Por Ruben
Contreras, 03/03/2017
Es
sorprendente cuando un gobierno utiliza los medios de comunicación para su uso y provecho ideológico,
doctrinario, totalitario y represivo como lo hace el gobierno Castro Chavista,
desde que asumió el poder en Venezuela, a partir de1999.
El charlatán
de Sabaneta, haciendo uso de su carisma como encantador de serpientes y entonando
cantos de sirena, implementó el circo del Aló Presidente, pero cuando se equivocó
porque dijoque la frase, Con la Verdad ni ofendo ni temo, era de Jose Martí, y lo llamó un
uruguayo y le dijo que esa frase la emitió el Prócer de Uruguay, Jose Gervasio
Artigas, hasta ese día filtraron llamadas a dicho circo. Pero el utilizando frases rebuscadas, tomó
una que según la emitió el asesino soez y prosaico de La Cabaña, en Cuba. El
Che Guevara, para hacer una parodia en
Venezuela, tratando de demostrar que las cosas excepcionales que se vivían en
nuestro país pudieran repetirse continuamente, y la frase es la siguiente, “Lo
extraordinario se vuelve cotidiano”.
A lo largo
de estos 17 años de régimen dictatorial que estamos viviendo, desde la llegada
del felon de Sabaneta, hemos visto que las cosas y hechos que eran esporádicos,
circunstanciales, y fuera de lo común,
se han vuelto parte de la vida diaria de los venezolanos, ya que por ejemplo
cuando algún presidente de la mal llamada cuarta república iba a hablar en
cadena nacional, la ciudadanía estabaa la expectativa de lo que iba a decir el presidente, tendría que ser algo
importante dadas las ocupaciones del presidente y la gente esperaba
ansiosamente la cadena para informarse por boca propia del ciudadano
presidente. Caso contrario ocurre hoy día, ya que el ciudadano común, apaga el
radio o el televisor si no tiene la opción del cable, porque esta hastiado de
escuchar cosas insulsas e intrascendentes del arlequín del circo, que era Chávez
y ahora convertido y trasmutado en
el inmaduro.
Lo
acontecido con los penales de Venezuela es otro caso rimbombante, debido a que tenemos a una cantidad de presos
políticos, sometido a vejámenes permanentes, incomunicados como los de la
tumba, en cambio la ministra de asuntos penitenciarios, se regodea de su
amistad con los pranes, fotografiándose con ellos como testimonio de su querencia
y añoranza a la actitud delincuencial que practican y les extiende un permiso
especial para que salgan a vacacionar en las playas margariteñas, como el expedido
al Wilmito. Digno de Ripley, Cuando lo extraordinario se hace cotidiano.
Otro caso
que nunca se imaginó la fauna venezolana está relacionado con lo protagonista
que iba a ser en cuanto a los accidentes que han incidido en las fallas para el suministro de energía
eléctrica, ya que las iguanas, los rabipelados y otros animales se dieron
cuenta de lo importante que son como actores para los funcionarios que dirigen la industria
eléctrica venezolana, quienes descargan su incompetencia, ineficacia e
ineficiencia en unos animales, que desde la llegada de Cristóbal Colon, hasta
el advenimiento del chavismo, habían pasado desapercibidos, lo cual demuestra
la poca observancia de quienes habían dirigido dicha industria hasta 1999. Pero
esto también demuestra el alto sentido de responsabilidad de los chavistas,
quienes con su ojo clínico y olfato de sabuesos, por fin dieron con la iguana
como la causa de los males que acontecen en el suministro de la electricidad.
Otros
hechos están relacionados con la supuesta guerra económica y las miles de
expropiaciones y robos de empresas, industrias, hatos ganaderos, haciendas,
cultivos, que han originado la tremenda escasez de los diversos rubros
alimenticios, medicinas, bienes y
repuestos, como nunca antes había acontecido en la sociedad venezolana;
cuestión que ha incidido en que veamos a miles de venezolanos en variadas
acciones como las siguientes:
Es
cotidiano ver a cientos de ciudadanos hurgando en los miles de basureros
esparcidos en las ciudades del país, buscando restos de comida para paliar la
hambruna.
