Por Yorman Guerrero
La silueta de un helicóptero
decora su brazo izquierdo. Debajo se lee: “Los pilotos no mueren, sólo vuelan
más alto”. Rafaela Requesens se hizo aquel tatuaje en honor a un tío piloto que
murió en un accidente aéreo. Le cuesta posar frente a las cámaras de los medios
que la entrevistan desde el viernes 17 de febrero, cuando ganó la Presidencia
de la Federación de Centros Universitarios de la Universidad Central de
Venezuela (FCU-UCV). Su sobriedad natural puede confundirse con mal humor.
A sus 24 años milita en
Primero Justicia, al igual que su hermano mayor, el diputado Juan Requesens,
quien encabezó la misma instancia en 2012. Rafaela cursa noveno semestre de
Estudios Políticos y Administrativos y es la segunda mujer en asumir el
liderazgo de la FCU-UCV después de Claudia Heredia (2000).
A Rafaela la acompaña su
compañero de fórmula, el presidente adjunto de la FCU-UCV Alfredo García, que a
sus 23 años estudia octavo semestre de Bibliotecología y primero de Estudios
Políticos. Se tatuó el mapa de Venezuela en el hombro izquierdo para recordar
la responsabilidad que lleva a cuestas.
La universidad renovó la
federación y los centros de estudiantes tres días después de que la Sala
Electoral del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) emitió una sentencia que prohíbe los comicios para elegir a
los representantes estudiantiles ante el Consejo de
Escuela, Consejo de Facultades y Consejo Universitario, es decir, el cogobierno
ucevista. Las votaciones estuvieron plagadas de incidentes: gases lacrimógenos,
robos de cajas llenas de boletas, empujones y amenazas a los reporteros que
cubrieron la jornada. En la Escuela de Derecho la violencia impidió el proceso
por lo que lo realizarán el martes 7 de marzo.
Rafaela y Alfredo conversaron
con Prodavinci sobre cómo evalúan la situación del país, los aportes que
esperan hacer al movimiento estudiantil desde la FCU-UCV, cuál es el rol de los
partidos políticos dentro de las universidades y qué agenda de trabajo seguirán
dentro de la federación.
Rafaela Requesens retratada
por Maura Morandi
—¿Por qué se vendió la idea de
que esas elecciones fueron un acto de rebeldía en contra de la decisión del
TSJ, aún cuando la sentencia no las prohibía?
RR: Más allá de lo que decía la sentencia del TSJ, desde el gobierno se jugó a la desinformación. Un día antes de las elecciones, algunas planchas oficialistas se encargaron de replicar el mensaje de que en la UCV se habían suspendido las elecciones por órdenes del tribunal, lo hicieron con la idea de desmovilizar a los estudiantes. Que se hayan realizado las votaciones es un ejemplo de que las elecciones no se deben mendigar, sino que deben exigirse y hacer todo lo posible para que se realicen.
—¿Cómo perciben la situación
del país?
RR: Para mí es paupérrima. Me deprime ver que personas que no están en condición de calle, tengan que ir a la basura a buscar sobras para comer y llevar a sus casas. Ver cómo las madres no sólo despiden a sus hijos en los aeropuertos, sino también en los cementerios. Muchos critican y no aportan nada. Por cada crítica debe haber una propuesta. Cada quien puede tener su rango de acción para poner ese granito de arena, pero si no terminamos de entender que la lucha no es sólo de unos factores o de unos pocos va a ser muy difícil echar para adelante.
AG: Esa pregunta es
obligatoria, no sólo por el puesto que hoy ocupamos, sino porque también lo
vivimos de frente. Mientras yo estoy aquí conversando contigo, probablemente mi
mamá esté en una cola para comprar alimentos. Una beca no alcanza ni siquiera
para cubrir el pasaje estudiantil. El daño que hemos sufrido como sociedad a
nivel de valores y educación, incluso de cómo nos comportamos entre nosotros mismos,
es muy marcado. Aquí tiene que venir un proceso de reconstrucción del tejido
social, comenzando por la familia como pilar fundamental de la sociedad,
pasando por la escuela y los órganos de educación superior y entendiendo que
todos debemos participar. Ese es el reto más grande que enfrenta Venezuela de
aquí a treinta años o veinticinco años.
