Editorial
ANALÍTICA
En el curso de la historia
muchos países han sufrido crisis, algunos de tal magnitud que sus habitantes
creyeron que sus países desaparecían para siempre, pero en la inmensa mayoría,
para no decir en todos los casos, eso no ocurrió.
Algunos ejemplos son buenos
para refrescar la memoria, uno de ellos fue el Perú, cuando estuvo gobernado
por las dictaduras militares de izquierda y miren lo que es hoy esa gran nación
andina.
Las dictaduras militares del
cono sur generaron forzados exilios de muchas personas que temían por sus vidas
y que, en gran parte, recibieron generosa acogida en nuestro país, y hoy esas
naciones son prósperas y funcionales democracias.
En la llamada cortina de
hierro, sometida a la feroz e implacable mano del asesino y genocida Josef
Stalin, la gente no veía horizontes de libertad y vean cómo hoy todos esos
pueblos y naciones disfrutan de una vida mucho mejor a la que pudieron alguna
vez soñar.
Qué decir de las esperanzas de
igualdad de la población negra de Sudáfrica, sometida al más cruel e inhumano
apartheid y hoy prospera en paz e igualdad.
Por esas, y muchas otras
razones, no debemos desesperar y aunque la crisis nos abrume, aunque muchos de
nuestros hijos y nietos han decidido irse para buscar forjar sus destinos
allende, y aunque muchos piensan hoy que lo nuestro es irreversible, la lógica
histórica demuestra que eso no existe, y que lo que caracteriza a las distintas
naciones del mundo es que los cambios son y serán inevitables.
11-12-17
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