Pareciese
algo normal que los organismos competentes no se dediquen a solucionar los
problemas confrontados en los servicios públicos, de allí los ingentes
basureros en las ciudades, ya señalados.
Es
cotidiano ver colas a toda hora en las ciudades venezolanas, en abastos,
supermercados, farmacias, centros comerciales casas de repuestos, en la
búsqueda de alimentos, medicinas y repuestos para artefactos de línea blanca o
para carros.
Es
cotidiano el no conseguir baterías o cauchos para los vehículos.
Es
cotidiano que los informes de las Juntas Médicas de los diversos hospitales de
Venezuela, señalen las muertes de infantes por falta de medicamentos. Y que
hospitales emblemáticos de Caracas como La Maternidad Concepción Palacios y el
Hospital Vargas, presten servicios a su más baja capacidad por el deterioro de
su infraestructura, equipos y dotación de medicinas.
Pareciese
cotidiano que en Venezuela mueran un aproximado de 30.000 ciudadanos, al año,
por la delincuencia organizada promovida por el gobierno comunista de Chávez y
madura.
De todas
estas colas hay algo positivo y es que ahora los venezolanos han crecido en
cuanto a la comunicación personal, o como se dice en el argot popular, person
to person, debido a que en dichas colas, el venezolano que las frecuenta, se
dedica a sociabilizar con los demás integrantes de la misma, cuestión que
posiblemente en la cuarta república no se hacía, debido a que no había escasez
de productos y las compras en los centros de abastecimiento eran dinámicas y rápidas,
pero ahora con la escasez de todos los días, los ciudadanos en las colas empiezan con los lamentos acerca de los problemas que
confrontan por la escasez de los productos y el alto costo de los mismos y haciendo elucubraciones
recuerdan la famosa palabra exprópiese y los que quieran patria vengan conmigo
a hacer la cola, cuestión que hace que la gran mayoría, sin querer, a pesar de la veneración que despertó el
felon de Sabaneta, en sus tiempos, con sus cantos de sirena y encantamiento de
serpientes, y con el barril de petróleo a 100 dólares, y sin hablar mal de él,
lo recuerda como el destructor de la patria de Bolivar. Por lo tanto no es
necesario poner carteles que diga que no se hable mal de Chávez, porque el
repudio a su legado ya forma parte de la cotidianidad en el ciudadano que sufre
la carestía y la escasez de medicinas y de los productos
de primera necesidad.
Pero es
cotidiano ahora en tiempos del chavismo madurista, que convictos con
prontuario, presidan el Tribunal Supremo de Injusticias.
También es
cotidiano que la mayoría de quienes integran la peste militar, integrantes del
famosos Cartel de Los Soles, que
sustenta a este régimen corrupto, este sindicado por La Dea, como
distribuidores de drogas.
Pareciese
normal y cotidiano que el Vicepresidente de La Republica, este señalado por
organismos internacionales como narcotraficante.
Es
cotidiano que el gobierno anuncie la entrega de la vivienda millón y medio,
pero no quiere corroborar eso mediante
la entrega de los títulos de propiedad a los adjudicatarios.
En fin,
estamos en el país de la cotidianidad al extremo que tenemos un presidente
vago, con un prontuario de reposero, que no trabaja y que lo demuestra
cotidianamente, cuando se encadena diariamente
en cadenas de televisión, para echar cuentos y hablar mal de otros
venezolanos que no se comen sus cuentos ni se han dejado encantar por la
serpiente del socialismo del siglo XXI.
Por eso
debemos insistir en que lo extraordinario no se hace cotidiano y que las
elecciones son algo normal en un país democrático y son la llave maestra y la
necesidad para salir de estos delincuentes, que han esquilmado a este país
llamado Venezuela.
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