Alfredo García retratado por
Maura Morandi
—¿Qué va a aportar la FCU al
movimiento estudiantil?
RR: El movimiento estudiantil está apagado. No se han tomado las posturas necesarias y tampoco se trabaja en equipo para lograr los objetivos que todos queremos. Tenemos que tener contacto primero con los ucevistas, para después ver cómo participan las demás universidades. No es que vamos a tomar las decisiones, sino que es necesario llevar una misma línea de acción de ahora en adelante, que estén en consonancia los objetivos que se plantean. Este año nos toca duro. Sabemos lo que es capaz de hacer el Gobierno. Sin embargo, si nos organizamos, el movimiento estudiantil puede ser lo que en su momento fue, tan fundamental no sólo para las universidades, sino para el país.
AG: Hay que replicar lo
que sucedió en la Universidad Central de Venezuela. La dirigencia y el
movimiento estudiantil completo deben renovarse, sobre todo en aquellos
espacios donde no ha habido elecciones desde hace diez años, por ejemplo, como
sucede en la Universidad de Carabobo. En la Universidad de Oriente llevan
aproximadamente siete años sin votar. En la Universidad del Zulia tampoco
tienen elecciones desde hace varios años. Entonces el primer paso para tener un
movimiento estudiantil sólido con propuestas y directrices claras y una
propuesta hacia los jóvenes y hacia el país es la renovación de todos los
representantes estudiantiles de todas las casas de estudio.
—¿En qué se ha equivocado el
movimiento estudiantil?
AG: El ejemplo más concreto es el de movilizaciones sin rumbo, sentido y objetivos claros. Lanzarnos a la calle no debe ser visto como un fin, sino como un medio. ¿Nos movilizamos para qué?, ¿cuál es la condición o el fin de la propuesta? Por eso la generación anterior del movimiento estudiantil entendía la calle más como un fin y no como un medio.
—¿Las planchas tienen conexión
con los partidos políticos o son independientes?
RR: Lo primero que debemos entender es que el movimiento estudiantil es totalmente independiente y que las planchas también. Sin embargo, hablo por parte de nuestra plancha, muchos militan en partidos políticos y no es algo que esté mal. Sólo hay que saber cómo llevar el tema del partido y no involucrarlo dentro de nuestra universidad.
Rafaela Requesens retratada
por Maura Morandi
AG: Los partidos
políticos son parte de la existencia natural de una sociedad civil. Además, son
garantes de la democracia porque brindan participación ciudadana. Es libertad
de cada individuo decidir si milita, participa o comulga con un partido
político o no. Yo, por ejemplo, no milito con ninguno pero tampoco estoy en
contra de ellos. Ahora, ¿las decisiones del movimiento estudiantil van de la
mano con la de los partidos políticos? No. ¿Cuáles son las decisiones del
movimiento estudiantil? Las que las federaciones de centros universitarios en
su cuerpo colegiado con los representantes de la FCU y de todos los centros de
estudiantes determinen y es allí cuando más fuerza cobra la institucionalidad.
¿Cómo eliminas esa matriz de opinión y esa idea de que son los partidos
políticos los que mandan en las universidades? Cuando todas las decisiones
están avaladas por un cuerpo colegiado y por cuerpos institucionales. No se
puede satanizar a quienes hoy militan en partidos políticos. Al contrario, me
parece poco democrático señalar a quienes están en los partidos como si eso
fuese algo malo. Tampoco es correcto pensar que si un estudiante milita en un
partido, entonces sigue una línea. ¿Cuál es la manera de blindar eso? La
institucionalidad.
—¿Qué planes tienen para la
Federación de Centros Universitarios?
