Marino J. González R.
El Consejo Nacional
Electoral ha dejado ante el mundo todas las evidencias de que muy poco le
interesa guardar las mínimas apariencias. En las últimas semanas, a ritmo
incesante, la mayoría del CNE ha pulverizado letra a letra el artículo 294 de
la Constitución.
Tanto en Venezuela como en
todos los ámbitos internacionales, la señal es muy evidente: estamos en
presencia de un poder público totalmente plegado al Poder Ejecutivo, sin
mayores tapujos, dócil y obediente.
El artículo 294 de la
Constitución dice lo siguiente: “Los órganos del Poder Electoral se rigen por
los principios de independencia orgánica, autonomía funcional y presupuestaria,
despartidización de los organismos electorales, imparcialidad y participación
ciudadana, descentralización de la administración electoral, transparencia, y
celeridad del acto de votación y escrutinios”.
Con el proceso de solicitud
de realización del referendo revocatorio del Presidente de la República, la
mayoría del CNE ha demostrado que ninguno de los conceptos anteriores puede
adjudicarse a su gestión. El CNE no tiene independencia orgánica porque actúa
como ente defensor del Gobierno.
Antes que responder a las
exigencias de participación democrática, según lo establecido en el texto
constitucional, el CNE justamente crea los mayores inconvenientes para que se
exprese la decisión de los venezolanos. La reglamentación de un proceso
relativamente sencillo ha servido de pretexto para colocar todas las trabas
posibles.
Tampoco es autónomo el CNE
cuando la mayoría que lo maneja da muestras de seguir, prácticamente al pie de
la letra, las indicaciones de sectores del Gobierno y del partido de Gobierno.
Ninguna posición o palabra que señale un mínimo de independencia, de criterio
propio.
La despartidización, al
contrario de lo establecido en la Constitución, está completamente
desaparecida. Tampoco se encuentra la imparcialidad y el estímulo de la
participación ciudadana. Decisiones que deben tomar en cuenta las
diferencias estadales y municipales son completamente descartadas.
Procedimientos que pudieran
ser expeditos son retrasados sin miramientos. Solo hay que citar en este
aspecto que las validaciones tienen que esperar más de 20 días para ser
confirmadas.
Es bastante contundente que
lo que menos interesa a la mayoría del CNE es garantizar que los venezolanos
tomen decisiones ejerciendo el sufragio. Se trata más bien de prolongar, a
través de todos los medios, la permanencia de este Gobierno que a todas luces
ya no puede más. Que ha complicado en grado superlativo la vida de los
venezolanos.
Que no tiene ninguna
solución para los problemas, los cuales son más bien su creación. La mayoría
del CNE actúa como recurso de contención para perpetuar el monumental fracaso
de esta gestión. Pero tal mayoría circunstancial ha encontrado una gran
disposición de los venezolanos para transformar al país. Se han quedado sin
caretas y sin argumentos.
22-06-16
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico