Por Esperanza Márquez
Milos Alcalay Inició su
carrera diplomática en 1970 como Tercer Secretario de la Embajada de Venezuela
en París y en 1972 fue nombrado Jefe del Gabinete de Ministerio de
Relaciones Exteriores. Fue embajador de Venezuela en Brasil, Israel y
Rumanía, además de haber ejercido como representante de su país en el
Parlamento Latinoamericano y en el Parlamento Andino. Fue embajador ante las
Naciones Unidas. Uno de los diplomáticos más respetados de Venezuela a la que
ha representado durante más de 30 años por todo el mundo.
–¿Cómo fueron ocurriendo los
acontecimientos previos a la reunión del Consejo Permanente de la OEA el 23 de
junio donde el Secretario General presentó el informe sobre la situación en
Venezuela?
- En la reunión del Consejo
Político de la OEA la Cancillería venezolana, el gobierno venezolano, quería
impedir el informe del Secretario General, Almagro, que en virtud del artículo
20 de la Carta Democrática pudiera hacer una presentación de la
fotografía de la realidad, de esa triste fotografía de un país que está
colapsado en lo económico, en lo político, en lo social, en lo institucional y,
sobre todo, en lo ético.
Es un informe muy preciso, muy profesional, elaborado
por los expertos que han acompañado al Secretario General en base a un
compromiso suscrito por todos los Estados de América Latina o del hemisferio
para optar por cumplir con la democracia, la separación de poderes, de los
Derechos Humanos, la libertad de expresión y la verdad es que este Gobierno
viola desde el primer artículo hasta el último. Como este Gobierno sabe que
está al margen de los acuerdos internacionales de la Constitución hizo
absolutamente todo para evitar que este informe se presentara y muy pocos días
luego de despotricar contra la OEA se convirtió en defensor de la OEA porque estaba
convencido de que iba a obtener argumentos suficientes para frenar, bloquear
esta presentación del informe. No escatimó insultos, llamó al Secretario
General agente de la CIA, señalando que era un empleado del imperio, con esta
vergonzosa acción que no llegó jamás al fondo del asunto: que aceptara los
compromisos que adquirió el Estado venezolano en la suscripción de la Carta
Democrática.
–¿Qué pensaba el Gobierno?
- Que se repetiría lo del
pasado, que el Socialismo del Siglo XXI, los aliados del ALBA y otros que no
querían enfrentarse al poderío, al garrote del Gobierno bolivariano se aplicaba
una suerte de solidaridad automática. La OEA nunca aprobó que se analizara la
situación venezolana y Delsy Rodríguez pensó que con las amenazas, con los
chantajes, con las presiones iba a lograr esta situación, pero felizmente
para la democracia en América Latina el péndulo ha ido cambiando: ya no está
más Kirchner en Argentina sino el presidente Macri, ya no está Lugo en el
Paraguay sino el presidente Cartes, ya no está Lula ni Dilma Rouseeff sino el
presidente Temer y Dilma está fuera en un juicio que muestra el fracaso del
socialismo del siglo XXI en Brasil. Ya ha habido cambios sustanciales en
el Perú con el presidente Kuczynski. La América Latina ha demostrado que
rechaza ese modelo absolutamente antidemocrático como el que representa la
canciller Delsy Rodríguez.
–¿Cuál fue el resultado?
–Una nueva derrota de la
diplomacia venezolana. Una derrota más, al igual que derrotó la posición de
Paraguay y de otros países que la reunión de Unasur se realizara el mismo 23
con los cancilleres, no fue aceptada, tampoco se aceptó que se defiriera esta
presentación y con 20 votos a favor del Secretario General, tan sólo 10 en
contra y dos abstenciones mostró que esa solidaridad del Caribe no operó,
porque países del Caribe como Barbados, Belice, Guyana y otros países de
América caribeña no votaron a favor de Venezuela.