RR: Lo más difícil es la apatía de los estudiantes. Además, buscamos una UCV transparente que permita a los estudiantes saber qué se hace con los recursos que ingresan y qué tiene la universidad. Por ejemplo, qué se hace con el dinero que entra para el comedor, o cómo se emplea. Un reto que tenemos es disminuir la inseguridad, de eso se encargará el programa “Vive tu universidad”. Hay que ocupar todos los espacios.
AG: Otro pilar que
tenemos es el de “Universidades emprendedoras”, que busca no depender del
presupuesto del Gobierno que no alcanza para nada. Es ver cómo a través de
asociaciones civiles se pueden obtener recursos de manera legal y legítima y
que incluso puedan ser auditados por el Estado, que es una de las grandes
críticas que existen.
—¿Cuál es su estrategia para
lograr que los jóvenes se involucren?
RR: Es necesario hablar con el estudiante de tú a tú. No sirve de nada que hayamos salido electos representantes estudiantiles y que nos quedemos sólo entre nosotros. El trabajo es en conjunto, con los que son y no son representantes estudiantiles. Las visitas de curso son necesarias para informar al estudiante qué está pasando. Que se sientan involucrados y sientan confianza y apoyo. La idea es seguir viviendo como un estudiante más.
AG: Hay un tema de
credibilidad importante en el movimiento estudiantil y sobre quiénes han sido
los representantes. Se ha perdido esa credibilidad porque, por ejemplo, los
representantes no entran a clases. Esas son cosas que al estudiante mismo le
hacen preguntarse: “¿acaso eres otra persona?”. La credibilidad también pasa
por obtener respuestas claras a los problemas. Si nos planteamos metas
imposibles, nunca vamos a tener credibilidad. Ese es uno de los primeros pasos.
Alfredo García retratado por
Maura Morandi
—¿Cómo presionarán desde la
FCU a la Comisión Electoral de la UCV y al TSJ para que se realicen las
elecciones de cogobierno y no ocurra como en otras universidades que se
quedaron sin representación estudiantil en todas las instancias?
RR: El TSJ nos va a ver en la calle. Pero no como un capricho, sino buscando un resultado. Con respecto a la Comisión (Electoral) planeamos tener varias reuniones con ellos para ver cuáles mecanismos podemos utilizar, sabiendo incluso que podría afectarles personalmente. Podrían ir presos si el proceso no se lleva correctamente. Es un desacato a la ley.
AG: Hemos hablado con
miembros de la Comisión Electoral que además son abogados y plantean que esta
sentencia del TSJ es débil. El mecanismo para que se realicen las elecciones es
blindar completamente el proceso y eso requiere un padrón al que no se le escape
un estudiante y eso pasa por un trabajo muy profundo con cada facultad. El
miércoles (1 de marzo) entra en discusión este tema en el Consejo
Universitario, en el que las autoridades y la Comisión Electoral estudiantil
propondrán a los decanos de las once facultades de la UCV que envíen esas
listas, para así, una semana después de tener las listas definitivas, comiencen
a transcurrir los 90 días necesarios para que en esta universidad haya
elecciones. Suspendieron los comicios de cogobierno porque algunos estudiantes
impugnaron diciendo que no aparecían en el padrón electoral.
—¿Cómo vivieron el día de las
elecciones?
RR: Fue estresante y movido. Algunos profesores no estaban apoyando el proceso, no querían abrir las mesas por temor a represalias del TSJ. Aunque no había implicaciones legales si hacíamos las elecciones de gobierno, las personas tenían miedo. Eso se vivió en Humanidades, donde incluso estudiantes de planchas contrarias en la Escuela de Geografía ofrecieron impugnar el proceso porque estaba viciado. Ese día vi cómo otras planchas tenían guardaespaldas. Hay que preguntarse qué estudiante puede pagar un guardaespaldas. ¿A quién se le garantiza la vida y por qué nosotros llevaríamos guardaespaldas cuando sabemos que la población no tiene los medios para sentirse seguro? No podemos perder esa esencia de estudiantes universitarios.
02-03-17
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