Eloy Torres Román 21 de junio de 2016
Atención:
José Luis Rodríguez Zapatero, expresidente del gobierno español y demás
interesados en intermediar en la crisis de Venezuela.
Ciudad.-
Sr.
Presidente y otras personalidades:
Con el
debido respeto me permito iniciar esta epístola para presentarme. Soy uno de
esos millones de venezolanos que reclaman una salida pacífica, democrática y
constitucional, tal como lo indica la Carta Magna de 1999. Como venezolano he
crecido enfrentando serias
contradicciones: soy de la generación que llaman en inglés, los Baby Boomers,
es decir, nos inscribimos en una visión profética e idealista. Ella se hizo
presente en los años luego de la segunda guerra mundial y en la guerra fría.
Oscilamos en las edades de los 50- 70. Una generación enriquecida con
acontecimientos políticos de primer orden. Su dinamismo se observa gracias a
una mejor alimentación, mejor vestimenta, mejor educación y mayor cultura, acceso y comprensión de los elementos de
internet; en general, una generación consumista de productos materiales y
espirituales. También ha sido y es una generación menos tradicionalista y menos
religiosa; en fin más liberal en todos los sentidos, incluidos los sexuales.
Una
generación que conoció del horror de la ridícula lucha armada en Venezuela, la
guerra del Vietnam, el amor libre, las bondades de la píldora conceptiva en sus
parejas, el mayo francés, la invasión a Checoeslovaquia, la ruptura con el
comunismo al ritmo de los Beatles. La misma que observó el paso del televisor
en blanco y negro al color, en consecuencia comprendimos que la política es
como ese “mago” con cara de vidrio.
Repito, para nosotros, la política, era,
inicialmente, en blanco y negro; hoy la vemos a todo color. Están todos
los tonos y matices.
Señor
Presidente, usted también emana de ella; pero, pareciera que Ud. se inscribe en
la anterior generación; esa que se retorcía en medio del dogmatismo ideológico
(por creer, entre otras cosas, que el gobierno es el alfa y omega de la
sociedad) Ud., se comporta cual esa generación que enfrentó la gran depresión y
que observaba a los políticos, especialmente a los gobernantes (que no a los
gobernados, pues ellos, en la teoría y práctica política, no existían) como
infalibles, justamente, por ser “los gobernantes”. El ciudadano, para éstos,
insisto, no tenía valor alguno. Tengo la impresión que Ud. ha visto muchas
películas sobre la guerra, donde los buenos y los malos los identificamos
rápidamente. Pienso que no ha leído (y me perdona, no busco ofenderle. Es una
impresión) suficientes textos históricos explicativos, como tampoco, se ha
topado con las grandes novelas, sobre la guerra, especialmente la civil que
azotó a España, su país (a pesar de ser Ud. Español y militante del PSOE) Hay
obras literarias, cuyo peso interpretativo vale la pena reeditar para
comprender lo que pasa en nuestro país. Me refiero muy especialmente las de un
autor norteamericano que supo interpretar a España, mejor que lo que Ud. ha
hecho sobre Venezuela y su actual crisis, me refiero a Ernest Hemingway.
Para
él, como también lo señalan los textos históricos de su país, la guerra civil
española tuvo un conjunto de causas. Las tensiones se incubaron a los largo del
tiempo. Las contradicciones las apuntó, Antonio Machado, el poeta español:
Españolito
que vienes al mundo, te guarde Dios.
Una de
las dos Españas ha de helarte el corazón.
Fueron
muchas las guerras y revueltas las que acosaron a España. El enfrentamiento
entre reformistas y conservadores no descansó hasta que estalló la guerra civil
(1936- 1939) No se respetó lo acordado constitucionalmente en 1931. El
resultado, incluido Ud., todos los conocemos. Francisco Franco estuvo en el
poder desde 1939 hasta que la muerte lo buscó en 1975. Éste, incluso antes de
morir, mostraba tímidos deseos de abrir la posibilidad de un entendimiento.
Ello es la política. Faltaba algo. Al marcharse el caudillo Franco, las cosas
se aceleraron y surgió: el pacto de la Moncloa, con un Rey al frente. Hoy
España vive los frutos de ese “Pacto” en medio de contradicciones, pero en
democracia, aunque es particular: una monarquía constitucional. Hoy,
lamentablemente, han surgido unos cuantos irresponsables cuya postura expresada
en un “pelo largo” busca desafiar el éxito de la sociedad política española
para destruir la democracia que su país
ha logrado; ah y todo esto con ayuda del dinero petrolero venezolano
En
Venezuela, hoy sufrimos las “inconsecuencias” de los tiempos. El paradigma de
esos individuos de “pelo largo” que acosan a España, tuvo su momento. Lo vimos
llegar, cual jefe de hordas para desconocer las bondades del perfectible
sistema democrático. Su figura fue potenciada por “notables” personajes y por
medios de comunicación social, los cuales apostaron por algo desconocido y hoy
sufren un silencio obligado impuesto por la sombra totalitaria de los
dictadores chavistas- maduristas;
mientras, esos medios, procuran
olvidar que cuando la derrota militar de 1992 de los sediciosos, fueron
ellos los que hicieron digerible, como apetecible, la emblemática frase del
golpista en ese momento: “Por ahora”.
