Por Vanessa Davies
El analista y director de la
encuestadora Datanálisis advierte que la oposición no debe reconocer la
asamblea constituyente bajo ninguna circunstancia
Elegante como un perfume de
Chanel, pero implacable como un puñal que parte en dos el corazón: así es la
crítica que el analista político José Antonio Gil Yepes, director de Datanálisis,
le hace a la oposición venezolana. Obviamente sus cuestionamientos al Gobierno
se mantienen, igual que lo ha hecho desde antes de que Hugo Chávez llegara a la
Presidencia de la República, pero al examinar el comportamiento de la
dirigencia de la oposición tampoco escatima críticas.
“La perspectiva del bloque
opositor es el cumplimiento de las cuatro ofertas que se comprometió el
Gobierno a cumplir en 2016, y por lo cual la oposición entregó la bala de
plata, que era el revocatorio”, sostuvo Gil Yepes, en conversación
con Contrapunto. A su juicio “eso no tiene ni pie ni cabeza”.
El Gobierno, por su parte,
“pone como condición que le reconozcan la asamblea constituyente y que se
acaben los ataques contra la soberanía de Venezuela”, dos cosas que son
“completamente etéreas y que no pueden formar parte de ninguna negociación en
ninguna parte del mundo bajo ninguna circunstancia”, alertó el analista en el
contexto del Día Nacional del Comercio y los Servicios, celebrado este martes
28 de noviembre en el Hotel Eurobuilding de Caracas.
–¿Por qué?
–Porque, en el caso de la
constituyente, tiene poderes plenipotenciarios. Reconocerla significaría que la
asamblea constituyente puede hacer cualquier cosa, inclusive revertir todos los
compromisos que el Gobierno haga en función de las cuatro ofertas originales de
2016: liberación de presos políticos, ayuda humanitaria en alimentos y
medicinas, cronograma electoral y condiciones electorales transparentes para
elegir al presidente de la República y el reconocimiento de la Asamblea
Nacional; las decisiones de la AN o el reconocimiento y respeto a la
Constitución en las funciones de cada uno de los poderes.
–Usted dice que pueden llegar
a un acuerdo y que la constituyente lo eche para atrás.
–Que lo eche para atrás porque
puede cambiar las condiciones completamente, y ese cambio de condiciones puede
tener un gran paraguas, que es que al día siguiente de reconocida la asamblea
constituyente como legítima por la oposición, inmediatamente va a hacer una
nueva Constitución. Esa nueva Constitución te puede llevar de un modelo de
república liberal, que es lo que hemos tratado de ser -hablando de democracia,
pluralismo, tolerancia, propiedad privada- a convertirnos de la noche a la
mañana en una república colectivista. Te puedo haber ofrecido todas las
condiciones electorales del mundo, pero al día siguiente me cambias a una
República colectivista, como Cuba o como China, donde no hay elecciones
universales, directas y secretas, sino que votas en cuarto, quinto, séptimo
grado.
–¿Cree realmente que eso puede
pasar?
–Por supuesto que puede pasar
por la ideología de los que manejan el Gobierno de Venezuela y la asamblea
constituyente.
–¿No cree que ante la
situación del país todos los sectores han pensado mejor sus posiciones?
–No creo que la oposición sea
tan inocente -como lo fue en el último trimestre de 2016- como para volver a
repetir esa inocentada y volver a aprobar una cosa que no le iban a cumplir.
Era evidente.
–¿Para qué va a ir la
oposición ahora si tampoco le van a cumplir?
–Puedes ir ahora, pero en la
medida en que pongas las condiciones muy claras y en la medida en que lo
comuniques. Una negociación no se gana solamente por tener más músculo o por
tener más dinero, fuerza bruta o fuerza militar; se gana por el manejo
psicológico de las cosas, como muchas veces ganaba Chávez cosas y muchas veces
ganan los señores en el gobierno, que son unos artistas manejando
psicológicamente las cosas. Ya se empezó a hacer, y hay que reconocerle a la
oposición: ¿El Gobierno no invitó a los tres cancilleres que representan el
punto de vista de la democracia? Entonces nosotros no vamos, y que todo el
mundo lo sepa.
–¿Ahora van en igualdad de
posiciones?
–En cuanto a que tienen tres y
tres representantes, sí.
–¿Políticamente van en
igualdad de condiciones?
–Pareciera que el Gobierno es
mucho más poderoso que la oposición, pero si la oposición se concentra en
controlar el proceso, especificar sus condiciones y divulgarlas y exigirlas, o
si no, retirarse con razones válidas, eso significa una pérdida de territorio
para el Gobierno.
–¿Cómo se refrendan esos
acuerdos? ¿Habría que llevarlos a referéndum?
–Creo que sí. Que los acuerdos
deben ser llevados a referéndum. Nadie puede decir que yo reconocí a la
asamblea constituyente, porque no la reconozco y no la reconocería jamás ni
nunca. Esos señores que me representan en una mesa de negociación no tienen
derecho a negociar una cosa como esa, ni ninguna otra. Tienen que pasar por un
referéndum aprobatorio del pueblo venezolano.
–¿Si no se hace?
–Si no se hace ese referéndum
no deberíamos tener ningún compromiso. Ya lo vivimos en 2016. ¿Cómo vas a
negociar un revocatorio ganado 80-20 por cuatro condiciones, entre las cuales
estaba una cosa como un cronograma electoral? ¿Eso qué es?
–Pero el Gobierno ganó las
elecciones regionales.
–El Gobierno ganó las
regionales, pero las ganó con maña, con mala maña, más la interpretación. No
solamente la maña y la abstención por reclamo de los ventajismos del Gobierno,
sino que allí operó una cosa que no es exactamente el problema de los
ventajismos del Gobierno: la interpretación que les dieron los opositores a los
ventajismos del Gobierno, que produjeron 3 millones de votos menos.
–¿Eso no le hace perder fuerza
a la oposición internacionalmente?
–Claro. Igual que le está
haciendo perder fuerza a la oposición ese absurdo electoral de llevar seis
candidatos, cuatro candidatos para un municipio. Eso es una vergüenza.
–¿Qué debería hacer la
oposición?
–Les hago un llamado a los
empresarios: los empresarios no pueden seguir financiando a los partidos sin
condiciones.
03-12-17
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