Por José Guerra
Juan Barreto, quien ha sido
chavista incondicional, dio unas declaraciones explosivas esta semana donde
argumentó que se estaba preparando una salida negociada del presidente Maduro,
antes de la realización del referendo revocatorio, por cuanto de efectuarse
este evento electoral, el chavismo corría el peligro de desaparecer. El
argumento de Barreto va en la línea de preservar la fuerza política del
chavismo hoy menguada bajo la conducción de Maduro. En esa misma tónica
se expresó otra figura prominente del chavismo militar, el General Alcalá
Cordones al enfatizar que la única forma que no haya revocatorio en 2016,
es si renuncia Maduro. Para nadie es un secreto que el gobierno está
cercado por todos loados y que se parece a aquel enfermo desahuciado que vive
porque está conectado a un respirador artificial.
Pero la caída de
Maduro a la cual me refiero es la reflejada en la última encuesta de
Datanálisis que cerró el 25 de mayo donde se evidencia que el 94,6% de los
venezolanos tiene una valoración negativa de la situación del país. Con ese
número ningún presidente gana ni siquiera la elección de una junta de
condominio. Pero tan grave como lo anterior es el hecho que el 74,2% de los
encuestados tiene una visión negativa de la gestión de Maduro como presidente
mientras que apenas 23,0% mantiene una opinión positiva, cifras estas que
evidencian un deterioro respecto a la medición de marzo de 2016.
Pero tal vez el indicador
más importante acerca de la evaluación de Maduro sea el nivel de confianza.
El 77,0% de los entrevistados tiene poca o ninguna confianza en
Maduro en tanto que apenas 21,0% tiene confianza o alguna confianza en él. La
confianza es la variable que está más correlacionada con la intención de voto
cuando se realizan las elecciones. Como consecuencia de estos resultados,
Maduro está arrastrando al PSUV y a las principales instituciones de la nación
a una crisis de legitimidad ante la opinión publica. Así, el respaldo al PSUV
que Chávez dejó en 53,3% en marzo de 2013, en mayo de 2016 se encuentra en
23,9% y con tendencia a seguir cayendo. Por su parte la MUD tiene una
aprobación de 57,0%, más que el PSUV en su mejor momento. Un verdadero milagro,
hecho por Maduro.
De las instituciones que el
venezolano considera como apéndices del gobierno, ninguna de ellas alcanza el
umbral de aprobación del 30,0%, mientas que el rechazo es mayor al 70,0%. Tanto
la Fiscalía General como el TSJ son evaluadas favorablemente por solamente el
25,0% de los venezolanos. El CNE tiene un respaldo de apenas 28,0% y la FAN de
34,0%. Es decir, Maduro ha destruido el legado de Chávez, al PSUV y a las
instituciones que el venezolano valora como satélites del gobierno,
especialmente a la Fiscalía, TSJ y CNE. Esto es para reflexionar acerca de la
reconstrucción de un país devastado económicamente y también
institucionalmente.
27-06-16
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