Intervino el Secretario
General a pesar de las oposiciones, de los insultos, y en su informe muy
detallado hace una presentación de todo lo que significa la situación en
Venezuela de los presos políticos, las acciones para bloquear el revocatorio,
todo lo que ha sido el desacato a las leyes de la Asamblea Nacional, todo lo
que significa el incumplimiento de un diálogo real para ser un monólogo como lo
ha hecho en el pasado y, sobre todo, totalmente alejado de la aplicación de los
principios y valores de la democracia a la cual está comprometido.
–¿Cómo reaccionaron los
cancilleres a la presentación del informe de Almagro?
- Una vez presentado el
informe, como se estila, cada uno de los gobiernos intervino, algunos se
pronunciaron a favor como Bolivia, Ecuador, pero llama la atención que fue de
una manera bastante moderada a excepción de Bolivia, pero no rompieron lanzas
por Venezuela, sino que mostraron su solidaridad y otros fueron bastante
cautelosos en cuanto al respaldo y un gran número de ellos estableció toda una
serie de sugerencias para el futuro del tratamiento del tema. Argentina propuso
que se constituyera un grupo de amigos que rápidamente fue respaldado por otros
ya que no confían en el equilibrio del moderador, el señor Rodríguez
Zapatero, y no es que vayan a impedir que Rodríguez Zapatero esté
presente, pero sumar a otros expresidentes que pueden ser Fernando Enrique
Cardozo; en Chile si quieres uno de centro está Eduardo Frei, si quieres uno de
derecha está Piñeira, si quieres uno de izquierda está Lagos; y lo mismo sucede
en Colombia, es decir, escoger a un grupo de amigos que pueda hacer una
acción más equilibrada, una moderación más equilibrada.
–¿Qué fue lo que sucedió con
el punto de orden?
- La penosa intervención de
la canciller Delsy Rodríguez, que ni siquiera conoce el procedimiento,
causó risa porque al inicio en su intento de bloquearlo el
presidente argentino del Consejo Permanente dice que el orden del día ya está
aprobado y Delsy responde que lo que ella quiere es que eso no se discuta,
entonces el presidente del Consejo Permanente le da la palabra a la
representante de Venezuela para que haga un punto de orden que es lo único que
puede cambiar el orden del día aprobado y la Canciller respondió que ella no
quería ningún punto de orden que lo que quería era que el punto no se
discutiera. Entonces se dijo que la única forma era que se sometiera a votación
ese tema de tratar de cambiar la agenda que, por supuesto, resultó aplazada.
Al final una penosa
intervención de nuevo insultando al mensajero, insultando a los países,
diciendo que tenían la lista de los que votaron a favor como una especie de
lista Tascón de los países, una especie de amenaza solapada, de un chantaje de
las naciones que no fueron incondicionales y una serie de presentaciones de
política ficción totalmente alejadas del Derecho Internacional que muestra que
ni siquiera se ha leído la Carta Democrática ni la de la OEA y dice que lo que
están buscando es una intervención militar de USA, lo que están buscando es
establecer un mecanismo que aísle a Venezuela económica y socialmente.
–¿El planteamiento del
Secretario General era excluir a Venezuela de la OEA?
- Eso no está ni en la
intención del Secretario General ni en la intención de los venezolanos. Los
venezolanos no queremos que Venezuela se excluya, aunque la Carta prevé
excluirla, pero ya lo hemos visto con Cuba que la exclusión no es la solución,
lo que necesitamos es la inclusión de Venezuela en los compromisos que ha
suscrito, no nos interesa que se vaya de OEA como se fue de la Comisión de
Derechos Humanos, sino que cumpla con respetarlos, queremos que el Gobierno cumpla
con sus compromisos internacionales y constitucionales. Entonces esas
acusaciones de golpista, de golpe de Estado con una diplomacia de carritos
chocones, de chocar contra todo aquel que no sea incondicional, muestra
esa dialéctica de confrontación fracasada que ninguno de los países
miembros aceptó.
