Por Piero Trepiccione
No pocas veces luce
inexplicable como un país de unos 110.000 km2 y una población ligeramente
superior a los once millones de habitantes, pueda tener una influencia
política superior en muchos casos a países de la región con mayor extensión territorial,
tamaño de la economía y población. La isla de Cuba, la mayor de las
Antillas, se ha caracterizado por ello desde que Fidel Castro asumiera el poder
en la década de los cincuenta. Apenas la antigua Unión Soviética le arrebató a
la potencia hemisférica y mundial, Estados Unidos, un país de su área de
influencia natural y directa como Cuba, comenzaron los intentos geopolíticos y
geoestratégicos de influir ideológicamente en muchos países de la región para
contrastar el poder de uno de los actores fundamentales de la
llamada “guerra fría”.
México, Centroamérica en
general, Venezuela, Bolivia, Colombia, Argentina, Granada, entre otros países
de la región, fueron blancos operativos o por mampuesto de acciones
estratégicas políticas, militares e ideológicas de la nomenclatura cubana. No
obstante, era explicable que un país, aunque pequeño y con una economía
limitada, fuese la herramienta clave de la otra gran potencia de la guerra fría
como lo fue la Unión Soviética; quien era la que realmente impulsaba militar y
financieramente todos los impactos geopolíticos desarrollados desde la isla.
Esto fue así hasta que a finales de la década de los ochenta sobrevino el
colapso de la era Soviética y sus satélites operativos como Cuba, quedaron
sin su soporte fundamental para seguir literalmente contrastando en la región
al modelo norteamericano. Esa época es la que el propio gobierno de la Isla
denominó “el periodo especial”.
Alrededor de cuatro años
duró y se caracterizó justamente por las precariedades que sufrió toda la
población cubana. Racionamientos eléctricos, de alimentos, de productos de
higiene personal, de combustibles y piezas de repuestos para vehículos y
maquinarias; en fin, todo un tormento de limitaciones padecidas por un país
acostumbrado a los subsidios “estratégicos” que la antigua Unión Soviética le
brindaba públicamente conocido como cooperación.
Luego de ese periodo
especial, en 1994, Cuba comenzó a variar el mapa de relaciones
diplomáticas y estratégicas alrededor del mundo. Ayudó en esta tarea, la construcción
propagandística de la épica del Che Guevara como máxima figura de lucha y
organización de la revolución cubana, que le dio influencia especialmente en
sectores jóvenes y universitarios no solo de América Latina sino del mundo entero.
Con ello, Cuba se
procuró apoyos financieros importantes de gobiernos como México, Venezuela,
Colombia, Brasil, Argentina, entre otros, que preferían mantener buenas
relaciones con la Isla y así tener a raya, el espíritu revolucionario influido
por Cuba y la épica del “Che” en sus propios movimientos internos.
Pero también viró hacia China como nuevo actor económico y
geopolítico que despuntaba desde el oriente y con ideas similares. También
logró mantener buenas relaciones con la Rusia heredera de la extinta URSS y así
equilibró su pérdida de respaldo internacional ante la política norteamericana.
Surfeó varios años de crisis interna hasta que llegara Hugo Chávez al
poder en Venezuela en 1998.
Justo a partir de
1999, la influencia cubana hacia Venezuela le ha permitido auxiliar a su
economía interna con unos 90.000 barriles diarios de petróleo provenientes
de Pdvsa; además, con la triangulación en compras de medicamentos, insumos
energéticos, alimentos, entre otros rubros, más la disposición de inversiones venezolanas
en Cuba de montos no conocidos en profundidad, refuerzan un esquema de
financiamiento extremadamente importante para la subsistencia del modelo
político imperante en la Isla desde hace más de 50 años y le ha dado un margen
de maniobra financiero vital para seguir ejerciendo influencia geopolítica
continental; tanto así, que procesos de negociación llevados a cabo por el
gobierno colombiano y las FARC, tuvieron un sello cubano. Ni que decir, del
proceso venezolano actual en el que algunos analistas llegan a decir
que, en La Habana, se dice la última palabra sobre Venezuela, inclusive…
02-09-18
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