Editorial
El Nacional
Ya sabemos que Maduro le tiene
miedo a la oposición y que no pierde oportunidad de retarla a pelear siempre y
cuando él tenga asegurada la victoria por vías no muy santas. Sabe que sin
trampas, triquiñuelas y cartas marcadas al estilo de los peores casinos de Asia
no va para el baile. De manera que no le quita el sueño que la oposición
compita con él en las elecciones de gobernadores, de alcaldes y, desde luego,
en las presidenciales.
Basta con estudiar cada
escenario y a partir de allí escoge sus armas y sus pertrechos. “Jorgito, trae
la trampa número 67, sí, esa misma que aplicó Fidel Castro en Miami para
penetrar, dividir y anular a las fuerzas anticastristas”. Y de inmediato
Jorgito le contesta: “Jefe, de usted dirán que es disminuido, je je, pero se
las sabe todas”.
Y te diré Jorge que les tengo
otra preparada para las presidenciales, pues el candidato de oposición lo
escogeré yo. Partido que no haya participado este domingo no puede participar
más. Que lo vayan sabiendo desde ya. De ahora en adelante iremos rumbo a Cuba,
al mar de la felicidad.
No miente Maduro al afirmar
esto con tanta convicción. La situación del país está llevando a muchos a la
muerte, a los más inocentes, a los que nacieron en esta tierra en la que ni los
más fundamentales derechos están garantizados por culpa de una camarilla de
civiles y militares. Pero quienes pueden escapar de la desgracia tampoco
las tienen todas consigo, sobre todo aquella emigración que no tiene
calificación para el trabajo ni otro tipo de respaldo.
Vale la pena preguntar si la
explicación que da Maduro sobre las motivaciones para rechazar la ayuda
humanitaria es por ignorancia, simple cinismo o maldad. O es apenas un ensayo
general para empezar a “cubanizar” aquí la miseria y el hambre. Tal parece que
lo más acertado es inclinarse por pensar que es lo último, porque no hay
argumento que sostenga la especie de que en el gobierno no se han enterado de
que en menos de 40 días han muerto alrededor de 11 niños por desnutrición.
Vociferar a los cuatro vientos
que la ayuda humanitaria que se solicita para el país es una excusa para una
“invasión” y que ellos están en la obligación de defender la soberanía es una
canallada. ¿Acaso el dineral que gastaron para estas elecciones de alcaldes no
hubiera tenido un mejor destino si se invertían en alimentos y medicinas?
Porque hasta el más ciego era capaz de percatarse de que los resultados
estaban arreglados de antemano y que toda esta ola de represión no era sino el
abono previo a la siembra de votos que se estaba preparando.
Estas elecciones han sido las
más falsas de nuestra historia porque los venezolanos no son masoquistas y
saben que el único que los empobrece es nada menos que el señor Maduro y, sin
embargo, no contentos con matar por hambre y por falta de medicinas, ahora los
matan como ciudadanos, los asaltan ya no con una arma de fuego sino con una
miserable bolsa de comida.
Nunca como ahora se ve tanta
gente deambulando por las calles, desocupados, hombres y mujeres en edad
productiva tratando de sacarle algo a una bolsa de basura o simplemente
pidiendo en las esquinas. ¿Esos son los votantes del oficialismo? Jamás ni
nunca.
12-12-17
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