Miguel Méndez Rodulfo 22 de junio de 2018
La
subsidencia es un fenómeno caracterizado por el hundimiento gradual de la
superficie del suelo. Esto puede afectar a cualquier tipo de terreno y obedece
a causas naturales o tiene un origen antrópico (humano). Entre los primeros
tenemos la disolución de materiales, los procesos de consolidación de suelos
blandos y orgánicos, el descenso del nivel freático por largos periodos de
sequía, etc. Entre los segundos se encuentran las actividades de minería
subterránea, la extracción de petróleo o gas, así como el vaciado de los
acuíferos sin que se reponga el agua extraída. Todo esto genera un descenso de
la capa superficial y puede afectar a grandes extensiones de territorio.
El
proceso de urbanización agrava el problema de la subsidencia, por el peso y la
carga que edificios e infraestructuras trasladan al suelo, por la reducción del
nivel freático debido a la extracción de agua para consumo humano y porque los
embalses reducen el aporte de sedimentos al suelo. El hundimiento de los
terrenos se da en cualquier lugar del mundo. Igual ocurre en el Valle Central
de California, como en Ciudad de México, pero también en ciudades costeras como
Tokio, Osaka, Bangkok, Yakarta, Venecia, o la costa oriental del Lago de
Maracaibo.
La
subsidencia tiene mayor afectación cuando ocurre en zonas urbanas, al dañar y
agrietar las edificaciones y afectar sus cimientos. Ciudad de México, asentada
en un antiguo lago, presenta en algunas zonas hundimientos superiores a 12
metros; las principales ciudades costeras del Japón presentan valores
superiores a 2 metros, Venecia y Londres son ejemplos de esto en Europa
occidental. Paradójicamente, en varias ciudades costeras, más que el aumento
del nivel del mar por causa del cambio climático, el problema fundamental lo
constituye la subsidencia. Así Yakarta se hunde en promedio 85 milímetros por
año, en tanto que el nivel del mar sube en promedio 3 mm/año. Sus problemas son
la extracción de agua de los acuíferos y la población: ésta pasó de 0,5 MM en
1930 a 15 MM hoy día, razón por lo cual se ha construido un dique de 30 Km para
proteger la ciudad. Algo semejante ocurre en Tokio, aunque en la capital
japonesa ya se dejó de extraer más agua del subsuelo de la que entra, con lo
cual la subsidencia se estabilizó.
La
mejor forma de resolver este problema, cuando es causado por el mal manejo de
los reservorios de agua, es logrando un equilibrio entre la cantidad de líquido
que se extrae de los acuíferos y la que se recarga en los mismos por la
infiltración de agua de lluvia o por la inyección de agua tratada.
La
extracción de hidrocarburos por un siglo en el Lago de Maracaibo, ha afectado
severamente a la Costa Oriental del Lago. En esta zona de la geografía
nacional, ha ocurrido una compactación de los yacimientos causada por la
explotación del fluido. El hundimiento en esta zona ha llegado hasta ahora a 7
metros, en los sectores conocidos como Lagunillas, Tía Juana y Bachaquero.
Incluso del análisis de la actividad sísmica presente en la zona, se observan
eventos que pudieran estar vinculados al proceso del hundimiento. Este
fenómeno, además, da lugar a inundaciones y filtraciones de agua, a enfermedades
toxicas en los habitantes cercanos a las instalaciones petroleras y a
contaminación masiva al ambiente. Para compensar esta problemática, se
construyó un muro de 48 Km; pero el gobierno se ha centrado en mejorar el muro
en vez de tratar de hallar otras soluciones al problema que ocasiona la
subsidencia. El hundimiento del terreno trae numerosos riesgos, como por
ejemplo: posibles inundaciones, deterioro de la infraestructura de los
servicios públicos, la inseguridad de las viviendas, desmejora de la calidad de
vida de todos los habitantes de la zona, e incluso hay riesgo de que las
tormentas marinas con su gran oleaje, lleguen cada vez más adentro del
territorio.
Miguel
Méndez Rodulfo
Caracas,
22 de Junio de 2018
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