FÉLIX CORDERO PERAZA 12 de marzo de 2017
@efecepe2010
Venezuela
necesita revivir y reiniciar urgentemente el proceso de diálogo entre el
gobierno y la oposición. Crear un ambiente de convivencia y coexistencia
cordial e inteligente entre y desde el mundo político. El odio y la
animadversión se extendieron por las capas de la sociedad. Ciudadanos,
organizaciones e instituciones públicas y privadas se enfrentan cada vez más
con no fáciles obstáculos emocionales para establecer relaciones normales de
entendimiento y tolerancia. ¡La división del país ha sido brutal! Cruza clases
sociales, raza, religiones, hasta costumbres y leyendas. Están en los tuétanos
la intolerancia, el resentimiento y los prejuicios. La frustración y la
impotencia campean señoriales. Se perdió el respeto y la compostura afable.
Cuando salimos de nuestras casas topamos no solo con el peligro de un asalto o
robo sino con ciudadanos malencarados, predispuestos y agresivos. Una sociedad
no puede vivir en este estado de ansiedad y zozobra… inseguridad e
incertidumbre.
Fanaticadas
delirantes
Contexto solo comparado con el de los tiempos de la Guerra Civil Independentista y de la Guerra de la Federación. Sin embargo, mientras este escenario se extiende los bloques gobierno y oposición cabalgan con sus maletas cargadas de intereses grupales. Haciendo caso omiso de esta realidad psicosocial pescan en río revuelto y utilizan la animadversión y la ofuscación existente para la aplicación de sus propias estrategias políticas. Echándole leña al fuego en cada postura. Trasladan la acción proselitista y organizativa a las manos de fanaticadas delirantes de revanchismos. En este aspecto no hay santo por quien rogar… En verdad, no ha sido espontáneo el surgimiento de este clima de intolerancia y animosidad. Privilegian campañas y matrices de opinión que salen de laboratorios especializados. Y en el fondo, actitudes partidistas que apuestan por la guerra entre hermanos…
El
Vaticano… autoridad y prestigio
Del centro de este panorama de negatividades, carente de valores históricos, morales y políticos, surge en las redes sociales una indigna campaña contra el Vaticano y su representante en Venezuela, el Nuncio Apostólico. Sociedad, en franca decadencia y falta de valores y principios. “Todo es igual, nada es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor”, tal como lo dice el tango Cambalache. Empresa que desconoce el extraordinario papel jugado en América por el Vaticano en la resolución de conflictos y en el regreso de la paz a lo interno de muchos países. En donde ha intervenido sobresale su maestría, pedagogía y alto profesionalismo. En este continente ocupan lugar destacado la intervención del Papa en el conflicto de Argentina y Chile, por la posesión de las islas situadas en el canal de Beagle, y cuyo acuerdo se firmó en 1979. El trabajo profesional y de la más alta factura diplomacia demostrado en el acercamiento entre Washington y La Habana; reconocido por ambos lados. Su papel en el proceso de paz entre el gobierno de Colombia y las FARC, lo caracterizó la discreción y la aplicación de su metodología.
Darle
tiempo al diálogo
La política actual del Papa Francisco es de paz, armonía y convivencia, precisamente los objetivos planteados en el proceso de diálogo en Venezuela. De acuerdo al nivel de crispación el asunto es violencia o paz. Y la paz la garantiza el diálogo. El diálogo solo es posible con la mediación de una institución respetada y de la más alta credibilidad posible. Su autoridad es incuestionable en esta materia. El resultado de sus intermediaciones así lo señalan. No se trata de ganar tiempo, se trata de darle tiempo suficiente al diálogo. Llevar sosiego y tranquilidad a la población, que ya tiene bastante con la problemática socioeconómica. De acuerdo a estudio presentado en Venamcham, los factores que más preocupan a la población son: la inseguridad para el 74%; costo de vida, el 76%, y el desabastecimiento el 74%.
Tal
como lo expresó el Papa Francisco: “Que el mensaje de amor de Jesús se
proyecte cada vez más sobre el pueblo venezolano, en las difíciles condiciones
en la que vive, así como sobre los que tienen en sus manos el destino del país,
para que se trabaje en pos del bien común, buscando formas de diálogo y
colaboración entre todos, para que se promueva en todo lugar la cultura del
encuentro, la justicia y el respeto recíproco, lo único que puede asegurar el
bienestar espiritual y material de los ciudadanos”.
FÉLIX
CORDERO PERAZA
@efecepe2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico