Por Edward Rodríguez
Les confieso que me debatía
entre escribir sobre el periodista, por celebrarse su día este 27 de junio
en Venezuela, o sobre las nuevas sanciones de la Unión
Europea a funcionarios del Gobierno de Nicolás
Maduro que hoy viven más presos que libres y aunque tengan guardaespaldas
y poder no pueden salir del territorio nacional. Eso por lo menos a unos, por
no decir que a la mayoría, les entra un fresquito, y a ellos, o sea, a los
sancionados, una preocupación: el poder no es para siempre, se acaba en un
abrir y cerrar de ojos.
Opté por escribir sobre
nuestra profesión, esa profesión que se lleva en las venas, el corazón y
el cerebro. Tres elementos que no pueden faltar para ser un buen periodista.
Ya con 20 años de ejercicio en
el periodismo, pero hoy dedicado a la consultoría política,
al marketing político, puedo decir que el periodismo siempre está
sembrado en uno y solo se es periodista desde el momento que comienzas a
vivirlo, a soñarlo, a trabajarlo intensamente desde una sala de redacción,
desde la calle, desde investigación y la denuncia. Cada quien en
su fuente desarrolla esta labor de vida, en el deporte, en la
farándula, en la publicidad, en las redes o en cualquier otra área que tenga
implícita la palabra comunicación.
“Vivimos para contar”, decía
mi padre, un periodista empírico. De allí, surgió subjetivamente en mí esa
esencia que hoy desarrollo. Hoy podemos decir que en Venezuela nuestra
profesión ha estado a prueba de todo, lo primero es que nunca se abrazó a este
Gobierno, siempre ha permanecido del lado de los hechos y de los principios
democráticos. El periodismo ha superado la barrera de los cierres de medios, la
persecución, el destierro y ha tenido que reinventarse todo el tiempo para
seguir sobreviviendo.
La lucha es contra el poder,
es la filosofía natural, la esencia; sin embargo, hay que adaptarse a los
nuevos tiempos, adaptarse a nuevos relatos, a una nueva forma de contar las
cosas para continuar denunciando ante la opinión pública lo que está mal hecho,
la corrupción, la violación de los derechos humanos, entre otros temas. Pero
también está en nosotros mostrar la cara del emprendimiento, de la resistencia
y lo novedoso.
Hoy gracias a
este Gobierno sin escrúpulos y enemigo público de los medios de
comunicación que en su haber tiene el cierre de RCTV, de más de
200 emisoras de radio, y de una veintena de periódicos.
Muchos colegas de primera línea están fuera de nuestras fronteras
quizás no haciendo lo que quisieran hacer, pero seguramente pronto lo harán,
vaya mis palabras de aliento, para los que siguen en Venezuela el doble de
reconocimiento.
Jorge Ramos, afamado
periodista mexicano y presentador de la cadena Univisión, decía que
nuestra responsabilidad social como periodista es retar aquellos que
están en el poder y prevenir el abuso del poder, eso lo seguimos
haciendo cada quien desde su trinchera. Mario Vargas Llosa lo define
como arena movediza, lo odias pero estás dispuesto a lo que sea por conseguir
una noticia, es prácticamente un vicio.
El periodismo responsable
siempre tiene consecuencias y el poder nunca sonríe a esto pues sabe que ante
una prensa libre deben dormir como los presos: con un ojo
abierto y el otro cerrado; así duermen en Miraflores.
Sin duda, el periodismo es el
“mejor oficio del mundo” como decía Gabriel García Márquez. El periodismo
es antipoder por naturaleza.
26-06-18
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