–El Gobierno dice que fue un
fracaso del Secretario General porque no se votó la Carta Democrática.
- Se está utilizando una
vieja política que es que la mejor defensa es un ataque como hacía el nacional
socialismo, pero una vez que pierde tratar de ganar ganando, pero si no gana
ganando gana perdiendo, entonces dicen que ganó la diplomacia venezolana cuando
es una vergonzosa derrota porque ella no alcanzó su objetivo. Entonces intentan
una serie de acusaciones como que no se votó la Carta Democrática. No se
trataba en el orden del día excluir a Venezuela, era presentar un informe y ese
informe de Almagro figura ahora como un documento especial de la OEA y que el
presidente del Consejo Permanente señaló que todas las intervenciones que
se hicieron de Argentina, Chile, Brasil, de Paraguay también de Bolivia y de
Ecuador fueran incorporadas al acta y con esto se cierra, a pesar de
todas las amenazas de la canciller, esa reunión que era para escuchar el informe
del Secretario General.
–Ahora comienza una nueva
etapa.
–Venezuela ahora es un tema
de la OEA y va a depender de la posición que los gobiernos asuman. Hay varios
escenarios, algunos han señalado que quieren continuar dándole el respaldo al
cumplimiento de la Carta Democrática, van exigir que se haga el Referéndum
Revocatorio, que se de libertad a los presos políticos, van a exigir que se
cumplan los Derechos Humanos, van a exigir que se cierre La Tumba, que haya una
solución al gravísimo problema, que niega la canciller, que existe
desabastecimiento, que existe un colapso de la salud que es una
realidad triste de un país que era el más rico de América latina y que se ha
convertido el más pobre, más violento, más inseguro, más primitivo de la región.
Ahora, si eso es obtener un triunfo, como dicen los chavistas, de triunfo en
triunfo hasta la derrota final.
–¿Cómo evitar un estallido
social en Venezuela?
- Es necesario que el
Gobierno entienda que fracasó y que tiene que encontrar un mecanismo de solución
pacífica, sea un gobierno de transición, cumplir con el Referéndum Revocatorio
y que sea el soberano, el pueblo el que decida el futuro. Si fuera un
Gobierno sensato lo más lógico sería renunciar y hay varias formas de
renuncia: un mecanismo de observación nacional incorporando de verdad a los
factores políticos, empresariales, sindicales, a las juventudes, a las
universidades, a la Iglesia Católica y las diferentes religiones que están en
el país para buscar algo que nos permita salir de esta debacle, de esta crisis
que el gobierno niega y que así no se puede solucionar ningún problema.
–¿Qué sucedería si no se
hace el Referéndum este año 2016?
- Si no se hace un
Referéndum Revocatorio este año de conformidad con la Constitución, será un
Referéndum ratificatorio. Los chavistas quieren salir de Maduro, pero no
quieren salir del poder. El problema no es revocar a Maduro para poner, por
ejemplo, a Cilia Flores, el problema es revocarle el mandato a Maduro y darle
al pueblo venezolano la posibilidad de votar por Cilia Flores, si fuera el
caso, o por un candidato de la oposición venezolana.
–¿Usted vislumbra una
solución para Venezuela?
- Que hay un camino, una
nueva forma, sabemos que el Gobierno no quiere entregar el poder, pero es una
nueva manifestación de todo ese rechazo a los compromisos internacionales,
constitucionales y, sobre todo, a la nueva realidad popular de una Venezuela
que ya está cansada de 17 años de destrucción, de violación de Derechos Humanos
y de libertad.
Esta no es una carrera de velocidad,
no es que todo se define en una reunión del Consejo Permanente, esta es una
carrera de resistencia y de dignidad que se ganó a nivel internacional, pero se
puede perder si no actuamos de una manera inteligente, coordinada, unitaria
y, sobre todo, tratar de establecer una hoja de ruta para salir de esta
pesadilla que hoy tenemos en Miraflores.
27-06-16
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