Ayer
la orgía política devoró a España; hoy Venezuela confronta similares
situaciones. Hay una anarquía estimulada por, y desde, el alto gobierno. La
oposición, toda variopinta, promueve un proceso de gobernabilidad democrática.
El gobierno se opone. Pretenden permanecer en el gobierno a toda costa. La violencia
es su arma preferida: “es una revolución pacífica, pero armada”, dicen, dijeron
y siguen en esa predica. La crisis está y duerme con nosotros y la sufrimos en
forma de pesadilla. Las alarmas se encendieron internacionalmente, luego que
los bombillos en el país se quemaron, al confrontar tantos apagones, pues no
hay electricidad.
El
país hierve en medio de protestas, muchas de ellas sangrientas, contra esta
dramática realidad: el aumento de la violencia es patéticamente evidente: basta
ver las fotografías y películas de las agresiones físicas al diputado Julio
Borges, ayer a Jesús “Chuo” Torrealba, María Corina Machado y otros (no es la primera vez) luego, el fantasma de la hambruna, sí, de una
hambruna que recorre al país, las expropiaciones están a flor de piel y luego,
se construye un mecanismo, en desuso: un Estado corporativista inspirado en la
visión fascista de Italia, sin el encanto ni el fundamento cultural de éste.
Desde este gobierno lo que se observa es sólo escatología, procacidad, violencia
verbal y física, que no propuestas serias y responsables para superar este
estadio de barbarie que nos acosa.
Todo
esto viene a cuento, pues al parecer Ud. observa una postura que apunta a
minimizar el esfuerzo de la oposición por alcanzar el referéndum revocatorio,
so pretexto que es necesario dar un respiro para que finalice el gobierno
electo por una considerable porción de venezolanos. El caso es que el país ya
no aguanta tanta crisis, tanta penuria, muertes, sacrificios, inseguridad y
fundamentalmente falta de comida; un país, rico y con una pujante porción de
recursos humanos; todos dilapidados y despreciados por una minoría, cada más
minoritaria que exuda decadencia, indecencia y escatología en el lenguaje,
embriaguez por el poder y se aleja cada vez más de la idea de un gobierno que
debe buscar soluciones. El poder chavista-madurista se pudre y pudre al país
entero. Ya no hay tiempo para más paciencia. El revocatorio aliviaría la crisis
del sistema. Sinceramente, no sabemos
que hay detrás de su actitud. Creemos, repito, Ud. con sus posturas busca
aplacar el ánimo de los venezolanos de encontrar una salida, democrática,
electoral y pacífica a la crisis que corroe los cimientos de nuestra estructura
material y espiritual. La salida está en la Constitución Nacional y no fuera de
ella. Fuera de ella está la postura del gobierno al desconocer la constitución
y lo más grave: la realidad. Por la vía que va este gobierno, seguro nos
llevará a encontrarnos con lo que no queremos: la guerra. Por ello el
referéndum revocatorio es existencialmente urgente y necesario.
Ernest
Hemingway, ese gran escritor americano del siglo XX, como Ud. sabe bien,
escribió un libro sobre la guerra civil española que le convirtió en un clásico
de la literatura. El mostró, filosóficamente, el drama del hombre y su
desgracia por cometer actos violentos. La novela ¿“Por quién doblan las
campanas”?, – título que se inspira en la literatura del siglo XVII, destaca: “La muerte de cualquier
hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad, por eso nunca preguntes
por quién doblan las campanas: doblan por ti”- nos hace recordar que en
Venezuela estamos al borde de un conflicto similar.
Señor
Presidente Rodríguez Zapatero, Venezuela, es un país dividido, similar a la España
de los años 1936 y 1939. La Europa de entonces, salvo una buena parte de su
intelectualidad, cerró sus ojos ante el drama español. Algunos lo abordaron con frialdad y no lo
tomaron con seriedad. Ahora, Ud. es nieto de esos tiempos. Su partido y sus líderes
fueron perseguidos, con inquina, por los factores triunfantes en esa guerra
civil. Hoy, España, repito, es acosada por factores que buscan acabar con los
logros de su proceso de “aggiornamiento” a los tiempos. Éstos, han sido
financiados por el gobierno al que Ud. paradójica y sibilinamente (es mi
impresión) exige, como mediador, el derecho a terminar su mandato. Con ello se
hace caso omiso a lo señalado por la moderna teoría política que apunta a la
figura del referéndum revocatorio; éste, apegado a los tiempos, busca superar
la rigidez de los sistemas constitucionales que limitan a la sociedad. Ésta, es
apartada de las grandes decisiones y le confiere la titularidad de la soberanía
sólo a los gobiernos. Los tiempos han cambiado, Señor Presidente.
