de los medios de producción informativos, como consecuencia  de los efectos políticos.  No hay golpe de estado que logre enderezar  los daños, pero hay golpes informativos y estomacales a punto de estallar. Debemos luchar por lo que se quiere, intentar  y seguir intentando hasta lograr el objetivo.

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