Américo Martín 17 de diciembre de 2018
El sistema totalitario pretende imponer
un común denominador a todas las actividades humanas
Claude Lefort (1981)
¿Pensar
con el corazón? Metafóricamente se afirma que en ese órgano reside la pasión,
no la conciencia o la razón, las que más bien se aquerencian en la cabeza. Para
guiar la acción, es conveniente sumar ardiente corazón y fría sesera. A su modo
lo postuló Platón en su Diálogo El Político. Los rasgos que a su juicio definen
a un político mantienen su vigencia dos milenios y medio después: ímpetu para
impulsar el movimiento, y temple para contener los excesos de la pasión. El
apasionado sin bridas probablemente termine en el fondo del barranco si la
helada razón no lo encauza.
Los
apasionados sin razón serán desmentidos por la realidad tanto como los
razonadores sin pasión.
Ambos
podrían interpretar lo ocurrido en clave de victoria y excederse contra quienes
hayan disentido u opongan la duda metódica. El mejor liderazgo es binario:
piensa y actúa, enlaza cerebro y corazón
Temía
que una diabólica confrontación en la oposición alrededor de las municipales
propiciara más intransigencia y disputa de cara a lo que deba ocurrir el 5-E,
con una AN más fuerte en la renovación sin traumas de su directiva, y a lo que
nos reserve el crucial 10-E. Las municipales evidenciaron la desolada
impopularidad del régimen y la insostenibilidad de cantos de victoria en la
acera opositora. La pasión, no la razón, impediría fortalecer la unidad cuando
más necesaria y urgente es.
No
obstante el Frente Amplio, que me pidió hablar en robusto acto organizado en
Mérida, muestra un auspicioso desarrollo y una certera comprensión del papel de
la unidad. Ha tenido el acierto de desterrar el lenguaje gárrulo de la
descalificación de quien disienta y acoge en pie de igualdad a quienes desde
cualquier procedencia se incorporen a su indetenible dinámica. Si, como se
espera, se renueva sin problemas la directiva de la AN conforme al pacto de
rotación, tendremos una prueba tangible de ejercicio democrático que dará a la
AN más fuerza para el rol histórico que ha de cumplir.
Al
vencerse el lapso del señor Maduro, será la AN la única rama del Poder Público
legalizada por el voto y legitimada por el reconocimiento mundial. Lo
constitucional será elegir nuevas autoridades con una transición que la haga
técnicamente posible. Lo inconstitucional, pretender mandar (usurpar)
prescindiendo del voto soberano. Se comprende el enaltecido papel en esa
coyuntura de la AN, pero no que la afiebrada pasión arrastre a gente valiosa a
desmeritarla
Encaramos
un modelo vocacionalmente totalitario, el más brutal e inhumano de los
sistemas. Pretende cerrar su dominio absorbiendo cada manifestación del hacer.
Copa hasta la íntima conciencia, pero mientras la democracia resista unida en
cada lugar donde palpite vida, y acumule fuerza para recuperar terrenos
aplastados, el absolutismo no se consumará. En rigor nos acosa una vocación totalitaria
inconclusa. La civilización universal la combate. Sobreponiéndose a sus duros
desencuentros se espera que los venezolanos alentados por la generosa
solidaridad mundial y sin dejación de principios, encabecen la polifacética
lucha contra el perverso designio totalitario.
Sobre
escombros pestilentes, podrán impulsar el cambio democrático de poder, ancho e
irisado horizonte que espera por todos, sin caprichosas exclusiones
Américo
Martín
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