ANTONIO MARIA DELGADO 23 junio de 2016
Pese a
las incendiarias objeciones del régimen de Nicolás Maduro, la Organización de
Estados Americanos (OEA) comenzó a maniobrar el jueves para ayudar a Venezuela
a superar su marasmo político social, emprendiendo un camino paralelo a la
propuesta de diálogo impulsada por Caracas.
En una
acalorada sesión donde la canciller venezolana, Delcy Rodríguez, calificó de
golpista al Secretario General de la OEA, Luis Almagro, la mayoría de los
integrantes de la organización remontó las objeciones del régimen bolivariano y
decidió participar en la búsqueda de una solución a la grave crisis del país
sudamericano.
En la
sesión también quedó en evidencia cuanta influencia ha perdido el régimen
bolivariano dentro de la OEA. En una primera votación para determinar si se
aceptaba el lapidario informe de Almagro sobre la crisis venezolana, 20 países
miembros se pronunciaron a favor de la moción, mientras que sólo 12 salieron a
respaldar los esfuerzos de Rodríguez por bloquearla y dos se abstuvieron.
Fuentes
cercanas a las negociaciones que están siendo realizadas tras bastidores en la
OEA dijeron a el Nuevo Herald que la sesión del jueves abrió una puerta a
futuras gestiones de la organización a favor de Venezuela bajo el esquema
establecido por la Carta Democrática Interamericana.
Esas
iniciativas, que están siendo auspiciadas por buena parte de los 20 países
miembros que votaron por aceptar el informe de Almagro, están promoviendo el
nombramiento de "un grupo de amigos" que brindarían sus buenos
oficios para ayudar a Venezuela a retomar el camino democrático.
El
nombramiento de dicha agrupación, que ha de suceder en los próximos días,
torpedearía los esfuerzos de Maduro por contener la intervención internacional
a través de gestiones de diálogo con la oposición que el régimen controlaría,
agregaron las fuentes.
En el
discurso que pronunció durante la sesión extraordinaria, Almagro enfatizó la
urgente necesidad del pueblo venezolano de que los países de la región salgan
en su defensa, ante la opresión ejercida por un régimen autoritario que ha
provocado una verdadera crisis humanitaria.
"Hoy,
les pido que consideren las vidas, la salud y la seguridad del pueblo
venezolano […] El Consejo Permanente debería tomar las medidas necesarias para
atender a la crisis humanitaria sin precedentes e innecesaria que sufre
Venezuela", manifestó Almagro.
"El
Consejo debería expresarse claramente sobre los prisioneros políticos y los
informes persistentes de tortura", declaró el Secretario General al instar
a los embajadores de la región a actuar, recordando las palabras de Desmond
Tutu: "si eres neutral en situaciones de injusticia, has elegido el lado
del opresor".
Gran
parte del discurso de Almagro se centró en las conclusiones de su extenso
informe sobre la crisis venezolana, que describe la manera en que el régimen
bolivariano de Caracas ha procedido a desmontar las instituciones democráticas
del país y como esas acciones han conducido a la sistémica violación de los
derechos humanos y a la quiebra económica del país.
"El
que debería ser uno de los países más ricos de la región se encuentra más bien
enfrentando niveles de pobreza sin precedentes, una severa crisis humanitaria y
uno de los más altos índices de delincuencia en el mundo.
Almagro
habló pese a las objeciones pronunciadas por Rodríguez, quien acusó al
secretario general de la OEA de participar en una conspiración internacional
para derrocar a Maduro.
"Se
está legitimando un golpe de Estado por parte del secretario general de la OEA
y se está impidiendo e imposibilitando el diálogo promovido por el Gobierno
venezolano, con el acompañamiento de la Unasur", expresó Rodríguez.
El
informe presentado por Almagro "tiene consideraciones ideológicas
peligrosísimas […]. Habla en nombre de los delincuentes de cuello blanco, que
tienen posibilidades económicas y contactos con las oligarquías mundiales, para
hacer vender una realidad falsa de Venezuela", agregó al canciller, al
acusar al secretario general de establecer "un tribunal de inquisición
contra Venezuela, violentando la soberanía absoluta de los Estados y la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela".
La
posición de Rodríguez fue respaldada con vehemencia por Bolivia, cuyo embajador
pidió la renuncia de Almagro.
"La
OEA se ha convertido en un espacio inquisitorio contra los gobiernos de los
Estados miembros. Las acciones del secretario general vulneran toda norma de la
OEA y llevan a la OEA a ser un organismo golpista contra los Estados
miembros", declaró el embajador boliviano Diego Pary.
"Hoy
se escribe una página más de la historia injerencista de la organización.
Equivale a dar un golpe de Estado y repudiamos por tanto esta sesión",
agregó
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