No
comprendemos como Ud. Miembro del PSOE no recuerde que España sufrió y aportó
la cifra de 9000.000 muertos, durante su guerra civil, justamente para
encontrar hoy un mecanismo incluyente; esos muertos han dado fuerza a esa
visión modernizante y que Ud. inexplicablemente le niega a nuestro país. ¿Acaso
hay algo más que una simple opinión “constitucionalista”?
No
pretendo dictar cátedra de análisis político sobre mi país. Voy a recurrir a la
cita de un hombre a quien seguramente tuvo la ocasión de conocer; pues fue un
símbolo de la política española durante más de medio siglo. Fue uno de los
arquitectos del proceso de transición. Me refiero a Santiago Carrillo, quien
fuere el Secretario General del Partido Comunista Español. Éste, “sin querer
queriendo” alumbró el día de hoy y desnudó al gobierno chavista – madurista,
cuando en 1977,escribió: “Cuando un gobierno recorta caprichosamente, por
ejemplo, los distritos electorales, para alterar el resultado real del sufragio
universal, puede parecer que no hace violencia más que al papel en que se
recoge el mapa administrativo del país, pero en realidad está cercenando
brutalmente el derecho de amplios sectores de ciudadanos a hacerse representar
democráticamente en los organismos representativos. Cuando radio y televisión
penetran hasta en el último hogar, con una información y una propaganda
orientadas desde el poder, aparentemente no realizan ningún acto de violencia;
en realidad están practicando una especie de lobotomía en el cerebro de
millones de personas, amputando sus posibilidades de reflexionar y
autodeterminarse libremente”
(Eurocomunismo y Estado, págs. 187-189; Santiago Carrillo, Grupo
editorial Grijalbo, 1977.
Venezuela
requiere de comprensión y no de alcahueterías. Es esa misma Venezuela civilista
y democrática que fue solidaria con todos aquellos pueblos enfermos de
intolerancia, dictaduras y totalitarismos. Su país es testigo de las acciones
de un Carlos Andrés Pérez al proteger y estimular a los factores que se oponían
democráticamente a Franco. Felipe González (Isidoro) el gran líder del PSOE fue
ingresado clandestinamente a España por C.A.P. a sabiendas de las dificultades;
pero, su olfato y conocimiento de la realidad internacional le fueron
suficientes para comprender que era inevitable la democratización de España. Él
asumió los riesgos y lo introdujo a su país para impulsar un proceso
democratizador. Hoy su país es un modelo democrático en la Unión Europea, “por
ahora”, como dijo alguien en 1992. Igual ocurrió con Chile, República Dominicana,
Centro América; estas realidades gozaron
de la comprensión venezolana y recibieron su ayuda política y moral. La
Venezuela civilista siempre apostó por las causas democráticas. Jamás colocamos
el acento en el interés circunstancial del gobierno o crematístico de
determinados líderes.
Hemingway
utilizó la filosofía del siglo XVII para escribir su novela sobre España; hoy
nosotros también le repetimos a Ud. Sr. Presidente y demás líderes de la
comunidad internacional que buscan ser medidores en nuestra crisis: La muerte
de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad, por eso
nunca preguntes por quién doblan las campanas: doblan por ti” Venezuela apuesta
por una salida democrática, constitucional y pacífica. Nuestra constitución contempla
el referéndum revocatorio para salir de esta crisis. No veo porque ustedes
apuestan por mantener en el poder a quienes desde el gobierno han creado este
estado de caos y miseria. Las campanas también doblarán por ustedes. Podemos y
su líder de pelo largo, les acecha y cuenta con los recursos de un gobierno que
Ud., inexplicablemente, pretende defender desde España.
Presento
mis saludos y respetos. No fue mi intención descomedirme para presentarme en
forma destemplada. Por el contrario, soy un venezolano normal que por
casualidad ha sido diplomático de oficio y de pasión, pues es mi país lo que me
mueve. Hoy, no comprendo a un militante del PSOE defender a un gobierno que no
representa al pueblo venezolano. Los hechos lo demuestran, las pruebas están en
la mesa. Un ruego: comprenda mis letras. En ellas Ud. no encontrará palabra
alguna que busque ofenderle, pues no soy un escatológico ni un procaz miembro
de la nomenclatura chavista- madurista.
¡Ala
viva España y viva Venezuela, pueblos que luchan por vivir en una democracia
real que se adapta a los tiempos y no en un circunstancial gobierno que busca
mantenerse en el poder cual depredador de nuestra venezolanidad!
Con
saludos y respetos venezolanos,
Eloy
Torres Román
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