Por Jesús Alexis González, 27/06/2016
Las condiciones de pobreza y de alto costo de la vida
(salario insuficiente para cubrir las necesidades básicas) para el caso
venezolano, fue generada por el propio gobierno cuando facilitó que se desatara
una inflación (sin posteriores planes
para controlarla) que ha venido sistemáticamente “sustrayendo” una parte
importante del ingreso de los trabajadores (impidiendo la movilidad social) y
de otros entes económicos; a la luz de propiciar un socialismo con la intención de traspasar (por cualquier vía) los
medios de producción desde la propiedad privada a una propiedad estatal
caracterizada por una profunda
intervención del gobierno en la economía, en un contexto de planificación centralizada y populista.
En ese escenario inflacionario, y dado que obviamente los precios suben hasta
ubicarse “muy alto” (haciendo bajos los salarios), el culpable de la situación
provocada (el gobierno) ante la
instrumentación de una errada política económica, “prohíbe” que dichos precios
continúen subiendo (¿?) controlándolos, regulándolos y congelándolos con el efecto perverso de
hacer desaparecer la ganancia y por ende desestimulando el deseo de invertir (a
finales del 2015 las empresas estaban trabajando en promedio a un 44% de su
capacidad instalada) que a la postre se traduce en una reducción en el número
de empresas operando y en consecuencia en una disminución de la oferta
(desabastecimiento) como preámbulo al caos económico en un ambiente de escasez, que impulsa la aparición de mercados
ilegales como es el caso del “bachaqueo”;
al tiempo que el “Estado planificador” (negador de la libertad) procede a fijar salarios mínimos aunado a una
inamovilidad laboral hasta configurar “salarios
excesivos”impulsados por unabaja productividad laboral.
En los últimos 17 años, Venezuela ha experimentado una
economía dirigida sustentada en un
creciente gasto público para estimular la oferta y demanda a efectos de crear
una percepción de prosperidad sacrificando
el empleo productivo y violando las libertades civiles del pueblo, cercando en
paralelo la iniciativa privada dando prevalencia a las importaciones canalizadas por el sector público en obvio rechazo al
régimen de economía de mercado al tiempo de intentar demoler el tipo de
producción y distribución vinculado con una democracia “capitalista” para abrir paso a un totalitarismo económicogenerador de inflación.
La inflación venezolana, resultante de una ausencia de
economía política, se materializa en un alza continua y generalizada de los
niveles de precios cuyo origen se encuentra en la persistente emisión de dinero inorgánico (en nada resultante del
proceso productivo) que evidentemente no cuenta con un apropiado respaldo en
divisas (¡puro papel!)motorizado por
elvoraz apetito fiscal del gobierno(en
17 años ha despilfarrado cerca de USD 2
billones) en aras de inducir a través del gasto una ilusión de crecimiento económico (con enfoque populista), que
irreversiblemente genera un desequilibrio entre la demanda potencial (deseo de
adquirir) por efecto de una mayor cantidad de dinero en poder del publico, y la
cantidad (inferior) de bienes y servicios que efectivamente puede comprar, al
extremo de traducirse en un deterioro
del poder adquisitivo del dinero (cada día se compra menos) que ocasiona
una pérdida en la calidad de vida y un mayor costo para mantenerse en un nivel
en tránsito hacia la pobreza, habida cuenta de una inflación del 270,7% en 2015, un estimado del 700% para 2016, de 2.200% en 2017 y de un 3.560% para 2019, según estima el Fondo
Monetario Internacional.
En lo atinente a la emisión de dinero sin respaldo,
vale recordar que cuando se crea el BCV en el año 1940 se estableció para
nuestro signo monetario una convertibilidad
del 50% en oro ( se podía cambiar la mitad de las monedas y billetes en
oro) que igualmente impedía la emisión sin respaldo, lo cual cambió en 1960 al
ubicar dicha paridad en un 33% de oro
por cada bolívar; siendo que para 1974 con la eliminación a nivel mundial
del Patrón Oro se estableció en
Venezuela un cambio fijo atado al dólar
estadounidense (equivalente a un Patrón Dólar) que permaneció hasta 1983 (viernes negro) cuando la relación
bolivar-dolar prácticamente desapareció y a partir de ese año y hasta el
presente (unos 35 años) se imprime dinero a voluntad y capricho del
gobierno, apoyado en el Reglamento sobre la acuñación, impresión, emisión y
circulación de especies monetarias (año 2009) que consagra la autorización como
responsabilidad del Directorio del BCV integrado por 5 Directores que hoy día
son nombrados por ¡el Presidente de la
Republica!(unido a otros elementos restrictivos de su autonomía); acción
que se magnifica en el periodo 1998-2016 cuando el crecimiento de la emisión
experimentó una pronunciada variación hasta poner en circulación para 2016 un
total de 8.941,7 millones de billetes
(42% de Bs 100)e igualmente una desproporcionada emisión de dinero que solo
entre octubre y noviembre 2015 fue de Bs
686.000 millones; todo ello en correspondencia con un crecimiento de la liquidez monetaria de un 1.254% en el lapso 2010-2015 cuando
varió desde Bs 297 millardos hasta unos 4.000 billones dándole formal entrada con tendencia creciente a la inflación.
El dinero en
circulación (dinero primario), está conformado por monedas (de metales no
preciosos) y billetes, ambos con
estricto valor fiduciario (sin valor intrínseco) razón por la cual su valor y aceptación se fundamenta en la
confianza que tienen los entes económicos en el instituto emisor (BCV)
siempre y cuando no exista la participación
autoritaria e irresponsable del gobierno nacional (como lo es en la casi
totalidad de los países del planeta). Sirva de referencia (nada positiva), que
en diciembre 2014 la cantidad de dinero en circulación se situó en Bs 1.953 millones, creciendo hasta Bs 3.932 millones en diciembre 2015 en
un contexto de caída de las reservas internacionales desde USD 22.077 millones (2014) hasta USD 16.367 millones (2015), para luego situarse en USD 12.114 millones al 24 de mayo 2016(siendo
un misterio el monto de nuestras reservas en oro) que en el ínterin impulsa una
estanflación; que hace referencia a
la combinación de inflación y
decrecimiento económico que surge cuando la economía se encuentra en recesión
en vista a un crecimiento negativo de la actividad económica durante
un mínimo de dos trimestres consecutivos configurando una caída del consumo, de
la inversión y de la producción de bienes y servicios (el PIB del país decreció
un -5,7% en 2015, un estimado de -8%
para 2016 y de -3,4% para 2017); al tiempo de la presencia de una galopante inflación (estancamiento
más inflación) que a la postre conduce a
un empeoramiento del desenvolvimiento
económico.
En fin, no admite duda alguna sobre la necesidad de adelantar
un referendo revocatorio en 2016 en
aras de un cambio profundo de toda la
cúpula gubernamental como resultado de elección de un nuevo Presidente de la República envestido de un deseo de diálogo,
que en lo inmediato instrumente un Plan
Antinflacionario racional y coherente centrado en un recio control de la
emisión de dinero inorgánico en conjunto a devolverle al BCV su autonomía; ya
que resulta estéril continuar atacando las múltiples consecuenciassin enfrentar y dominar el origen; ya
que en caso contrario continuará no solo disminuyendo el poder adquisitivo, sino aumentado el deseo anárquico de la
población por un urgente cambio.
Economista Jesús Alexis González
@jesusalexisgon
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