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jueves, 28 de junio de 2018

Songo le dio a Borondongo… por @froilanbarriosf



Por Froilán Barrios


Cuando uno escribe en este mar de incertidumbre que es Venezuela, se pretende orientar a la comunidad, enviar sugerencias al liderazgo político nacional que se encuentra aquí y allende los mares; en fin, compartir con los vecinos de página de opinión propuestas orientadas a contribuir al diseño de salidas al impasse histórico que ahoga la condición humana en estas tierras.

Estas intenciones confrontan en numerosas oportunidades con el genio y la figura del caudillo político, cuyo ego en la mayoría de los casos desafía la catedral catalana de la Sagrada Familia, que no le permite, por ser sabedores exclusivos del trajinar institucional, bajar del pedestal y comprender la andadura de miles de venezolanos que se debaten a diario entre la vida y la muerte, sea en nuestra geografía o en la diáspora.

Esa estatura de deidades del Olimpo se pone hoy a prueba ante el laberinto en que nos encontramos en nuestro país, ocasionado por una dictadura que se otorgó a sí misma un mandato ilegítimo e inconstitucional hasta 2025, y una mayoría de la población, cercana hoy a 90%, que la aborrece y desea desesperadamente su salida lo más inmediatamente posible.

En tal sentido, ¿cómo debiera ser un desenlace factible a la crisis? Es el reto que deberían asumir las tres facciones opositoras más relevantes, Frente Amplio Venezuela Libre (MUD), falconismo, Soy Venezuela, que gastan más energía en descalificarse entre sí que en la elaboración de una estrategia conjunta para superar la tragedia nacional.

De panitas, les recomendaría mirarse en un espejito que no sea el de Dorian Grey, y preguntarse: ¿Puedo ser presidente de este país a partir de la fuerza política que represento?, a sabiendas de que de aquel latiguillo partidista de voz sutil “compañeros, simpatizantes y amigos”, solo quedan amigos y de vaina, ya que hoy los partidos políticos son las caricaturas de otrora, sin capacidad siquiera de cubrir un padrón electoral. Otra pregunta: ¿Puedo mantenerme en el poder a partir de mi carisma y liderazgo? Conociendo que esas leyendas de enmantillados o predestinados a presidentes se quedaron como el Silbón y la Sayona en el siglo pasado. Una más: ¿Puedo solo con un país desintegrado, saqueado, pervertido por un régimen criminal que lo ha desmoralizado a punta de carnet de la patria, bonos festivos contrarios a la cultura del trabajo?


Si las urgencias que sufrimos no le permiten ver a la oposición la necesidad de reunirse y tener que soportarse, aun cuando no escatiman esfuerzo alguno para tildarse de colaboracionistas, abstencionistas, capituladores y templarios, vayamos a otras latitudes donde divergencias mayores no fueron obstáculo para salir del tirano Augusto Pinochet, cuando el Partido Socialista de Clodomiro Almeyda, el Partido Demócrata Cristiano de Patricio Aylwin y el MAPU, entre otros, echaron a un lado sus enfrentamientos y formaron la Concertación de Partidos por la Democracia que cambió la historia de Chile (30/07/1988), mediante plebiscito que marcó la caída del dictador y la reconquista de la democracia hasta hoy.

Por tanto, es la hora de las grandes decisiones ante una población que exige más talante del liderazgo opositor, que no sea el batiburrillo diario de centimetraje mediático, o la galería de fotos en la OEA, la ONU, la UE y el Departamento de Estado, relaciones que son necesarias, mas no determinantes a la hora de derrotar la tiranía. Es el momento de propiciar la gran alianza nacional sin exclusiones, que reúna a los factores partidistas citados, el sindicalismo libre y autónomo, los jóvenes, las ONG, los empresarios y la Iglesia.

27-06-18




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